Arabia Saudí renuncia a su asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU
Riad denuncia la inacción del organismo en la crisis siria y a la ocupación israelí de Palestina
Arabia Saudí ha renunciado hoy viernes al puesto rotatorio en el Consejo de Seguridad de la ONU para el que fue elegido el día anterior. La decisión, que carece de precedentes, busca denunciar el doble rasero y la inutilidad de ese foro, según el comunicado difundido por su Ministerio de Asuntos Exteriores. La nota hace referencia a la guerra civil en Siria, único caso entre las revueltas árabes en el que el reino ha respaldado a los rebeldes frente al Gobierno, y también a la falta de solución a la ocupación israelí de Palestina.
“El reino considera que el método y mecanismo de trabajo así como el doble rasero del Consejo de Seguridad le impiden llevar a cabo de forma adecuada sus responsabilidades respecto a la paz mundial”, afirma el texto difundido por la agencia oficial de noticias SPA.
El anuncio sigue a la cancelación el mes pasado y por el mismo motivo del discurso que el jefe de la diplomacia saudí, el príncipe Saud al Faisal, tenía previsto dar ante ese foro. Ambos gestos transmiten el creciente malestar de los gobernantes saudíes con la actitud del Consejo de Seguridad donde Rusia y China (dos de los cinco miembros con derecho de veto) han bloqueado los esfuerzos occidentales para presionar al presidente sirio, Bachar el Asad.
“Permitir que el régimen en el poder en Siria mate a su pueblo y lo queme con armas químicas ante el mundo entero sin sanciones disuasivas es una prueba clara de la incapacidad del Consejo de Seguridad para cumplir su deber y asumir sus responsabilidades”, explica la nota del Ministerio de Exteriores.
A diferencia de en el resto de las revueltas árabes, en Siria, Riad se ha alineado abiertamente con los rebeldes que buscan el derrocamiento de El Asad. De hecho, los responsables saudíes sintieron como una traición que EE UU renunciara a un ataque a cambio del desmantelamiento de las armas químicas sirias. Aunque en línea con su discreción no han hecho declaraciones oficiales, sus comentaristas han atribuido ese giro a un pacto con Irán, que temen en su detrimento.
“Arabia Saudí está muy molesto con el Consejo de Seguridad y sus acciones no sólo por Siria sino también por Irán. Siente que se le está dejando al margen y ve su seguridad en riesgo como resultado”, interpreta Theodore Karasik, director del Institute for Near East and Gulf Military Analysis (INEGMA), en Dubái. Aunque en el asunto de Irán, el principal actor del acercamiento es Estados Unidos, este analista señala que Riad tiene diferencias con casi todos los miembros permanentes del Consejo (EEUU, China, Rusia, Reino Unido y Francia).
“La decisión del Reino Unido de llevar al Parlamento la intervención en Siria, luego seguida por Obama, arruinó la estrategia saudí”, recuerda Karasik. Ahora, los cinco acaban de sentarse en Ginebra con Irán y contemplan reducir las sanciones a cambio de mayor transparencia en su programa nuclear. “Eso refuerza la teoría [extendida entre los comentaristas saudíes] de que Occidente va alcanzar un acuerdo con Teherán, al margen de Arabia Saudí y el resto de las monarquías del Golfo”, añade.
La renuncia ha sorprendido aún más por cuanto era la primera vez que Arabia Saudí se había postulado como miembro no permanente del Consejo, un puesto rotatorio por un periodo de dos años que debía iniciar el próximo 1 de enero junto a Chad, Chile, Nigeria y Lituania. Su interés se había interpretado como una muestra de que deseaba involucrarse más directamente en encontrar una salida tanto a la guerra siria como al conflicto israelo-palestino.
“La cuestión palestina se prolonga desde hace 65 años sin arreglo”, lamenta el texto saudí que también recuerda que el Consejo no ha logrado librar a Oriente Próximo de armas de destrucción masiva, una poco velada referencia a la capacidad nuclear de Israel.
Tras agradecer el apoyo a los países que le respaldaron, el comunicado añade que no podrá ocupar su sitio en el Consejo mientras no se introduzcan reformas. Sin embargo, no explica qué cambios concretos espera.
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