Tensión en la ‘aldea indígena’ del Maracaná en Río de Janeiro
La policía brasileña cerca un antiguo museo, ocupado por indios, para su demolición
El antiguo Museo del Indio de Río de Janeiro, primer museo indígena de América Latina con 148 años de historia, abandonado por las autoridades y ocupado desde hace seis años por 60 indígenas de 17 tribus diferentes -que crearon en él una verdadera aldea indígena en el corazón de Río- ha sido rodeado por policías del Batallón de Choque este sábado en espera, al parecer, de su demolición.
El museo se encuentra en la zona del mítico estadio de fútbol del Maracaná, que tanto la FIFA como el Gobierno de Río desean convertir en una zona comercial moderna para el mundial de fútbol de 2014.
Los indígenas de esa “aldea” ya habían acudido al Congreso para que el antiguo museo no fuera demolido y ellos pudieran seguir viviendo en él.
Este sábado, sin embargo, ha aumentado la tensión en el lugar ante la llegada de la policía, que ha acordonado el edificio con los indígenas dentro. El defensor público federal Daniel Macedo, que se encuentra en el museo, ha afirmado que sin una orden judicial la policía no puede intervenir.
Desde dentro del edificio los 60 indígenas han advertido que si la policía decide entrar, será recibida a flechazos. Las autoridades intentan convencer a los indígenas de que abandonen las instalaciones por miedo a que, en caso de que llegue la orden de desalojo y demolición del museo, pueda haber víctimas.
Varios diputados, entre ellos Marcelo Freixo, se han presentado en el viejo museo para apoyar la causa de los indios.
Los miembros de la comunidad indígena han propuesto que el edificio sea mantenido para difundir su cultura en el marco del campeonato mundial de fútbol, cuya final se celebrará en el estadio de Maracaná, y servir como reclamo a su causa para los miles de turistas que llegarán a la capital carioca.
Sin embargo, según las últimas noticias, la voluntad del Gobierno de Río es que toda esa área sea destinada al proyecto comercial del nuevo Maracaná a costa, incluso, de sacrificar el antiguo y mítico museo y desalojar a la comunidad que vive en él.
Los indígenas se han situado en la parte más alta del edificio dispuestos a resistir con la fuerza: “No queremos guerra, pero si es necesario, vamos a guerrear” dijo el líder indígena José Urutao Guajajara al sitio online de noticias G1.
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