La aventura es la aventura
La crisis es esto. A las grandes dificultades para gobernar se añaden la persistencia de los gobernantes en equivocarse. Por más vueltas que le den los responsables del desaguisado, el mensaje es desalentador. Las únicas promesas y profecías cumplidas son las más inquietantes. Era verdad: todo es posible, entramos en camino desconocido. Calcémonos.
Primer cambio: Cataluña está en el mapa internacional y es de temer que siga suscitando esta atención exterior en la medida en que se vaya complicando esa transición nacional en plena crisis, que Mas deberá liderar desde una posición erosionada. Desde los Juegos del 92 no había obtenido tal protagonismo en los medios de comunicación de todo el mundo. Lo consiguió la manifestación de la Diada, pero ha quedado amplificado por la convocatoria anticipada de elecciones y por una novedad sustancial. CiU, la primera formación política catalana en la historia de la actual democracia, ha dado un quiebro estratégico del que ha salido transformada.
Hay un tercero, por carambola, como es el regreso del federalismo y a toda prisa en el discurso político español. Después de ser laminado y desprestigiado por el fracaso del Estatut ante el Tribunal Constitucional y la subsiguiente polarización catalana, ahora ha regresado, aunque con escasa fortuna electoral, en respuesta precipitada al vacío político que ha encontrado el proyecto independentista fuera de Cataluña.
Última transformación: la independencia de Cataluña no entraba dentro de los mundos políticos posibles. Ahora es una eventualidad deseada por una fracción muy importante de la población catalana, y considerada perfectamente posible en un mundo en transformación global como es el nuestro. Puede que sea altamente improbable, pero el cambio nos enseña que no se percibe como imposible. Su exhibición por el nacionalismo hasta ahora acreditado para el pacto la convierte en una pacífica e insólita arma disuasiva de utilidad en cualquier negociación.
El problema es saber quién tiene la fuerza y la autoridad para utilizarla eficazmente y sobre todo para encabezar la obligada negociación. Artur Mas no lo ha demostrado con esta convocatoria precipitada y este resultado. La aventura es la aventura.
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