El gran ausente de la Sixtina
Angelo Sodano, que ha estado al frente de la Secretaría de Estado en dos ocasiones, influye en la nueva elección
Angelo Sodano, de 85 años, no elector por haber superado la edad, ha sido el cardenal que en los últimos 30 años ha representado diplomáticamente más veces en todo el mundo a la Santa Sede. Cardenal clásico, experto en la burocracia vaticana, sin brillo especial, ha sido siempre hombre de la institución.
Formado en las tres mejores universidades católicas de la Iglesia en Roma, ha sido un personaje clave en el gobierno de la Iglesia, más que en la pastoral. Un diplomático discutido, sobre todo cuando fue nuncio apostólico en Chile durante el Gobierno del dictador Pinochet, a quien apoyó.
Hombre de poder, que conoce quizá como nadie los entresijos de la curia romana, secretario de Estado con los dos últimos papas, es decir, el segundo de la jerarquía, ha estado dentro de las últimas intrigas de la Santa Sede.
Hay quien asegura que Sodano no apoyó a Benedicto XVI en su decisión de hacer limpieza en la Iglesia. Fue hasta el último momento contrario, por ejemplo, a la condena impuesta por Benedicto XVI a Marcial Maciel, el líder de los Legionarios de Cristo. Sodano presidía la Comisión Vaticana para los Asuntos Económicos cuando han explotado los escándalos que han llevado a cambiar al responsable de la banca (IOR) y que fue la última decisión tomada por el papa dimisionario.
El exsecretario de Estado vaticano no llegó, a pesar de su intimidad con Ratzinger, a prever su dimisión
El exsecretario de Estado vaticano no llegó, a pesar de su intimidad con Ratzinger, a prever su dimisión, que calificó como “un rayo caído a cielo abierto”.
Hay quien piensa que uno de los motivos de la salida del papa y sus últimos sinsabores no dejaron de estar relacionados con la actitud de Sodano. El director de L’Osservatore Romano, Giovanni Marie Vian, llegó a escribir en el diario del papa que Benedicto XVI era un “manso pastor que no retrocede ante los lobos”.
El cardenal Walter Kasper, recordando estos días en Roma ese mundo de intrigas y traiciones surgidas al final del pontificado de Benedicto XVI, lo ha defendido con estas palabras: “El Papa nunca estuvo en esa selva”.
En “esa selva”, para bien o para mal, han estado los dos últimos grandes secretarios de Estado del Vaticano: Sodano y Bertone, los dos cardenales curiales que, sin duda, más influencia han podido tener en este cónclave. El candidato de ambos es el cardenal de Milán, Angelo Scola.
Como decano de los cardenales y uno de los organizadores del precónclave, que por cierto ha estado marcado significativamente por el silencio obligatorio impuesto a los purpurados, Sodano, experto diplomático y conocedor como pocos de la máquina del gobierno de la Iglesia, ha podido tener mucha influencia sobre todo para evitar que pueda ser elegido un reformador de la curia.
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