El apoyo a la reforma migratoria de EE UU augura una victoria en el Senado
El Comité Judicial del Senado aprobó este martes el proyecto de ley de reforma
El respaldo obtenido este martes en el Comité Judicial del Senado por la ley de reforma migratoria de Estados Unidos anticipa una casi segura victoria de la legislación cuando sea sometida a voto en el pleno de la Cámara. La legislación ha sobrevivido a las negociaciones con sus principales artículos casi intactos, una condición indispensable, según sus autores, para enfrentarse al próximo debate.
Al término de la votación, que fue recibida con aplausos y cantos de ‘Sí se puede’ entre el público asistente, el senador Charles Schumer, líder demócrata de las negociaciones, calificó la aprobación como “un paso gigantesco”. El republicano Jeff Flake, del Estado de Arizona y una de las voces conservadoras que apoya la reforma, añadió que es posible que la ley obtenga 70 apoyos -10 más de los necesarios- en la votación en el Senado.
El éxito en el Comité Judicial permite a los demócratas cumplir con los plazos establecidos ya a comienzos de año, cuando prometieron llevar la legislación a la Cámara Alta durante la primera semana de junio. Esto permitiría aprobarla antes del receso de verano -en el mes de agosto- y además aumentaría la presión sobre la Cámara de Representantes. Allí, los legisladores anunciaron que esta misma semana esperan presentar su propio borrador de la ley que después deberán reconciliar con el planteado por el Senado.
“Hemos demostrado al Senado de Estados Unidos que podemos trabajar juntos, republicanos y demócratas”, aseguró el presidente del Comité, Patrick Leahy. “Trabajemos ahora con otros miembros del Senado, con la Cámara de Representantes, con todos los ciudadanos y con todos aquellos que desean convertirse en americanos”.
Sin vía para la ciudadanía, no habrá reforma”
El proyecto de ley ha sobrevivido al debate en el Comité prácticamente intacto. Los 18 senadores han discutido y votado más de 100 enmiendas, pero los artículos principales no han sido modificados, por lo que sus autores confían en su aprobación por la Cámara Alta. La mantiene los principales proyectos para regularizar a 11 millones de indocumentados, imponer nuevas medidas para reforzar la seguridad en la frontera -aunque sin supeditar a ésta el proceso de regularización-, crear nuevos permisos para trabajadores temporales y renovar de manera significativa el programa de visados para profesionales extranjeros.
Las negociaciones entre demócratas y republicanos del Comité han incorporado enmiendas que reconocieran los intereses de uno y otro partido, sin poner en peligro el corazón de la ley. Cuando el senador Ted Cruz, el republicano más conservador, presentó su enmienda para eliminar la posibilidad de regularizar a los indocumentados, el líder demócrata Schumer respondió tajante: “Sin vía para la ciudadanía, no habrá reforma”.
Durante las últimas horas del debate, los demócratas sí accedieron a respaldar una enmienda republicana sobre las restricciones para que empresas del sector tecnológico contraten a profesionales de otros países, a cambio de mayores garantías para los trabajadores americanos. Se trata de una de las principales reivindicaciones del senador republicano Orrin Hatch, del estado de Utah, cuyo voto a favor de la ley puede ayudar a atraer más votos conservadores en el pleno del Senado.
La enmienda es también una victoria para el sector de las empresas de tecnología, inmersas desde hace meses en una campaña millonaria -a través de influyentes grupos de presión- para que el texto legislativo responda a sus intereses. A pesar de que la eliminación de las restricciones para contratar a extranjeros ha sido rechazada por varios sindicatos de trabajadores, los demócratas confían en que la legislación
En cambio, el senador Leahy, uno de los demócratas que más ha defendido los derechos de los homosexuales, se vio forzado a retirar su propuesta para que los estadounidenses casados con un extranjero del mismo sexo puedan solicitar su permiso de residencia. Conservadores como Rubio habían advertido que en el caso de incluir esa propuesta, retirarían completamente su apoyo a la legislación.
“No quiero convertirme en el senador que obliga a los ciudadanos a elegir entre el amor de su vida y el amor a su país”, declaró Leahy durante su última intervención antes del voto final. “Yo no quiero destrozar esta ley”, contestó la demócrata Dianne Feinstein. “Creo con el corazón que lo que estás haciendo es lo correcto”, añadió después su compañero Richard Durbin. “Pero creo que este es el momento equivocado y que esta es la ley equivocada”.
El consenso logrado en torno a la ley permite a los demócratas aumentar la presión sobre los republicanos de cara al debate en el pleno del Senado y les obliga a presentar cuanto antes su propia propuesta en la Cámara de Representantes. Como anticipo del tenso debate que aguarda a la ley, un grupo de conservadores, entre los que se encuentran los fundadores del Tea Party, publicaron una carta esta semana en la que rechazan la legislación en su totalidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.