Escocia tendrá una Constitución escrita si alcanza la independencia
Alex Salmond confía en que los escoceses elijan su propio Parlamento en 2016
Alex Salmond, ministro principal de Escocia y líder del independentista Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), ha asegurado a la prensa extranjera en Londres que Escocia se dotará de una Constitución escrita si alcanza la independencia. El Parlamento de Westminster aprobó ayer la ley que permite al Ejecutivo escocés convocar un referéndum de independencia en otoño de 2014. Según Salmond, si la independencia gana esa consulta, en mayo de 2016 podrá ser elegido el primer Parlamento de la Escocia independiente, tras un año y medio de negociaciones entre Londres y Edimburgo sobre los términos de la separación.
El astuto líder independentista no quiso entrar en comparaciones entre los casos de Escocia y Cataluña y sobre la delicada cuestión de la Unión Europea con el argumento de que no quiere interferir en los asuntos de otros países. Pero al mismo tiempo pareció dar a entender que el hecho de que el proceso a través del que se puede llegar a la independencia haya sido pactado entre escoceses y británicos le da una característica especial “que no se da en otros casos”. Salmond pareció así dar paso a la posibilidad de que una eventual independencia de Escocia que incluya su permanencia en la Unión Europea no tenga que ser interpretada necesariamente como un precedente al que pudieran aferrarse los independentistas catalanes.
Preguntado en concreto sobre los efectos que una eventual independencia de Escocia podría tener en conflictos como el de Irlanda del Norte o Palestina, el líder del SNP subrayó que más de 150 países han accedido a la independencia desde la creación de Naciones Unidas, dando a entender que el caso escocés no tendría especial relevancia. Y aprovechó para recordar que “en 100 años ni una sola persona ha perdido la vida en defensa de la independencia escocesa”.
Menos tajante fue al abordar la cuestión de si Escocia quedaría fuera de la UE en el caso de independizarse. Aunque admitió que es un asunto que habrá que negociar, se negó a admitir que eso suponga que, de entrada, quedaría fuera: desde que se celebre el referéndum en 2014, dijo, hasta que realmente el Parlamento escocés pueda actuar de forma independiente en 2016, hay tiempo para resolver el asunto.
Salmond aseguró que esa transición será rápida y ordenada debido al acuerdo firmado en Edimburgo en octubre pasado por él mismo y por el primer ministro británico, David Cameron. Ese acuerdo no solo permite al Parlamento de Holyrood convocar el referéndum, sino que obliga a las dos partes a acatar su resultado, sea el que sea. Y subrayó que ese acuerdo “es también importante como patrón para la cooperación entre los Gobiernos de Escocia y Reino Unido después del referéndum”. Eso permitirá, a su juicio, convocar elecciones en Escocia en mayo de 2016 para elegir lo que en la práctica sería un Parlamento constituyente porque una de sus primeras tareas sería “establecer el proceso de dotar a Escocia de su primera Constitución escrita”. Una tarea que Salmond no ve reservada al Parlamento, sino que debería llevarse a cabo a través de una “convención constitucional” con la más amplia participación ciudadana posible.
Salmond recordó que la tradición escocesa proclama que “el pueblo de Escocia es soberano y tiene el poder de determinar la forma de Gobierno que mejor se adapta a sus necesidades”, algo que “contrasta con el principio dominante en Reino Unido de que el Parlamento tiene soberanía ilimitada”. “Esa tradición de Reino Unido es una de las razones por las que no tiene una Constitución escrita. Eso hace de Reino Unido un caso inusual entre las democracias occidentales y único en la Unión Europea”. “Esa carencia es un déficit democrático que en una Escocia independiente no debería repetirse”, aseguró.
Salmond, que tuvo la prudencia de admitir que el SNP podría no estar al frente del Gobierno durante ese proceso constituyente, dijo que su partido querría ver en esa Constitución escrita, entre otros puntos, el derecho a la educación gratuita, la desnuclearización de Escocia y las condiciones bajo las que el Ejército escocés puede intervenir en el exterior.
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