Peña Nieto valida su política de seguridad
El Gobierno del PRI envía el mensaje de que no habrá tregua con el narcotráfico
La detención del líder de Los Zetas llega con gran oportunidad para el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, justo cuando crecían las críticas a su política de seguridad, a la que se acusa de seguir los pasos de su antecesor, Felipe Calderón, y se cuestionaba que las cifras de la violencia estén en realidad bajando. El triunfo que supone la captura de uno de los hombres más buscados de México permite a la Administración del PRI enviar un claro mensaje de que no hay tregua con el narcotráfico e incluso mostrar firmeza en el rumbo de su política en un momento en el que la agenda de cambios estructurales bautizada con el nombre de Pacto por México entra en su fase más complicada con las previstas reformas energética y fiscal.
Peña Nieto anunció desde su llegada al poder un cambio en la estrategia de seguridad orientada hacia la reducción de la violencia y una nueva política informativa que iba a terminar con las aparatosas presentaciones televisadas de los detenidos por los distintos cuerpos de seguridad como era habitual en el sexenio anterior. La Secretaría de Gobernación envió meses atrás a los gobernadores de los Estados un documento titulado significativamente Nueva narrativa en materia de seguridad en el que se imponía no enaltecer la figura de los criminales y destacar la coordinación entre las diferentes fuerzas de seguridad.
Expertos en seguridad y analistas políticos consideran que el Gobierno estaba fracasando en lo primero –el signo más visible de la continuidad con Calderón es la presencia de los militares en las calles de muchas ciudades de México e incluso su reforzamiento como en el Estado de Michoacán- y critican esa nueva narrativa cuyos primera consecuencia ha sido la casi desaparición de los hechos violentos atribuibles al crimen organizado en los medios de comunicación, sobre todo en televisión. Una política, aducen, que puede tener el efecto contraproducente de generar indiferencia en la opinión pública y de que el poder pierda el sentido de urgencia para resolver el problema.
El Gobierno del PRI, fiel a esa política de bajo perfil ante el crimen organizado, no presentó el lunes ante los medios al Z-40 y la información de su detención fue encargada al portavoz de la Secretaría de Gobernación. Ni su titular ni el propio presidente de la República habían hecho declaraciones a mediodía de este miércoles valorando el éxito de la operación. Los voceros del Gobierno se limitaban a destacar la captura como un éxito de los servicios de inteligencia y de la coordinación entre las fuerzas de seguridad.
El arresto del líder de Los Zetas viene ahora a ratificar que la política de seguridad del Ejecutivo empieza a dar sus frutos. El Gobierno anunció la semana pasada una disminución de los homicidios relacionados con el narcotráfico de un 18% durante los primeros siete meses de su gestión (diciembre 2012-juinoo 2013), al pasar de 8.631 muertes a 7.110. La tendencia a la baja se concreta, según los datos oficiales, en 869 homicidios el mes pasado frente a 955 en mayo (una caída del 9%) o 1.148 en junio de 2012 (un 24% menos).
Sin embargo, los analistas en seguridad aseguran que esa reducción, que cifran en solo un 9%, no marca aún una tendencia, y que la violencia persiste con decenas de asesinatos diarios. El Gobierno de Peña Nieto puede de momento sacar pecho con la detención del Z-40 y la probable desarticulación del cartel más sanguinario, pero el drama que asola México desde hace más de un lustro está aún lejos de acabar.
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