El caso Petraeus levanta la alfombra de la república pretoriana, pero si sucede es gracias a que antes hemos levantado una alfombra igualmente inquietante como es la de la república policial. ¿Qué hace el FBI husmeando en las camas de las más altas jerarquías del ejército? ¿Dónde está la privacidad de las comunicaciones? ¿Hasta dónde debe llegar la transparencia sobre la vida privada de los políticos y de los altos responsables del estado? ¿Tienen derecho los polizontes a actuar por su cuenta y riesgo sin control judicial ni parlamentario?
La república policial tiene una larga y siniestra tradición. En el caso de Estados Unidos se halla en los cimientos del FBI, institución marcada por su fundador en 1935 y director hasta 1972, John Edgar Hoover, y sus prácticas de intromisión en la vida privada de todos, presidente incluido. En España este tipo de prácticas no es tanto el resultado de una fuerte tradición de intromisión en la vida privada de una institución como la falta de tradición de otras, la justicia, el parlamento y la prensa, que son las que tienen la obligación de garantizar el buen funcionamiento del Estado de derecho e impedir los abusos de la policía.
Comentarios
¿A quién beneficia la filtración de ese supuesto informe sobre las cuentas secretas de Mas, Pujol Jr. y Puig Padre (no vaya a ser que tenga hijos en edad de abrir cuentas en paraísos fiscales)? Yo pensaba que la filtración interesada buscaba dinamitar el crédito político de quienes promueven la independencia, quizás para equipararles a esa conocida marca de muebles sueca que promueve la república independiente de nuestra casa para hacer caja en la suya. No lo sé. No lo sé lo primero, quiero decir. Lo de Ikea está bastante claro. En el caso vidrioso que nos ocupa, vidrioso no por lo transparente sino por lo frágil de resistencia, pudiera parecer que la intromisión en la privacidad de las cuentas particulares obedeciera a un intento de hundir sus propuestas soberanistas, vete tú a saber por qué, como si ser amigo de separarse estuviera reñido con el deseo de juntar un pastón a buen recaudo. Pero cuidado, a veces un ataque tan desmesurado en lo personal hace ganar adeptos incontrolados. Miren qué bien le fue a Hollande cuando Sarkozy le criticó en el debate si conocía las aventuras lúbricas de Strauss Kahn, a lo que el primero le arremetió diciéndole que no era nadie para entrometerse en la vida privada de nadie, y menos de sábanas adentro.
Nuestra monarquía policial no tiene parangón entre los países civilizados: "El Consejo de Ministros indultó el mes de febrero a los cinco mossos d'esquadra que en el año 2009 fueron condenados por el Supremo a penas de prisión e inhabilitación por delitos de tortura, maltrato, lesiones y detención ilegal. El Consejo de Ministros ha tenido en cuenta el currículum de los cinco mossos, la gran cantidad de apoyos y adhesiones al indulto y la existencia de una petición de indulto por parte de los propios afectado para conmutarles las penas por otras que les permitirán no ingresar en la cárcel y volver a ejercer de funcionarios públicos." Y aquí no pasa nada, porqué lo nuestro es pasar, pasar de todo, menos de curso...
En cualquier caso, y aceptados y en buena parte compartidos los razonamientos tanto del artículo como de los comentarios anteriores, lo cierto es que los datos del borrador son lamentablemente verosímiles (baste recordar que la sede de CDC está embargada por el caso Millet, o el poco claro asunto de las cuentas en un paraíso fiscal del padre de Mas) y lo que es necesario es que haya una investigación clara de todo el asunto, clara y convincente. También en los orígenes del caso Gurtel se acusó desde el PP de Comunidad Valenciana que las filtraciones tenían finalidad electoral. Lo mismo ocurrió en el caso Campeón y en tantos otros. Y tal vez sea y fuera cierto, pero bienvenidas sean tales estrategias, porque a menudo es el único modo de que nos podamos enterar de esta clase de lamentables asuntos. Lamentables y demasiado frecuentes como para ignorarlos. Parafraseando una conocida frase que nos enseñaron de pequeños, sospecho que a muy a menudo la democracia se escribe con renglones torcidos. Y si luego todo era una calumnia, pues que se aplique la ley, pero si no lo era que también se aplique.
Las dictaduras a nadie engañan, salvo a sus sabuesos. Aplican la tortura y el crimen, disfrazados de nacionalismos patrioteros. Las democracias a nadie engañan, salvo a los tontos. Aplican los mismos métodos policíacos cubiertos de un gigantesco telón de hipocresías políticas. Se eligen "grupos" es decir, partidos, no se eligen personas, que en esos grupos son simples instrumentos del poder. Tal es el talón de Aquiles de las llamadas democracias, convertidas en meros teatros, hundidas en la corrupción.
La respuesta a sus preguntas la puede encontrar perfectamente descrita e interpretada en la antigua película Chacal, de John Woolf. Asumir determinados niveles de responsabilidad y poder debe llevar implícito una cierta perdida de intimidad.Vivimos en una época que se caracteriza por el hecho de que personas poderosas , que ocupan importantes cargos en instituciones publicas, gubernamentales , algunas de ellas incluso internacionales, ven arruinada su carrera , se ven envueltos en problemas graves debido a asuntos de faldas. Surgiendo la vieja pregunta de ¿Solo es amor o hay algo mas? Lógicamente nadie se cree que un general de cuatro estrellas americano pueda ser sometido a algún tipo de abuso por parte de organismos policiales.Unas cosas son abusos policiales y otra muy distinta es el hecho de que el FBI estudie el comportamiento de las personas que ocupan la cúpula de sus Fuerzas Armadas. La cuestión, lo importante no es la vida amorosa del general Petraeus, ni si tenia una o varias amantes, ni que hacia en la cama, sino saber si tomo alguna decisión profesional para favorecer a dichas amantes o les paso información clasificada.Lo que esta ocurriendo con el presidente Artur Mas y Pujol no tiene nada que ver con el caso del general Petraeus, sino que es una muestra mas de la putrefacción y falta de independencia de los organismos policiales y judiciales españoles. Si hay delito el Poder Judicial debe ordenar actuar a la policía, pero ni la policía ni el Poder Judicial deben ser instrumentos al servicio de determinados grupos o personas para defender intereses políticos o de otra índole, o coaccionar y cometer abusos.
¿Podríamos hablar de guerra sucia electoral la que está entablando el PP de Rajoy, supongo que con la anuencia de éste, por más que la niegue, contra los dirigentes nacionalistas? Sinceramente, al escuchar al presidente, a los ministros, a los secretarios de estados, a los Montoros y Hernandos de turno, lo parece y mucho. Tanto es así, que sin ser de su cuerda y sin compartir ni una miaja su ideario soberanista, tras leer lo que dice hoy este diario, no tengo duda que votaría por Mas, votaría por la independencia, votaría por sacar a España de Europa, dejando a Catalunya dentro, y lo haría con la convicción moral con la que muchos votantes cambiaron su voto cuando quien designó heredero al hoy presidente nos quiso convencer de que era ETA el autor del 11-M. De nuevo, me parece, por querer sacar tajada, bien que en este caso no por un atentado exterior sino por una falsedad sobre un montaje propio, conseguirán el efecto contrario.
Ya conocíamos la guerra sucia contra el terrorismo, también llamado terrorismo de estado. Y ahora conocemos la guerra sucia contra las urnas, urnas de estado, no de la ciudadanía.
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Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).