Una organización criminal brasileña pretendía entrar en política
La Fiscalía de São Paulo investiga las actividades delictivas de 175 miembros del PCC, una mafia que actúa dentro de la cárcel
Una investigación de la Fiscalía del Estado de São Paulo (MPE) ha revelado las actividades delictivas de 175 miembros del temido Primer Comando de la Capital (PCC), la organización criminal que actúa dentro de las cárceles de 22 estados del país al margen del poder del Gobierno. La operación que reúne miles de documentos y audios ha sido considerada como la más importante de la historia en el campo del crimen organizado. Es una verdadera radiografía inédita del complejo entramado del PCC que, por ejemplo en São Paulo, ha conseguido varias veces paralizar a la ciudad y crear el pánico en la población.
Revelada hoy por el diario O Estado de São Paulo, la Fiscalía cuenta con evidencias de los delitos cometidos por la cúpula del PCC. Desde las cárceles, incluso de las de máxima seguridad, los jefes de la organización dan, por ejemplo, órdenes a sus secuaces en libertad para llevar a cabo asesinatos, compra de armas y toneladas de cocaína y deciden atentados contra policías militares y autoridades políticas.
Lo que aparece más grave, si cabe, de la investigación es que el PCC se preparaba para embarcar en la política presentando candidatos al Congreso y a las alcaldías. La organización criminal actúa además de en Brasil, en Bolivia y Paraguay. En São Paulo domina el 90% de todas las cárceles y factura cerca de ocho millones de reales al mes de la venta de drogas y otros dos millones de loterías y contribuciones voluntarias de los presos en libertad (unos cinco millones de dólares)
La facturación anual es de 120 millones de reales, unos 60 millones de dólares, lo que coloca al PCC entre las 1.150 mayores empresas del país según O Estado. Su mayor actividad es la venta de drogas con cientos de puntos esparcidos por todo el país. La droga del PCC llega de Paraguay y Bolivia.
El bando criminal cuenta con un arsenal de armas, entre ellas con más de cien fusiles y con siete millones de reales enterrados en siete pisos comprados por la organización. En total, el PCC cuenta sólo en el Estado de São Paulo con 6.000 miembros dentro de las cárceles y 1,600 en libertad. En los otros Estados la cifra es de 3.582.
En los miles de conversaciones telefónicas interceptados estos años por la policía aparece que la organización soborna a policías civiles y militares. Cuenta hasta con un Consejo de Administración y estatutos propios. El Consejo de Administración cuida de las acciones realizadas “en la calle”, independientemente de las que realizan los presos.
El PCC cuenta también con connivencias políticas y, en ocasiones concretas,como las elecciones, organizan acciones para ayudar o crear dificultades a las fuerzas políticas según los criterios de la organización. En general tratan de crear caos en las ciudades cuando en ellas los candidatos que se presentan a las elecciones, por ejemplo, de las alcaldías, no les resultan gratos. Suelen ser los que ellos tachan de “derechas”.
La denuncia a los 175 miembros de la organización ha sido firmada por 23 promotores de justicia de São Paulo que han pedido la detención preventiva de 112 de los acusados. Sin embargo la Justicia se ha negado a decretar la prisión de los investigados bajo el argumento de que es necesario un “análisis más detallado" de las acusaciones.
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