“La derecha francesa debe volver a ser sinónimo de justicia social”
Bertrand, figura influyente en el conservadurismo francés, reclama que, tras ser "caricaturizada como el partido de los ricos", la UMP recupere un discurso de equidad social
En la complicada transición de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) hacia la era post-Sarkozy, Xavier Bertrand es una de las figuras de primera fila. Ministro de Trabajo, Empleo y Sanidad entre 2005 y 2012 y secretario general del partido entre 2008 y 2010, Bertrand tiene influencia hoy y muchas aspiraciones para mañana. En el duelo entre François Fillon y Jean-François Copé por el liderazgo del partido, Bertrand, de 47 años, respaldó el primero, pero dejando clara su intención de competir para la candidatura a las próximas presidenciales. En una entrevista concedida en Madrid, insiste en que la derecha francesa debe perseguir la justicia social.
Pregunta. ¿Por qué decidió apoyar a François Fillon?
Respuesta. Creo que François Fillon es ahora el que más puede simbolizar la unidad de nuestra familia política. Pero ya he indicado que concurriré en las primarias de 2016 para elegir el candidato de la UMP a la presidencia de la República. Me presentaré independientemente de quienes sean los demás candidatos, incluso si volviera a presentarse Nicolas Sarkozy, porque creo ser el único portador de ciertos temas. Pienso que la derecha debe volver a ser sinónimo de justicia social. No hemos sido percibidos así en los últimos años, es evidente.
P. Ha dicho usted que Fillon está ahora en mejor posición para garantizar la unión del partido. ¿Son la política y la retórica de Jean-François Copé un elemento de división?
R. No. No hay riesgos de división en la UMP. Entre ellos dos hay diferencias de temperamento, de trayectoria política… pero lo que está claro es que nuestros adversarios están a la izquierda, no en la UMP.
P. ¿Se ha posicionado la UMP demasiado a la derecha en los últimos años por el temor de perder votos a favor del Frente Nacional?
R. No. La UMP debe seguir fiel a sus valores: el trabajo, la justicia, la autoridad. No debemos mover la brújula ni hacia la derecha ni hacia nuestra izquierda, debemos seguir siendo nosotros mismos. En Unión para un Movimiento Popular todas las palabras son importantes: para mí, sobre todo la P de ‘popular’. Somos la única fuerza capaz de hablar al obrero, al pensionista y al empresario. El poder socialista, en cambio, está en la lógica de designar adversarios… los ricos, los empresarios… eso es peligroso.
P. Se ha referido usted a la justicia social. ¿Se ha preocupado su partido suficientemente de este asunto en los últimos años?
R. Nos han caricaturizado. Hemos caído en una trampa. La izquierda nos ha retratado como el partido de los ricos. Mire, yo procedo del gaullismo social. Nuestro gobierno ha elevado las pensiones de los discapacitados, las pensiones mínimas. Pero nos han retratado como el partido de los ricos. Por ello tenemos que renovar, con un discurso que sea sinónimo de justicia social. Hay que renovar nuestras ideas.
P. En Europa, vuestro gobierno respaldó sin fisuras el empuje alemán para una política de austeridad. ¿Cree que se ha ido demasiado lejos?
R. Se han pedido muchos, muchos, muchos esfuerzos. Pienso que es importante subrayar la lógica de todo esto. La austeridad en sí no puede ser un objetivo. Pero hay que hacer reformas drásticas en algunos países. Incluso en Francia. Francia debe reducir el gasto público. A través de las reformas dependeremos menos de los mercados y de las agencias de calificación. Tenemos que retomar nuestro destino en manos.
P. ¿Cómo juzga el balance de los primeros seis meses de gobierno de Hollande?
R. Decepcionante, inquietante. Construyeron su victoria electoral sobre la mentira: ‘si se marcha Nicolas Sarkozy, todo irá mejor’. Seis meses después, el paro ha aumentado todos los meses. Y tenemos impuestos de entrada, plato principal y postre.
P. ¿Y cuál es el balance de la UMP en los últimos años? En las derrotas electorales sin duda han influido factores externos. Pero: ¿Cuáles errores ha cometido el partido?
R. La crisis que hemos conocido es extraordinaria, la más grave desde 1929. Recuerdo que en 2008 los ciudadanos me preguntaban si había que retirar los ahorros de los bancos. Durante el mandato de Nicolas Sarkozy hemos evitado caer en un abismo. Cuando el paro sube y el poder adquisitivo baja todo es difícil. Obama ha sido reelegido, pero si no hubiese tenido tres cifras positivas de paro en los últimos meses, ¿habría sido reelegido igualmente?
P. Él optó por una política opuesta a la que se ha impuesto en Europa: una política de estímulo, no de austeridad. Quizá eso le haya ayudado.
R. Pero él tenía una gran ventaja: el dólar. El euro está a un nivel muy elevado. El débil nivel de cotización del dólar financia la reindustrialización americana.
P. Volviendo a las relaciones europeas, su discurso en un aspecto no está muy lejos del de Hollande: el motor franco-alemán es importante, pero hay que estar abiertos a los demás. Con Sarkozy no fue tanto así; lo está siendo más con Hollande, ¿no?
R. Esto en realidad es así desde 1974. En los momentos clave de la crisis se ha visto que ese motor no es exclusivo. Nicolas Sarkozy tuvo una muy buena relación con David Cameron, por ejemplo, y con otros líderes europeos.
P. ¿Es favorable a una Europa de geometrías variables?
R. Yo no soy un euroescéptico pero sí un europeo exigente. Primero, pido a Europa garantías. Sobre fronteras, armonización social, fiscal y otros temas. Yo estoy dispuesto a dar nuevos pasos, pero antes pido a Europa que de varios otros. Antes de ir a más integración, es necesario que Europa dé varios pasos. Sin ellos, el riesgo es que los gobiernos vayan adelante, pero que los pueblos no sigan. Hay que asegurarse el apoyo popular.
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