Violentos enfrentamientos entre policía y manifestantes en el centro de Estambul
Una protesta pacífica contra la construcción de un centro comercial en un parque desencadena cuatro días de choques
Todo empezó en la noche del pasado lunes. Unas 50 personas protestaban pacíficamente contra la demolición de un pequeño parque en el centro de Estambul, uno de los pocos espacios verdes en esta parte de la ciudad. Como parte de un proyecto de reurbanización, el parque iba a dejar a paso a la reconstrucción de un cuartel militar histórico de la época otomana y a un centro comercial.
La policía antidisturbios trató de desalojar a los manifestantes, pero la violencia empleada por los agentes sólo hizo que, en los días siguientes, la cantidad de gente protestando aumentara hasta varios miles, incluyendo a diputados de la oposición y a escritores, artistas e intelectuales.
Anoche, miles de personas habían ocupado el Parque Gezi. Habían plantado tiendas de campaña, había pancartas, grupos discutiendo de política, puestos de comida y de bebida, gente cantaba eslóganes contra el Gobierno.
"Atacaron a las 5 de la mañana (del viernes) con los cañones de agua y el gas lacrimógeno, entonces había unas mil personas en el parque, la gente se asustó y huyó", comenta en la plaza Taksim, a pocos metros del parque, en el centro de la ciudad, Baran Civan, un estudiante de 22 años que ha participado en las protestas desde el primer día y uno de los cerca de 150 manifestantes que seguían cantando y aplaudiendo en esta plaza. Algunos con gafas de buceo y máscaras médicas, con la intención de protegerse del gas.
Más de 100 personas han resultado heridas sólo durante el viernes, según cifras de oficiales médicos. Y, según algunas informaciones, un hombre habría muerto como resultado de la represión policial. Al menos otras 63 personas fueron detenidas durante la jornada, según el gobernador de Estambul, Huseyin Avni Mutlu. Desde el inicio de las protestas, decenas de personas han resultado heridas, incluidos un diputado de la oposición y varios periodistas, según varias fuentes. Varias estarían heridas de gravedad y, según algunas fuentes, una persona habría perdido un ojo debido al impacto de una lata de gas lacrimógeno.
"Estoy seguro de que no es sólo sobre el parque, es acumulativo, la gente está empezando a pensar sobre el Gobierno", dice Civan. Este estudiante enumera los atentados en Reyhanli, en el sur de Turquía, en los que 52 personas murieron y que las autoridades atribuyeron a un grupo leal al Gobierno sirio, la ley contra el alcohol recién aprobada por el Parlamento y la cobertura parcial de los hechos por los medios afines al Gobierno como varia razones por las que la gente protesta.
Tras las manifestaciones, varios empresarios turcos han declarado que no abrirán sus tiendas en el proyectado centro comercial. "La gente está empezando a hablar de la primavera turca. Bueno, no lo sé, pero estaría bien", dice Civan. Pero, justo entonces, y sin que aparentemente haya una provocación previa, la policía vuelve a cargar. Camiones antidisturbios disparan sus cañones de agua y los agentes lanzan botes de gas lacrimógeno. La gente corre y el humo empieza a extenderse por la plaza, mientras los clientes de las numerosas cafeterías y hoteles de lujo en la zona observan la escena.
A unas decenas de metros, en la avenida Istiklal, peatonal, repleta de comercios y un lugar favorito de los turistas que estos días llenan Estambul, varios cientos de manifestantes se enfrentan también a la policía. Con las tiendas cerradas, los empleados y clientes dentro observando a través de los escaparates, algunos con pintadas o resquebrajados, otro camión de la policía y decenas de agentes se lanzan contra los manifestantes.
"Esto muestra una profunda falta de respeto por el derecho a protestar, y no sólo durante estos cuatro días sino que es una tendencia creciente durante los últimos años", asegura a EL PAÍS Emma Sinclair, representante de la organización Human Rights Watch en Turquía. Por su parte, Amnistía Internacional también ha condenado la violencia y ha pedido a las autoridades en un comunicado que "dejen de usar una fuerza excesiva contra manifestantes pacíficos y que investiguen supuestos abusos".
Para esta noche, hay convocadas manifestaciones de apoyo no sólo en Estambul sino en otras ciudades turcas como la capital, Ankara, y otras conocidas por su atractivo turístico, como Izmir, Adana y Bursa. A lo largo del viernes, la etiqueta DirenGeziParki, que se podría traducir como "Resistencia por el Parque Gezi", se convirtió en trending topic global en la red social Twitter. Además, varias páginas en Facebook habían convocado a miles de personas a protestar en las principales ciudades del país.
"Esto va más allá de Taksim y la reurbanización, tras la violencia empleada por la policía… es como los 'indignados' en España", dijo a este periódico Betul Tanbay, de la Plataforma Taksim, creada en un inicio para protestar contra las obras en la zona.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha sido acusado de tomar decisiones autoritariamente, sin consultar a la opinión pública, ha insistido en que el proyecto de reurbanización se va a llevar a cabo cueste lo que cueste. "Pueden hacer lo que quieran (los manifestantes). Nuestra decisión está tomada y seguiremos adelante", dijo el pasado miércoles durante la ceremonia de inauguración de las obras del tercer puente sobre el Bósforo, que llevará el nombre de un sultán del Imperio Otomano y que también requerirá la destrucción de algunas de las últimas zonas verdes de Estambul.
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