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Moscú reprocha que países occidentales apoyen la lucha para derrocar a El Asad

El ministro de Exteriores afirma que no está evacuando a sus ciudadanos de Siria

Serguéi Lavrov ofrece en Moscú su rueda de prensa anual para los medios extranjeros.
Serguéi Lavrov ofrece en Moscú su rueda de prensa anual para los medios extranjeros.SERGEI KARPUKHIN (REUTERS)

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha lamentado que los países occidentales animen a la oposición siria a continuar la lucha armada en lugar de tratar de sentarlos a la mesa de la negociaciones para encontrar una solución política y pacífica, que prevea un gobierno de transición. Lavrov ha dado este miércoles su conferencia anual para la prensa extranjera en la que hizo un balance del año 2012.  El jefe de la diplomacia rusa ha afirmado que las maniobras navales actualmente en curso en el mar Negro y el Mediterráneo no están relacionadas con la situación en Siria y ha confirmado que Moscú no ha organizado ninguna evacuación oficial desde ese país en guerra. Las decenas de familias que retornaron ayer lo hicieron aprovechando el viaje de dos aviones rusos a Beirut con ayuda humanitaria destinada a los sirios, pero no se trata de una evacuación organizada por el Gobierno, que de momento no tiene tales planes. La embajada continúa trabajando normalmente, aunque las familias de los diplomáticos hace ya tiempo que abandonaron Siria, señaló.

Lavrov ha insistido en que la prioridad de Rusia no consiste en lograr un objetivo geopolítico, "como el derrocamiento del régimen" de Bachar el Asad, sino en conseguir una "estabilización de la situación y poner fin lo más rápido posible al derramamiento de sangre". Al mismo tiempo, el ministro lamentó que los países occidentales posean, "por lo visto, otras prioridades" y que, en lugar de influir para que la oposición se atenga a los acuerdos de Ginebra, apoyan al Coalición Nacional que mantiene una posición de intransigencia.

"El principal obstáculo es la obsesión de los opositores por la idea de derrocar a Bachar el Asad", opinó. Lavrov ha contado que al preguntarle a algunos de los otros participantes del Grupo de Acción para Siria por qué apoyaban a los que rechazan el diálogo, le respondieron que lo principal era primero unirlos y que después ya los convencerían de la necesidad de negociar. Pero, ha subrayado, nada parecido está ocurriendo, por el contrario. Mientras la oposición siga mostrándose completamente intransigente, "nada bueno ocurrirá", ha manifestado. Para Lavrov, además de Rusia solo China ha tratado de que las partes se sienten a la mensa de negociaciones, mientras que otros apoyan la lucha armada de la oposición.

"La coalición opositora declaró como su objetivo el derrocamiento del régimen [de El Asad] y de sus instituciones, cosa que contradice los acuerdos de Ginebra que señalan claramente que las instituciones estatales deben ser conservadas", ha manifestado.

Las relaciones con Estados Unidos pasan por momentos difíciles, ha reconocido Lavrov, señalando que hay puntos de discordia tanto antiguos -el escudo antimisiles que Washington insiste en desplegar en Europa a pesar de las preocupaciones que Moscú ha mostrado por ello- como nuevos: el Acta Magnitski, que Lavrov calificó de ley antirrusa y a la que el Kremlin, según él, se vio obligada a responder con la ley que prohíbe las adopciones por parte de estadounidenses. A esto se ha sumado ahora el conflicto en torno a la biblioteca de Schneerson. Un tribunal norteamericano resolvió hace unos días que los libros pertenecen a la comunidad judía jasídica estadounidense y que deben ser entregados a ella, mientras que Moscú considera que se trata de patrimonio nacional. El ministro advirtió que se verán obligados a dar una respuesta adecuada al veredicto del tribunal de Washington, que ha impuesto una multa de 50.000 dólares diarios hasta que la biblioteca sea entregada.

Al mismo tiempo, Lavrov ha destacado que se han dado una serie de pasos positivos en el área económica y cultural y se han firmado varios acuerdos al respecto. Ahora habrá que ver como se cumplen, señaló, aprovechando para lamentar que algunas empresas rusas siguen siendo discriminadas en Estados Unidos. Citó el caso de la metalúrgica Severstal, que, debido a presiones políticas, vio retiradas las garantías crediticias que en un principio le había otorgado el Departamento de Energía norteamericano para su proyecto de abrir una industria de alta tecnología en Detroit. A pesar de las dificultades, el ministro dijo tener la esperanza de poder "seguir avanzando" en las áreas no conflictivas, donde hay acuerdos, y al mismo tiempo impedir que los problemas envenenen la colaboración bilateral. Particularmente se refirió al deseo de ambas partes de incentivar las relaciones comerciales y, en concreto, las inversiones.

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Lavrov piensa reunirse en febrero con el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, durante la conferencia de seguridad que se celebrará en Múnich, donde confía en que podrán tratar "todos los problemas" y analizar conjuntamente cómo desarrollar las relaciones entre ambos países. Sobre una posible cumbre bilateral, el ministro señaló que Obama tiene una invitación de visitar Rusia, hecha por Putin y que Moscú está esperando la respuesta correspondiente.

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