Egipto expulsa al embajador turco por cometer “injerencias internas”

El Gobierno egipcio ha declarado persona non grata al embajador turco en El Cairo y le ha instado a abandonar el país árabe como respuesta a la “interferencia” de Ankara en los asuntos internos de Egipto. Las relaciones entre ambos países han estado marcadas por las tensiones desde el derrocamiento a principios de julio del rais islamista Mohamed Morsi, un estrecho aliado del gobierno turco presidido por Recep Tayip Erdogan, también de ideología islamista.

“Los mandatarios [turcos] han persistido en sus posiciones injustificadas e inaceptables al intentar provocar un giro en la comunidad internacional contra los intereses de Egipto, y también al apoyar las reuniones con grupos que intentan crear inestabilidad en el país”, reza un comunicado público realizado por el ministerio de Asuntos Exteriores, en el que se califica la actitud de Turquía de “una ofensa a la voluntad popular”.

A causa de su afinidad ideológica, el Partido de la Justicia y el Desarrollo de Erdogan mantiene unas relaciones orgánicas con los Hermanos Musulmanes, la histórica organización islamista egipcia que gobernó el país árabe hasta el pasado mes de julio. Desde entonces, el primer ministro turco ha criticado en reiteradas ocasiones las autoridades egipcias, expresando su solidaridad con la Hermandad y solicitando públicamente la liberación de Morsi.

Su último comentario en esta línea tuvo lugar solo unas horas antes de que El Cairo decidiera rebajar las relaciones diplomáticas entre ambos países al nivel de encargados de negocios. Después del brutal desalojo del campamento islamista de Rabá al-Audawiya a mediados de agosto, tanto Egipto como Turquía retiraron sus respectivos embajadores en Ankara y El Cairo. Sin embargo, el embajador turco, Husein Anvi Botsali, retornó a la capital egipcia el pasado mes de septiembre.

“Egipto estuvo esperando durante semanas un cambio en el tono y la actitud del Gobierno turco. Pero su paciencia se ha terminado. La interferencia de Ankara no se ha limitado a las palabras, sino también a los hechos”, sostiene Nishat al-Dihi, un comentarista especializado en las relaciones entre Egipto y Turquía, que no espera una mejora de la situación a corto plazo. “Erdogan es muy tozudo, no suele escuchar a sus asesores. Así pues, no preveo cambios hasta las elecciones legislativas turcas del año próximo”.

Según la Federación de Cámaras de Comercio de Egipto, el volumen anual de los intercambios comerciales entre ambos países asciende a unos 4.000 millones de euros. A pesar de que los actores económicos de ambos países han intentado aislarse de las turbulencias políticas, al-Dihi considera que el rifirrafe sí tendrá repercusiones en este ámbito. “Turquía saldrá perdiendo económicamente, porque para ella Egipto representa un mercado más importante, y no solo a nivel de exportaciones, sino también de turismo”, sostiene.

Tras el golpe de Estado del 3 de julio, Egipto ha padecido diversos estallidos violentos que se han cobrado la vida de centenares de personas. A pesar de que las fuerzas de seguridad han arrestado a la práctica totalidad de la cúpula de los Hermanos Musulmanes y al menos a 2.000 de sus simpatizantes, la agrupación islamista y sus aliados han sido capaces de organizar manifestaciones de protesta periódicas por toda la geografía egipcia. La última jornada de movilizaciones, el pasado viernes, se saldó con la muerte de tres personas durante altercados con la policía en varias ciudades.