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Merkel llega a Rusia con los derechos humanos como punto de fricción

Los parlamentarios alemanes quieren que la canciller plantee la preocupación europea por los recortes de libertades en Rusia

Angela Merkel, en Berlín.
Angela Merkel, en Berlín.Michael Sohn (AP)

La canciller alemana, Angela Merkel, llegó a Moscú a hablar principalmente de economía, pero también tocó con el presidente Vladímir Putin temas políticos internacionales, como la agudización de la situación en Oriente Próximo. El tema más delicado seguramente ha sido el de derechos humanos en Rusia, que los parlamentarios germanos querían que Merkel planteara a Putin.

Merkel vino a la decimocuarta ronda de consultas ruso-alemanas y, naturalmente, en el centro de las conversaciones ha estado la cooperación bilateral y la de Rusia con la Unión Europea en el campo de la energía.

Pero lo más espinoso han sido las discusiones sobre los retrocesos en materia de libertades civiles y derechos que ven los parlamentarios alemanes en Rusia y que motivaron recientemente la aprobación en el Bundestag de una resolución no vinculante para que Merkel plantee a Putin estos problemas.

Andreas Schockenhoff, vicepresidente del grupo parlamentario de la Unión Cristianodemócrata, el partido de Merkel, considera que una serie de medidas tomadas en Rusia últimamente –cárcel para dos muchachas del Pussy Riot, endurecimiento de las normas que regulan los mítines y el trabajo de las ONG, así como la ampliación de la figura jurídica de traición a la patria-, muestran que el Kremlin «ve en la actividad ciudadana una amenaza, y no un elemento constructivo del sistema democrático». Schockenhoff dijo al prestigioso periódico Kommersant que considera que «se han adoptado medidas que intimidan a los ciudadanos activos y la sociedad civil crítica». «A nosotros, como socios de Rusia, estas tendencias nos preocupan», recalcó.

Dmitri Peskov, portavoz de Putin, había tratado de bajarle el perfil al tema al comentar que en Moscú saben que, ahora que en Alemania comienzan las batallas electorales, hay quienes quieren ganar puntos a costa de las relaciones ruso-germanas.

Putin, durante su encuentro con Merkel, desmintió que estas relaciones estuvieran pasando por una época «sombría», lo que no le impidió tener un pequeño duelo verbal con la canciller cuando esta se refirió al encarcelamiento de las Pussy Riot. Verdad es que el presidente ruso al responder que una de las chicas había participado en un acto antisemita confundió completamente las cosas, porque la performance a la que se refería Putin era precisamente contra las manifestaciones de antisemitismo frecuentes en Rusia.

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En materia económica, Merkel y Putin discutieron el Tercer Paquete Energético, nuevo marco legislativo comunitario que obliga a separar patrimonialmente las actividades de producción, transporte y comercialización y que, además, contiene cláusulas para evitar que las redes de distribución puedan pasar a manos de compañías extranjeras.

Sin embargo, el Kremlin se opone a la división de Gazprom, el monopolio del gas ruso, lo que es necesario para que esta compañía pueda operar en territorio de la Unión Europea. Moscú considera que es inaceptable que el marco legal afecte a los acuerdos comerciales contraídos con anterioridad a la entrada en vigor de este.

Otro de los temas debatido fue lo que está ocurriendo en la zona del euro. Rusia está interesada en la estabilidad de esta moneda, debido al gran volumen de intercambio comercial que tiene con Europa. Solo con Alemania este alcanza casi los 68.300 millones de euros.

Rusia, como ya es costumbre, volvió a plantear el tema de los visados y Putin subrayó que estos limitan las relaciones entre ambos países.

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