Rusia abre un diálogo con la oposición siria

Rusia, principal socio internacional del régimen de Bachar el Asad, dio este sábado en Múnich un giro diplomático al abrir un diálogo directo con la oposición siria. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se reunió con el líder de la oposición siria, Ahmed Moaz Al Jatib, según relató este último a la agencia Reuters. En lo que representa un principio de apertura en las posiciones rusas respecto a la guerra civil en Siria, Al Jatib aceptó además una “invitación” a viajar a Moscú para profundizar el diálogo. Estas reuniones a puerta cerrada, de las que trasciende poco, son el atractivo principal de la Conferencia de Seguridad de Múnich. El gesto ruso es una nueva señal que parece sugerir un tímido cambio de postura del Kremlin.

No será un cambio brusco. Dos años y 60.000 muertos después de que comenzara la revuelta contra el régimen de El Asad, no parece que la tragedia siria pueda detenerse en un futuro próximo. La conferencia de Múnich dejó en evidencia el abismo que todavía separa Estados Unidos y Rusia en la cuestión siria. El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, calificó a El Asad de “tirano” empeñado en conservar el poder “pero incapaz de liderar Siria”, sostuvo que “debe marcharse” y llamó a la comunidad internacional a “asumir responsabilidades”. Lavrov, por su parte, señaló que “la insistencia de aquellos que dicen que la prioridad absoluta es que El Asad se marche es la razón por la que la tragedia siria sigue”. El ministro descartó el uso de fuerza, "sobre todo si no hay un mandato de Naciones Unidas". Como miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Rusia y China han vetado las resoluciones contra El Asad.

El recrudecimiento de los enfrentamientos y la amenaza de que sus chispas terminen por extender el conflicto en la región están centrando buena parte de la Conferencia de Múnich.

En Múnich se insistió en el temor que El Asad emplee su arsenal químico para acabar con los focos más duros de la rebelión. Lavrov descartó esa posibilidad y dijo no sentir inquietud por su uso mientras sigan en manos del régimen y no pasen a los rebeldes. El Asad es un buen cliente de armamento ruso y un histórico aliado ruso en Oriente Próximo. Moscú cuenta con una base naval en Siria.

En una rueda de prensa al margen de la conferencia, el ministro alemán de Defensa Thomas de Maizière explicó que una intervención militar le parecería “legítima”, pero apuntó que “harían falta entre 100.00 y 200.000 efectivos para aspirar a tener algún éxito” contra el ejército de El Asad. De Maiziére, hombre de confianza de la canciller Angela Merkel, reconoció que no se hace “ninguna ilusión” sobre el fin de la guerra siria.