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Guerras de nuestros nietos

Lluís Bassets

Es un ataque global y devastador. Todas las redes de comunicaciones digitales, suministros de agua y energía, sistemas de control de tráfico aéreo, terrestre y ferroviario quedan colapsados; los mandos policiales y militares, bloqueados; la producción industrial, interrumpida; y el comercio, así como las oficinas públicas y privadas, obligados a cerrar. La gente debe recluirse en sus casas, sin luz y sin agua, y hacer acopio de comida.

Todo sucede bajo el control visual de satélites y drones que sobrevuelan el territorio. Sigilosamente, sin enfrentamientos ni sangre, solo con las numerosas víctimas mortales y heridos en los abundantes accidentes ocasionados por el colapso súbito de las infraestructuras. Puede que se produzca el disparo de un misil con una carga de alta penetración, incluso nuclear, para horadar los búnkeres donde se refugian las cúpulas políticas y militares del país atacado. En cuestión de minutos el país entero queda paralizado, a disposición del vencedor.

Así podemos imaginar una ciberguerra completa, en la que las armas utilizadas son potentes virus informáticos que no pueden detectar ni neutralizar las ciberdefensas del país atacado. Nada parecido se halla ahora a la vista, a pesar de que empezamos a saber algo sobre cómo son los ciberataques, que prefiguran y permiten hacer volar la imaginación sobre las guerras del futuro.

Acabamos de conocer la existencia de una entera unidad del ejército chino dedicada a la guerra cibernética, según ha revelado una consultora privada estadounidense. La revista Foreign Affairs ha señalado que la propia China sufrió cerca de medio millón de agresiones en 2011, el 15% de ellos con origen en territorio estadounidense.

La misma revista documenta la existencia de 124 países pertrechados para la ciberguerra, de los que solo 20 han realizado 95 ataques organizados entre sí entre 2001 y 2011. Los que más, China y EE UU, en 18 ocasiones al menos, siempre a iniciativa de Pekín y con solo dos contrataques de Washington. India y Pakistán lo han hecho en 11 ocasiones, diez las dos Coreas y ocho Israel e Irán.

Comentarios

De las guerras de nuestros antepasados a las guerras de nuestros sobrepasados, sin olvidar las guerras presentes contemporáneas, la historia de la humanidad es todo guerra, una guerra siempre vivita y coleando, de una manera o de otra, digital o analógica, aunque los muertos siempre son reales.
Guerrear es como respirar para la humanidad, tomada en conjunto. Algunos ven en la beligerancia un inatajable mecanismo de selección natural. Siempre guerrearemos. Y siempre un bando recelará la contundencia de los armamentos del enemigo. Así ha sido siempre: los infantes temían a los jinetes, todos temían a los arqueros, los indígenas de América temían a los conquistadores acorazados, los alemanes hicieron temer a los demás en la Primera Guerra Mundial con su descomunal cañón Gran Bertha, los norteamericanos impusieron respeto global con su bomba atómica. En fin. De esta o de otra forma, nuestros nieto seguirán guerreando.
En Francia, a falta de brigada cibernética, nos han enviado a su brigada guiñolesca, presentándonos a un Rajoy pobre de de pedir. Es más cutre pero tiene su efecto. Recuerda al soldado de Gila que insultaba desde un 600, no mata pero desanima. En fin, no podemos criticarles su agrio, para nosotros, sentido del humor, no desde el momento en que otro presidente español, esta vez sin broma, (cómo no, en alguien tan adusto y serio hasta la náusea), acusaba de pedigüeño a su propio mandatario.
El célebre Darwin planteó muy bien la evolución y con ello la selección natural. Sin embargo, se le olvidó plantear la regresión y con ello la destrucción natural. En fin, no sé quien es mejor. Lo que está claro es que una parte de los humanos compiten con las ratas, las hienas, las víboras, las avispas, los mosquitos, las moscas, y el virus del sida. Los humanos, deshumanizados, son bastantes visibles en las cúpulas del poder político y económico. Juegan al ajedrez sin percatarse de que en cualquier momento les darán el jaque.mate.
Si hemos vivido sin todo eso podemos volver a hacerlo. El nivel de incompencia e ineficacia que hay en las esferas de poder de nuestra época es muy elevado, a pesar de ello supongo que ese futurible ya está contemplado y analizado, existiendo planes para hacerle frente.Por ejemplo, si cosas como Internet, el GPS, sistemas de cifrado, etc. han sido liberalizados permitiendo su uso por el sector civil es porque el Pentágono ya ha desarrollado nueva y mejor tecnología, nuevos instrumentos y nuevas redes alternativas de comunicación.En España por ahora la única amenaza importante que hay a la Ciberseguridad es gente como Matías Bevillacqua. Lógicamente puede volver a haber una guerra total, pero de las otras, de las de siempre, de las clásicas.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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