El Asad se refuerza al tomar una localidad rebelde en la frontera con Líbano
Las tropas del régimen cercaron Qusair con tanques, acompañadas por milicianos de Hezbolá
El Gobierno de Bachar el Asad logró este domingo una nueva victoria estratégica en su lucha contra los rebeldes levantados en armas: retomó, según los medios oficiales, gran parte de Qusair, localidad en la provincia de Homs a siete kilómetros de la frontera con Líbano que le garantizaría el control del corredor que une Damasco, capital y bastión del régimen, con la costa norte donde tiene refugio la minoría religiosa alauí, a la que pertenece el presidente. Reavivado con sus logros sobre el terreno, El Asad dijo en una entrevista publicada este domingo que no tiene intención de abandonar Siria; que en 2014 convocará elecciones, y que las conferencias políticas que han convocado Estados Unidos y Rusia no llevarán a ningún lugar.
Muchas esperanzas había depositadas en la conferencia diplomática que EE UU y Rusia están organizando para el mes que viene, después de que en febrero el ministro de Exteriores sirio, Walid al Moallem, dijera que su Gobierno estaba “listo para el diálogo”. En la entrevista, concedida al diario argentino Clarín, El Asad dijo que “creer que una conferencia política detendrá el terrorismo sobre el terreno, es irreal”. Su régimen suele referirse a todos los opositores como terroristas. El presidente añade que “no se puede ir a esa conferencia y decidir de antemano algo que el pueblo no ha decidido”.
Hace una semana, el régimen ya logró retomar el control de Khirbet Ghazaleh, al sur del país, en la carretera que une Damasco con Jordania. Manteniendo la iniciativa, este domingo sus tropas entraron en Qusair con tanques y cazas, acompañadas además de milicianos del grupo chiíta libanés Hezbolá, que habían cruzado la frontera. En cuestión de horas tomaron el centro de la localidad. Según los Comités de Coordinación Local, una red de grupos opositores, hubo este domingo en la provincia de Homs medio centenar de fallecidos, la mayoría de ellos en Qusair.
Retomando Qusair, por cuyo control todavía lucha, el régimen lograría, por una parte, controlar la práctica totalidad del corredor que une Damasco con la provincia costera de Latakia, fortín de los alauíes, en el norte del país. Además, se garantizaría un punto por el que pueden seguir llegando desde Líbano armas y milicianos de Hezbolá, un grupo que, junto a Irán, es el mayor valedor de El Asad en Oriente Próximo. En la entrevista publicada este domingo, El Asad admitió la presencia de operativos extranjeros en su país. “Hay sí personas aquí de Hezbolá e Irán pero desde antes de la crisis ellos han venido a Siria”, dijo, según Clarín.
Aunque el régimen ganara una victoria militar, las sanciones internacionales no van a levantarse, y no podría alcanzar una normalización diplomática con partes significativas del mundo” Peter Harling, especialista en Siria de la organización International Crisis Group
El presidente reiteró en diversas ocasiones que no tiene intención alguna de dimitir dejando paso a los opositores. “Mi permanencia o no depende del pueblo sirio. No es mi decisión personal quedarme o irme. Es del pueblo. Si te quieren te quedas, si no te marchas. El asunto depende de la Constitución, de las urnas. En las elecciones de 2014 el pueblo decidirá”, añadió, dando a entender que procederá con la convocatoria de elecciones prevista antes de que en marzo de 2011 estallara una revuelta durante la cual ya han fallecido más de 80.000 personas.
“Es cierto que el régimen ha logrado algunos éxitos recientemente, militares, políticos y diplomáticos, y eso puede sugerir que está encaminado hacia la victoria”, explica Peter Harling, especialista en Siria de la organización International Crisis Group. “Pero a menos que busque un compromiso, será una victoria reducida, ya que sólo le quedará gobernar sobre escombros. El abanico de enemigos a los que se enfrenta el régimen no va a renunciar de forma tan fácil. Aunque el régimen ganara una victoria militar, las sanciones internacionales no van a levantarse, y no podría alcanzar una normalización diplomática con partes significativas del mundo”.
El miércoles, representantes del llamado Grupo de Amigos de Siria —que aúna a Jordania, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Catar, EE UU, Gran Bretaña, Francia, Turquía, Alemania e Italia— se reunirán en Ammán, en preparación para la conferencia política que se espera que tenga lugar en Ginebra a mediados de junio.
En su Consejo de Ministros semanal, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió de que su Ejército está listo para intervenir militarmente de nuevo si El Asad intenta enviar armas a Hezbolá. El 3 y 5 de mayo, la Fuerza Aérea de Israel atacó objetivos militares en la zona de Damasco, en los que según la inteligencia norteamericana se almacenaban misiles iraníes que iban a enviarse a Líbano. “Estamos siguiendo los desarrollos y los cambios de forma muy cercana y estamos preparados para cualquier escenario”, dijo Netanyahu.
En su entrevista, El Asad acusó a Israel de respaldar a la oposición. “Israel apoya directamente y por dos vías a los grupos terroristas, les da apoyo logístico y los instruye sobre cómo y cuáles sitios atacar. Por ejemplo ellos atacaron una estación de radar del sistema de defensa antiaérea que detecta cualquier avión que viene de afuera, especialmente Israel”, dijo.
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