_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Turquía, 90 años en la encrucijada

La construcción del túnel bajo el Bósforo refuerza el papel del país bicontinental como potencia emergente

Juan Carlos Sanz
Inauguración del túnel bajo el Bósforo. En el centro, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan.
Inauguración del túnel bajo el Bósforo. En el centro, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan.O. KOSE (AFP)

Turquía hace realidad el sueño del sultán Abdulmecit, que imaginó en 1860 un túnel ferroviario bajo el Bósforo, cuando cumple 90 años como República. La celebración bien vale los fastos inaugurales para cebar la autoestima de un país que ya ha dejado de ser emergente al convertirse en la decimosexta economía del planeta. A los 78 millones de turcos les fascina asistir a la transformación de la legendaria ruta de la seda en una vía férrea de progreso. De intuir que, a solo una década del centenario de su fundación por Atatürk bajo las ruinas del Imperio Otomano, su nación se sitúa en una encrucijada de futuro. Entre Occidente y Oriente. Pero los cruces de caminos son azarosos.

Precisamente ahora que se podrá ir en tren desde Londres hasta Pekín sin hacer transbordo en el Mármara, los países occidentales se han puesto nerviosos por el pedido turco de 3.400 millones de dólares en misiles de defensa chinos. “No son compatibles con el armamento de la OTAN”, se han apresurado a advertir desde la Alianza Atlántica. “¿Tienen alguna propuesta mejor?”, replican desde Ankara con desparpajo de gran bazar. Si Estados Unidos sirve un lote de misiles Patriot a buen precio, insinúa el Gobierno turco, puede haber trato.

Y tras la inauguración del primer túnel intercontinental, la Unión Europea va a reanudar la semana que viene las negociaciones de adhesión con Turquía después de tres años de bloqueo. Nadie espera grandes progresos, pero es una buena señal. A fin de cuentas, más de la mitad del tráfico comercial turco procede de los Veintiocho.

Al corte de cintas de la red ferroviaria Marmaray no han sido invitados José Manuel Durão Barroso ni Angela Merkel. Al lado del primer ministro Recep Tayyip Erdogan se encontraba Shinzo Abe, el jefe de Gobierno de Japón, cuyo Banco de Cooperación Internacional ha financiado el grueso del proyecto. Ankara sigue llamando a las puertas de Europa pero cierra negocios con Oriente.

Erdogan, sin duda el líder político que más ha modernizado Turquía desde Atatürk, hace tiempo que planea seguir en el poder cuando la República cumpla cien años. Tras una década en el poder jalonada por tres victorias electorales con mayoría absoluta, su sueño de sultán lleva camino de convertirse en una pesadilla para muchos de sus conciudadanos.

En la agenda del primer ministro turco bullen varios “proyectos locos” —expresión que él mismo acuñó— para construir más túneles y puentes intercontinentales, e incluso un canal navegable en Tracia como alternativa al Bósforo. Erdogan, que ya no puede presentarse a la reelección según las reglas de su partido, precisa de una reforma constitucional si quiere convertirse el verano que viene en presidente con poderes ejecutivos al menos hasta 2023. Antes tendrá que superar en la primavera el escollo de las municipales en medio del creciente malestar de las clases medias urbanas.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Los jóvenes indignados turcos que se echaron a las calles de Estambul el pasado junio se encargaron de recordarle que también se puede morir de éxito.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_