La reforma energética tiene un parto difícil en el Senado mexicano

La falta de acuerdo entre los senadores del Revolucionario Institucional (PRI), el partido en el Gobierno, y los legisladores del conservador Partido Acción Nacional (PAN) ha ralentizado la discusión de la reforma energética, una decisiva iniciativa para abrir la industria de los hidrocarburos a la inversión extranjera. Las negociaciones han impedido que se presente el texto definitivo de la reforma en dos ocasiones. Será hasta el próximo domingo que los senadores puedan comenzar a debatir el contenido de la última y más polémica reforma que Enrique Peña Nieto quiere aprobar en su primer año de gobierno.

La mañana de este jueves debían haberse reunido los integrantes de las tres comisiones del Senado encargadas de dictaminar la reforma. No sucedió. “El día de hoy no hay reunión”, señaló el senador David Penchyna, del PRI. Es la segunda ocasión en una semana que se pospone la presentación del texto de la reforma. “Mañana (viernes) nos reunimos para dar a conocer un proyecto de dictamen”, agregó el senador priista. La cancelación de este jueves se debió, según un senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), a un error de procedimiento. “Los senadores han sido citados hace dos horas… cuando el reglamento establece con claridad que debe hacerse por lo menos con 24 horas de anticipación”, señaló Rabindranath Salazar.

Más que errores de procedimiento hay falta de acuerdo entre los dos partidos que negocian la reforma energética. “La convocatoria se hizo antes de que hubiera consenso”, explica un senador del PAN que integra una de las comisiones que analizarán la ley. Otro legislador, del mismo partido, señala que hasta el momento “no existe” un texto final sino que se sigue negociando. El coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, asegura que el documento “se está terminando” y que estará “hoy en la noche”. “No estamos atrasándolo porque no hemos llegado a acuerdos, sino porque se está afinando el documento”, dijo.

Jorge Luis Lavalle, uno de los senadores del PAN encargados de negociar la reforma, señala que su partido tiene cinco temas “irreductibles” que desean impulsar en la reforma. Entre ellos se encuentra dar autonomía al Fondo Soberano, que administraría los recursos de las ganancias del petróleo, y a las comisiones Nacional de Hidrocarburos y Nacional de Energía. El tema más delicado es la exigencia de que el poderoso sindicato petrolero, considerado por los panistas como una carga onerosa, vea disminuidas sus prebendas y ceda las diez plazas que ocupa -de un total de 25- en el Consejo de Administración de la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX). El dirigente de ese sindicato es el polémico Carlos Romero Deschamps, un senador del PRI cuya familia ha sido fotografiada en varios medios mexicanos disfrutando de una vida ostentosa. “Debemos terminar con las canonjías, con su participación en el Consejo y establecer condiciones laborales justas para los trabajadores, pero que permitan la productividad”, aseguró al periódico Reforma el senador Raúl Gracia.

“El que poco pide poco merece”, bromeó Jorge Luis Preciado, el coordinador de los senadores del PAN. Considera que las propuestas de su partido podrían ganar terreno a la propuesta del gobierno, presentada en agosto pasado. El tema de los contratos de utilidad compartida es otro de los asuntos a negociar entre PRI y PAN. El partido conservador desea que la figura para las industrias extranjeras sean más parecidas a la concesión, algo mucho más ambicioso a la propuesta del Gobierno.

Los senadores del PRD aseguran que han sido orillados de estas negociaciones previas. “Se requiere de un plazo suficiente, largo, para poder hacer un análisis muy concienzudo de la reforma más importante de este país”, señaló el senador Salazar. El próximo domingo se reunirán las comisiones para analizar el dictamen. El próximo lunes se ha convocado a una sesión del pleno a las siete de la tarde. Se prevé que ahí comience a discutir la ley. El tiempo apremia en el Senado.

Por segundo día consecutivo los simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA, de izquierdas) formaron una valla humana para protestar contra la reforma. A diferencia de ayer, la violencia policial aumentó. Centenares de policías vigilaban las inmediaciones. Hacia el medio día los manifestantes tiraron una de las vallas que protegen el Senado provocando minutos de tensión.