Ucrania, frente a una semana decisiva para resolver la crisis
La oposición confía en que el partido de Víctor Yanúkovich se escinda en el Parlamento
La crisis política y social de Ucrania podría comenzar a resolverse esta misma semana, si se materializan los indicios que apuntan hacia una solución legitimada por el Parlamento. La fórmula para desbloquear un conflicto en el que se han producido ya muertos se iniciaría con la aprobación por la Rada Suprema de la constitución de 2004, de corte parlamentario-presidencial. El Parlamento inicia sus sesiones este martes 4 de febrero.
La constitución de 2004 permitiría formar un nuevo gobierno, más independiente del presidente. Ese nuevo gabinete, a su vez, podría recibir la ayuda financiera que EE UU y la UE están perfilando (con el FMI) tras las conversaciones mantenidas por sus representantes con los líderes de la oposición ucraniana en la conferencia de Seguridad de Múnich. Se trataría de una inyección de 15.000 millones de dólares, es decir una suma idéntica a la que Rusia ofreció al presidente Yanukóvich el pasado diciembre. El Kremlin ha comenzado a desembolsar la cantidad pactada (en forma de compra de obligaciones del Estado ucraniano) pero su evolución futura parece depender de las circunstancias políticas.
Para abordar el cambio de constitución (la actual es de 2010 y de corte presidencialista) se barajan varios procedimientos que requerirían distintas mayorías parlamentarias en una cámara de 450 diputados. En los planes de la oposición, la mayoría parlamentaria requerida se lograría con los votos de tránsfugas del partido de las Regiones, la formación que sostiene a Víctor Yanukóvich.
Pero no todos los analistas comparten los pronósticos sobre la eventual fuga de los diputados del PR. El 28 de enero, cuando la Rada abordó la ley de la amnistía de los activistas del Euromaidán detenidos o procesados, el presidente Yanukóvich impidió que unos cincuenta diputados del PR votaran a favor de la amnistía sin condiciones propuesta por la oposición. El presidente dejó la clínica donde estaba internado con una afección respiratoria y acudió a la Rada a hacer entrar en razón a su gente. Fuentes del PR contaron que el presidente recordó "brutalmente" a los legisladores lo mucho que pueden perder si se distancian del partido en el poder.
El jefe del grupo parlamentario de PR, Alexandr Yefrémov, reconoce que hay diputados que pueden dejar el partido, pero lo atribuye a las presiones que sufren por parte de la oposición.
Hacia la fuga se orientan los diputados vinculados con los oligarcas como Rinat Ajmétov, Dmitri Fírtash o Víctor Pinchuk. Ajmétov, el hombre más rico del país y el jefe de un imperio metalúrgico en Donetsk, sostuvo a Yanukóvich en las elecciones presidenciales de 2010. Fuentes próximas al PR afirman que Ajmétov tiene ahora motivos para distanciarse: sus negocios en occidente se resienten de la crisis en Ucrania y Alexandr Yanukóvich, el multimillonario hijo del jefe del Estado, “le ha echado el ojo” al imperio de Ajmétov y trata de afianzar las posiciones de su familia para que su padre sea más independiente de los oligarcas en las elecciones presidenciales de 2015.
Aunque la fortuna de los Yanukóvich no puede competir todavía con la de Ajmétov, la alarma ha sonado en el cuartel general del oligarca en su patria chica de Donetsk, que es también la de Yanukóvich. Como otros multimillonarios en Ucrania y también en Rusia, Ajmétov hizo su fortuna en los agitados años noventa sobre las ruinas de la economía soviética, pero después se ha legitimado como empresario respetable, que cotiza en bolsa y que trata de gestionar su imperio con los criterios de sus colegas occidentales. Las ambiciones de la familia Yanukóvich y su equipo de jóvenes ministros en el Gobierno interfieren en esta carrera, señalan las fuentes. Medios próximos al PR afirman que Ajmétov se ha entrevistado recientemente con Vitali Klichkó, el líder del partido UDAR.
“Las protestas en Ucrania son un levantamiento popular contra el saqueo total”, afirma Dmitro Ponamarchuk, que fue jefe de prensa de Yanukóvich cuando este era candidato a la presidencia.“En todas las ciudades de Ucrania hay “pequeños Ajmétov” que temen por sus empresas y patrimonios, y esos son los que están apoyando el Euromaidán”, afirma Ponamarchuk.
Los actores de la crisis son muchos: además del presidente y los tres líderes de la oposición parlamentaria, están los otros líderes del “Euromaidán”, los diplomáticos y políticos extranjeros, los representantes de EE UU y la UE que llaman por teléfono o vienen a Kiev una y otra vez, y también los representantes de organismos internacionales como el Consejo de Europa o la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Los principales protagonistas no siempre tienen en la práctica las facultades que teóricamente se les atribuyen. Yanukóvich podría declarar el estado de excepción y usar el Ejército, pero tal cosa podría ser un bumerán contra él. Los líderes de la oposición parlamentaria (Vitali Klichkó, Oleg Tiagnibok y Arseni Yatseniuk), por su parte, no pueden obligar a los manifestantes del Euromaidán a cumplir sus directrices.
En la política ucraniana, sin embargo, las soluciones pueden venir de otros actores. Los veteranos de Afganistán y el Sector de Derechas, grupos ambos participantes en el Euromaidán, mantuvieron conversaciones y llegaron a un acuerdo con representantes del Consejo de Seguridad de Ucrania y del ministerio del Interior para liberar a los activistas detenidos. Así lo informa el servicio de Internet ZN, citando a Oleg Mijniuk, un directivo de los veteranos de Afganistán. Mijniuk ha dicho que se han liberado 12 detenidos y que esperan la liberación de otros 116 para el 7 de enero. A cambio, los veteranos de Afganistán y el Sector de Derechas observan una tregua en las inmediaciones de la sede del Gobierno.Cuando las autoridades acaben de cumplir su promesa, Mijniuk y los suyos están dispuestos a retirarse de los edificios públicos ocupados.
En otras palabras, los radicales y las fuerzas del orden público han cerrado el trato que no pudieron alcanzar los líderes de la oposición y el presidente Yanukóvich.
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