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Nuevo tipo de protesta en Portugal: pedir facturas a nombre del primer ministro

Tras hacerse con el número de contribuyente del primer ministro, un grupo de ciudadanos le endosa facturas de compras varias

Antonio Jiménez Barca
El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, hoy en Viena.
El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, hoy en Viena.

En Portugal ha nacido una nueva manera de protestar, de quejarse o, simplemente, de importunar a los miembros del Gobierno. Un colectivo autodenominado Revolução Branca, que propugna la “desobediencia cívica irónica”, anda endosando facturas al primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, con la intención, en primer lugar, de protestar contra la obligatoriedad de pedir facturas exigida por ley desde enero y, de rebote, de causarle un embrollo fiscal o, al menos, una investigación por un presunto delito de patrimonio no declarado.

En Portugal, al pedir esta factura obligatoria –que sirve también para un descuento de los impuestos- es necesario dar el llamado número de contribuyente, esto es, una suerte de número de identificación fiscal. Si esta factura no excede los 1.000 euros no hay que aportar el nombre. Los comerciantes, por su parte, piden este número de contribuyente al comprador pero no están obligados a reclamar ningún tipo de documento acreditativo. De ese modo, uno puede dar un número de contribuyente falso o perteneciente a otra persona.

Tras hacerse con el número de contribuyente de Passos Coelho y hacerlo circular a base de correos electrónicos y mensajes de SMS, este colectivo ha pasado a atribuirle facturas de comidas de restaurantes, compras varias o reparaciones de automóviles, entre otras operaciones. Ellos renuncian a un posible descuento (en el fondo mínimo) en los impuestos, pero a cambio llenan Hacienda de facturas pequeñas con el número de Passos Coelho. Son facturas pequeñas pero que, juntas, constituyen un importe que el sueldo del primer ministro no podría justificar. Según el Correo da manhá ya son miles las facturas de este tipo que han llegado a la Hacienda portuguesa. Amândio Alves, del Sintidato dos Trababalhadores de Impostos, asegura en el semanario Sol que tienen noticia del fenómeno desde hace 15 días.

Diversos medios portuguesas añaden que el ministro de Finanzas, Vítor Gaspar, y el de Asuntos Parlamentarios, Miguel Relvas también son objetivos de este colectivo ocurrente y sus facturas falsas.

La noticia, evidentemente, ha generado una ola de expertos en impuestos desfilando por las televisiones para aclarar si el primer ministro –o los otros ministros- pueden ver peligrar su situación fiscal. Samuel Fernández, un abogado fiscalista, asegura este viernes en la cadena de televisión TVI que, a pesar de una hipotética inspección, Passos Coelho no se enfrenta a nada más que una broma. “Es verdad que el sistema casi automático detectaría que un contribuyente gasta más de lo que ingresa y eso generaría una hipotética y casi automática inspección. Pero bastaría comprobar cómo ese contribuyente, en este caso Passos Coelho, ha comido en varios restaurantes distintos el mismo día y a la misma hora para desactivar la denuncia. Es sólo una manera original y divertida de protestar.”

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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