África, al fin, va como un cohete. Si es cierta, constituye la noticia del siglo. No es una información esquemática, al contrario, obliga a matizar y mirar bien los números del crecimiento, no fuera caso que sirvan para esconder problemas en vez de resolverlos. Lo más notable es que el continente olvidado atrae ahora inversiones de todo el mundo y espolea la rivalidad entre chinos y japoneses.
Veámosla al lado de otra buena noticia, esta de orden prospectivo: dentro de 17 años el mundo estará a punto de eliminar la pobreza extrema, la que sufren quienes tienen apenas un euro al día para espabilar. En las dos últimas décadas Naciones Unidas ha contabilizado que mil millones de personas han salido del umbral de la extrema miseria y quiere conseguir para 2030 que hagan lo mismo los mil millones más de seres humanos que hay en el pozo del hambre y de la indigencia. Entonces quedarán todavía cien millones de pobres de solemnidad, aunque será en África donde se acumularán estas últimas bolsas de pobreza extrema.
En toda esta historia un solo país juega de protagonista. China ha pasado del 84% de pobres al 10%. Ha sacado de la miseria a 680 millones. Y hay un antagonista, el mundo occidental, donde las cosas suceden al revés: regresa la pobreza, al igual que sucede con las clases medias, depauperadas en el Viejo Continente y, en cambio, convertidas en nuevas protagonistas en la educación y el consumo en África, Asia y América Latina. Con una salvedad fundamental para entender la aritmética del hambre: el umbral de la pobreza que fija Naciones Unidas no llega al euro diario, mientras que es de 48 euros en Estados Unidos y de 21,3 en España.
Al final, estamos hablando únicamente de un pequeño ajuste en la desproporcionada distribución de la riqueza que sigue favoreciendo a los países ricos de siempre. Y que tiene un corolario político: quienes pierden algo de riqueza suelen ser pesimistas y caer en el abatimiento, mientras que quienes consiguen comer y vivir dignamente por primera vez cultivan un ánimo eufórico y una voluntad de superación constante. Esa será al final su mayor riqueza, que les hará ricos de verdad un día no muy lejano. Deng Xiaoping lo dijo muy bien: enriquecerse es glorioso. No lo es ser rico de toda la vida.
Comentarios
Deng Xiaoping también dijo; el socialismo no es lo mismo que pobreza compartida. Los chinos, en su particular pataleo dentro del tubo de ensayo, no han sido muy afortunados. Los problemas que tienen que enfrentar estos organismos son de proporciones continentales. En un territorio semejante a de EE UU, viven cuatro veces más de habitantes que en el país americano. Esto da idea del miedo biológico que transmiten a otros organismos que tiene que compartir con ellos el mismo medio. Los obstáculos que han sido puestos en el camino de China para evitar su crecimiento, para evitar que ocupe en el mundo el lugar que por sus proporciones debe ocupar, han sido y son infinitos. Se les ha combatido en todos los terrenos. Para dominar el potencial humano y la riqueza natural que encierra China se inyectaron agentes venenosos en la guerra del opio, donde murieron millones de chinos. Se les combatió militarmente en las guerras de Indochina, se les trata de cercar militarmente, para constreñir su expansión, jaleando a sus vecinos más hostiles y comprando sus voluntades, disputando sus mares. Moralmente se les ha demonizado. Nada de todo eso has servido, apenas para retrasar lo inevitable y consolidar más aun si cabe su posición; no solo biologicamente. Les hemos proporcionado a los chinos sólidas razones morales con las que fortalecer su identidad, les hemos proporcionado su holocausto.
Crecimiento de unos a costa del declive de otros. Descapitalización y empobrecimiento de la UE para invertir, especulativamente, y desarrollar otras zonas del mundo. No creo que la gran mayoría de los ciudadanos europeos estén dispuestos a pagar tan elevado coste, coste que entre otras cosas supone aumentar las desigualdades sociales y la brecha entre ciudadanos europeos ricos y ciudadanos europeos pobres.
Cohetes que suben y cohetes que descienden sin ningún tipo de control ni coordinación, representa siempre una elevada probabilidad de que se produzca algún tipo de choque.
Los chinos siempre han sido de un pragmatismo estremecedor. Y digo estremecedor porque son un pueblo muy vapuleado por la historia, que han conocido épocas de larga prosperidad y también de desorden horroroso, fanatismo y guerras civiles muy cruentas.No me extraña que después de Mao, el objetivo del PCCH haya sido mantener la estabilidad a toda costa, y llevar a China a una relativa prosperidad y autonomía política respecto del resto del mundo. Si nos fijamos bien, hace sólo poco más de un siglo, China era un terreno de juego de potencias extranjeras. Ahora es un país más poderoso y autónomo, con más autoestima. En palabras de Deng Xiaoping, el Pequeño Timonel que comenzó la apertura China al comercio mundial, y por tanto, a la prosperidad, con todas sus luces y sombras: Poco importa el color del gato, mientras caze ratones.
"el Pequeño Timonel que comenzó la apertura China al comercio mundial" ¿Nixon o Kisinger? Porque si esos dos, China siguiera en las mismas condiciones que estaba hace 40 años. Fue Usa y su capitalismo quienes levantaron un poco a China de la época de piedra. Y quién discuta lo de la "época de piedra" es que no conoce China porque la gran mayoría de sus habitantes existen en este momento en condiciones anteriores a la época medieval europea. Hablar de los avances de China es hablar de 4 ciudades, y unos cuantos comunistas explotadores de la mano de obra esclava que abunda en la tiranía más grande y cruel de la historia. El resto es propaganda.
Ojalá los africanos, los chinos y tantos otros pueblos que sufren la pobreza puedan salir de ella cuanto antes, pero no hay nada "glorioso" en seguir la "receta" de una globalización capitalista despiadada en la que esos pueblos han de trabajar como esclavos para "enriquecerse" y quienes hemos alcanzado unas posiciones de bienestar relativo y unas sociedades más cohesionadas vemos desaparecer esas conquistas sociales irrenunciables. Ese modelo nos lleva a todos a la esclavitud y justifica cualquier pesimismo y abatimiento, cuya única alternativa es la toma de conciencia y la lucha por no retroceder un milímetro en los avances sociales conquistados y promover un modelo de desarrollo no basado en la lógica criminal del capitalismo mundialista competitivo y explotador sino en la cooperación y la solidaridad.
La historia de China no comienza con el “pequeño timonel”. Durante el gobierno Ming (otro pequeño timonel), China era el mayor imperio del mundo, tanto económica como militarmente. Al mando de la mayor flota del mundo el almirante musulmán Zheng He. Algo que no nos suelen contar, para no herir nuestra sensibilidad. De aquella época dorada hay testimonios como la Gran Muralla China, el Gran Canal y el Palacio Imperial. Era el SXV. Por aquel entonces, América no había sido descubierta, y los occidentales eran actores de segunda. La revolución industrial fue un punto de inflexión que trastocó el curso de los acontecimientos en favor de las potencias Europeas. La IIGM consolidó a EE UU como potencia mundial, con Europa desangrada. A pesar del cambio de paso, China ha sabido en todas las épocas desde entonces, mantener la estabilidad y consolidar poco a poco su posición. Todos los organismos patean en la probeta, e interaccionan unos con otros en alguna medida. EE UU se consolidó como potencia gracias a las desgracias europeas. Hoy China ha descontado la revolución industrial, y vuelve asomando por el horizonte la punta del iceberg, de su impresionante poder.
Como les pasa a las guapas con la suerte de las feas, la gloria de los pobres los ricos la desean, lo que pasa es que son tan avariciosos como aquellas y al final se lo llevan todo, ya sean novios o recursos. Ya tendría narices, por ser fino, que tras la primera colonización África fuera despellejada de nuevo.
Y un apunte marginal: en un momento en que todo lo que suena a papel suena a chamusquina, encuentro en Roma una librería, Fahrenheit 451, en la que se comercializa una esencia con el típico olor de libro o periódico recién impreso. Lo que no se invente es porque no queremos y lo que se desinvente es porque queremos.
Agricultura, biodiversidad, cobre, coltán, diamantes, esmeraldas, estaño, ganadería, gas, oro, pesca, petróleo, uranio... Laa riquezas naturales de África son tan inmensas como su tamaño. Así que no hablemos de pobres, sino de empobrecidos, saqueados, despreciados y asesinados en masa gracias, entre otras causas pero principalmente, a políticas dementes y criminales del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional: proyectos faraónicos e inviables y a las recetas de siempre y en cualquier sitio, como reducción del déficit fiscal, recortes de gasto en educación y sanidad, eliminación de políticas sociales, disminución de salarios, privatización de empresas públicas, rebajas de impuestos a las grandes empresas en aras de la competitividad...¡Qué familiar nos resulta todo esto, ahora, en los países de la periferia de Europa!
Pero a África ha llegado Asia con políticas diferentes, de momento, de las que USA y las potencias europeas han practicado hasta ahora. Y África crece. Esperemos que el sueño de Xi Jinping se haga realidad y que sirva para que los africanos despierten de la terrible pesadilla en la que han estado sumidos desde hace 50 años; una pesadilla inducida por los corruptores de gobiernos títeres, por el escandaloso y obsceno tráfico de armas y de cientos de miles de machetes vendidos como material agrícola para esconder su macabra, genocida y calculada finalidad.
Sí, marisa, pero ya puestos a despertar, Xi Jinping podía empezar por dejar despertar a su pueblo, porque claro, a ver si va a resultar ahora que quien tiraniza a sus paisanos merece mayor confianza para liberar al ajeno, que ya tendría gracia la cosa: déspota en su casa, aperturista en la del vecino. Vamos, que si soy chin@ le monto un segundo Tiannanmen al Xi, si es que me deja.
"Agricultura, biodiversidad, cobre, coltán, diamantes, esmeraldas, estaño, ganadería, gas, oro, pesca, petróleo, uranio..." ¿Y por qué se mueren de hambre? Ah, ya recuerdo: Culpa de Occidente, ladrón y asesino. Quizás Ud. no tiene edad para recordar a África en los 1960s y nadie le ha dicho lo que pasó. Una media hora de lectura o una película como "Adiós, África, adiós" la sacaría de su engaño. O quizás a Ud. le parece aceptable el canibalismo de Idi Amín Dada, o los asesinatos en masa, o los cortes de mano derecha a miles de personas, o los fusilamientos de pueblos enteros, etc. Sus historias son bonitas pero falsas. No hay nada más triste que un progre rabiando de lo que no conoce.
Ah, y sí... Los chinos arreglarán todo de la misma manera que Mao Tse Tung arreglaba las malas cosechas: Dejando regiones enteras morir de hambre. Informarse de los 1960s, por favor. ¿Nunca se ha preguntado cómo pagó China la ayuda militar soviética después de la guerra? Mao pagó con lo único que tenía disponible: Cerdos y granos. El resultado fue 12 millones de chinos muertos de hambre, pero eso eran los comunistas, no los Nuevo-Chinos. Los rusos aceptaron el pago con gran solidaridad. ¿A quién creen engañar? Perdón, se me olvidaba la LOGSE.
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Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).