La ONU llega a Siria para inspeccionar el uso de armas químicas
Miles de sirios cruzan al vecino Kurdistán iraquí en su huida del conflicto
Los investigadores de Naciones Unidas ya están en Siria con la misión de clarificar si se han usado armas químicas en estos dos años y medio de conflicto. Según ha informado un portavoz de la oficina central en Nueva York, el grupo, compuesto por una decena de químicos y médicos, ha cruzado la frontera desde Líbano este domingo por la mañana y se dirigía a Damasco, donde se alojará y mantendrá el primer encuentro con las autoridades locales.
Su intención es iniciar sin dilación las tres visitas que el Gobierno de Bachar el Asad les ha autorizado. Solo ha trascendido una de ellas, a la ciudad de Khan el Asal, donde supuestamente las tropas del Ejército Libre de Siria, los rebeldes, usaron agentes químicos el pasado marzo, matando a 26 personas, una denuncia hecha por el régimen.
Los especialistas llevaban desde abril peleando por entrar. En varias ocasiones, incluso, han llegado a trasladarse a Chipre o Grecia, a la espera de poder dar el salto rápido a Siria, pero siempre se han topado con las limitaciones del Gobierno a la hora de pisar el terreno, tomar pruebas y hablar con libertad con los afectados.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, mostró el miércoles, al confirmar el permiso de El Asad, su “aprecio” por el paso dado por Damasco pero insistió en que quieren trabajar con “independencia”. La misión –que cuenta con personal de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS)- se desarrollará durante 14 días, prorrogables si hay acuerdo entre las partes.
El desbloqueo definitivo a esta expedición se produjo el pasado 24 de julio cuando acudieron a Siria la alta representante para Asuntos de Desarme de la ONU, Angela Kane, y Ake Sellström, antiguo inspector de armas químicas en Irak para la ONU y jefe del equipo que ya pisa Siria.
La entada de este personal de la ONU, imparcial, es clave para aclarar uno de los flancos más turbios de este conflicto, que deja ya más de 100.000 muertos. Su misión será, sobre todo, dar con muestras de sangre, orina, tejidos, tierra o agua que aún contengan restos de esos químicos, una tarea compleja por el tiempo transcurrido desde que se produjeron los supuestos ataques. Hasta ahora, organizaciones como Cruz Roja o Human Rights Watch han tratado de sacar esas muestras a escondidas, pero las condiciones del viaje y el paso de los días han hecho imposible tomarlas como fiables.
Las tropas leales al régimen y los rebeldes se acusan mutuamente del empleo de armas químicas, pero lo cierto es que nadie ha podido poner sobre la mesa pruebas concluyentes contra un bando o el contrario. Los servicios de espionaje de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Turquía sostienen que tienen datos concluyentes sobre ataques contra civiles, sobre todo con gas sarín, por parte del Ejército de El Asad. De hecho, la supuesta confirmación interna de esa terrible práctica es la que EEUU marcó como la “línea roja” que el Ejecutivo sirio no podía cruzar y fue una justificación clave para cambiar su posición y comenzar a entregar armas a los rebeldes.
Se calcula que El Asad dispone de unas 1.000 toneladas de armas químicas, el mayor arsenal de Oriente Próximo. Sobre todo, posee gas sarín, gas mostaza y el agente nervioso VX, además de cianuro, almacenados en no menos de 17 almacenes diferente, repartidos por todo el país, a buen recaudo del Ejército. Se desconoce qué material puede tener el ELS.
Mientras, prosigue el éxodo de sirios. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ACNUR, ha informado de que entre 5.000 y 7.000 sirios han cruzado desde el norte al Kurdistán iraquí. La mayoría son familias con niños y ancianos, ha informado desde Ginebra su portavoz, Adrian Edwards. Desde hace días, llegan decenas de autobuses con refugiados procedentes de distintos puntos del país. Otros esperaban en la frontera desde mayo, cuando se cerró el paso. Ahora un nuevo puente facilita el acceso al vecino Irak. ACNUR confirma que son casi dos millones los sirios que han escapado a otros países –Jordania, Líbano y Turquía, sobre todo- y hay otros tantos de desplazados internos en el país.
Israel, por su parte, ha confirmado que ha disparado un misil teledirigido Tamuz contra una posición militar siria en los altos del Golán, en respuesta por la explosión de varios obuses lanzados desde el lado sirio, que cayeron dentro del territorio israelí la pasada noche. Fuentes militares precisaron que los proyectiles que explotaron a campo abierto no provocaron heridos ni daños. Se investiga si fue un disparo deliberado o restos del fuego cruzado entre tropas pro y anti El Asad.
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