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El Parlamento de Ucrania se muestra incapaz de solucionar la crisis

La oposición trata de escindir el partido de Yanukóvich para enmendar la Constitución

Pilar Bonet

La Rada Suprema (Parlamento) de Ucrania comenzó el martes un nuevo periodo de sesiones que evidenció una vez más la encarnizada lucha por el poder entre el partido de las Regiones, la fuerza que sostiene al presidente Víctor Yanukóvich, y la oposición. Tan obcecadas en sus argumentos respectivos están las partes que ni siquiera pudieron ponerse de acuerdo sobre el orden del día.

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Ucrania sigue sin formar gobierno, con miles de manifestantes en el centro de Kiev y en una situación económica muy deteriorada. Como dijo el ex portavoz de la Rada, Vladímir Litvin, un diputado independiente, hay que elegir entre el compromiso o la confrontación y la demora “radicaliza” a la gente”.

Todo esto no es obstáculo para que el presidente Víctor Yanukóvich se apreste a acudir a la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrará en Sochi el 7 de febrero. En aquella localidad del mar Negro,Yanukóvich se entrevistará de nuevo con su colega ruso, Vladímir Putin, y eventualmente con líderes extranjeros.

Las fuerzas de la oposición quiere aprovechar la sesión parlamentaria iniciada el martes para reintroducir una constitución que recortaría los poderes del presidente, pero el partido de las Regiones (PR) cuestiona la “constitucionalidad” de los métodos propuestos para reformar la ley fundamental.

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En la retorcida política ucraniana hay pocas cosas sagradas y los procedimientos, a menudo muy enrevesados, tienen tantas interpretaciones como los sujetos que intervienen en ellos. La ley fundamental actual responde a una decisión del Tribunal Constitucional que en 2010 consideró inválido el procedimiento por el que había sido aprobada la anterior (en el parlamento) en diciembre de 2004 y restableció la constitución anterior a esa fecha. Ahora los diputados quieren rescatar el texto que fue deslegitimado por el Constitucional. Detrás de esta lucha bizantina que responde a una total desconfianza mutua hay una cuestión simple y banal: ¿quién cede primero?, el presidente, aceptando elecciones anticipadas ya, o los líderes de la oposición, aceptando un proceso de reforma constitucional que llevará unos cuantos meses.

La oposición está haciendo proselitismo (trabajo "personalizado", según Vitali Klichkó, el líder de Udar) entre los diputados de Regiones para que se pasen a sus filas, pero el intento está resultando más trabajoso de lo previsto, lo que indica que el PR mantiene su cohesión y evita fragmentarse radicalmente (aunque pueda erosionarse) como fuerza política.

Mientras tanto en los sectores radicales nacionalistas del Euromaidán, representados sobre todo por el Frente de Derechas, los activistas reflexionaban anoche lo que pueden hacer para aumentar la tensión en Kiev, ya que, según reconocen abiertamente, las eternas batallas de desgaste en el parlamento, no van en beneficio suyo porque “adormecen al Euromaidán”. Los observadores se hacían cábalas sobre lo que se les puede ocurrir ahora a estos sectores que los líderes parlamentarios no controlan.

Kiev estaba tranquilo por la noche. Esta corresponsal se detuvo cerca de la sede de la presidencia a escuchar una polémica entre uniformados con cascos, escudos y porras y dos jóvenes del Maidán. Los primeros decían que Yanukóvich había sido elegido legalmente por la vía electoral y debía completar su mandato, decían también que como militares que eran estaban obligados a repeler una agresión, si les daban la orden. También afirmaban que las regiones del Este del país forman el grueso del PIB de Ucrania y que cuando la selección ucraniana juega un partido de fútbol todos, los del Este y los del Oeste, son ucranianos.

Los del Maidán intentaban demostrar que Yanukóvich no tiene autonomía y depende de Rusia y que el que manda en Ucrania es Vladímir Putin. También afirmaban que los manifestantes estaban voluntariamente en la plaza y no porque les hubieran pagado. Los uniformados preguntaron retóricamente a sus interlocutores quién proporciona el gas para la industria ucraniana. No hubo acercamiento, pero tampoco hubo agresividad.

En la península de Crimea, en la costa del mismo mar que baña a Sochi, la dirección del parlamento de aquella región autónoma de Ucrania se plantea enmendar la legislación local para asegurar las competencias de las que disfrutan en el caso de que llegaran al poder los “nacional-fascistas”, según el servicio Crimea.comments.ua. Los diputados quieren debatir el 19 de febrero la posibilidad de hacer un llamamiento a Rusia para que este país acepte ser garante de sus competencias actuales recogidas en el estatuto de autonomía local. Crimea, que está poblada mayoritariamente por rusoparlantes, es la base de la Flota del Mar Negro de Rusia. El partido Libertad y los sectores nacionalistas ucranianos afines son partidarios de abolir ese estatuto ya que propugnan un estado unitario y “desrusificado”.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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