Cameron sufre una derrota en los Comunes sobre el dinero de la UE
Es el mayor revolcón parlamentario que sufre el primer ministro desde que llegó al poder. El dirigente acusa al jefe de la oposición de “repugnante oportunismo”
David Cameron ha sufrido esta anoche su mayor tropezón parlamentario desde que llegó el poder en la primavera de 2010. Con la ayuda de los laboristas, los Comunes aprobaron por 307 votos a favor y 294 en contra una moción presentada por el ala derecha del Partido Conservador pidiendo al Gobierno que exija a la Unión Europea un recorte de los presupuestos comunitarios en las negociaciones financieras en Bruselas, en noviembre.
Aunque la votación no es vinculante, supone une enorme varapalo y revela la profundidad del divorcio entre Cameron y el ala más derechista de su propio partido.
La polémica tiene una gran importancia política porque puede ser observada desde distintos ángulos, aunque todos ellos tienen el punto en común de reflejar el lento pero aparentemente inexorable alejamiento de Reino Unido del proceso de integración europea.
Cameron, que se parece a Tony Blair en que sus buenas palabras sobre Europa desde que está en Downing Street se compadecen mal con los hechos, había anunciado que ejercerá el derecho de veto si el Consejo Europeo aprueba en noviembre la propuesta de la Comisión Europea de elevar a 1,02 billones de euros el tope presupuestario de la UE para el periodo 2014-2020, lo que equivale a una contribución anual del 1,03% del PIB europeo y supondría un incremento del 5% respecto al septenio anterior.
El primer ministro británico quiere que el presupuesto se congele en términos reales, por lo que solo está dispuesto a aceptar aumentos que no superen la inflación. Las cifras se han de acordar por unanimidad de los 27 Estados miembros y algunos de ellos, como Polonia, han criticado ya lo que consideran intransigencia británica.
Pero lo que en el continente se ve como intransigencia, al otro lado del canal se percibe como debilidad. Y cerca de una cincuentena de diputados del ala derecha tory presentaron una moción parlamentaria para que los Comunes exijan un recorte del dinero europeo. Es un paso más de ese sector para debilitar a Cameron, al que consideran demasiado tibio, demasiado sometido a los socios liberales-demócratas de la coalición y demasiado condescendiente con Europa.
No están solos en esa tarea: los laboristas, que lideran las encuestas y empiezan a creer en la posibilidad de volver al poder en las elecciones generales de 2015, hacen también todo lo que pueden para debilitar a Cameron y, de paso, enfrentarle a sus socios de coalición. Aunque eso les obligue a apoyar políticas contrarias a las que ellos mismos defienden.
La pasada primavera, por ejemplo, ya se alinearon con la derecha tory para torpedear la siempre pendiente reforma de la Cámara de los Lores. Lo consiguieron: la coalición retiró la reforma a principios de agosto. No es que eso hiciera sufrir demasiado a Cameron, que apoyaba con muy poco entusiasmo la idea de que gran parte de los lores pasaran a ser elegidos en lugar de designados; pero tensó una vez más las relaciones de los conservadores y los liberales-demócratas, cuyo líder, Nick Clegg, sufrió así otro humillante revés político frente a su propio partido.
El oportunismo de Ed Miliband se repite ahora. Aunque asegura que su voto de esta tarde a favor del recorte del dinero europeo es coherente con las posiciones del partido, lo cierto es que choca con su supuesto y cada vez menos entusiasta europeísmo. Y, sobre todo, casa muy mal con sus propias recetas internas y sus machaconas críticas a las políticas de ajuste presupuestario en Reino Unido aplicadas por Cameron.
El primer ministro acusó por la mañana a su rival laborista de “repugnante oportunismo” y de “hacer política de partido en lugar de defender los intereses del país”. Y aseguró que también a él le gustaría ver recortado el presupuesto de la UE, pero defendió la congelación por la prioridad “de interés nacional” de conseguir un acuerdo en Bruselas.
Pero, a juicio de Miliband, Cameron “ha tirado la toalla antes de que empiecen las negociaciones”. Aseguró que el primer ministro ha perdido la oportunidad de ir a Bruselas con un mandato de los Comunes a favor de un recorte presupuestario –aparentemente dando de antemano por perdida la votación de esta tarde, que alñ final ganó– y le acusó de ser “débil en casa y débil fuera: es John Major una y otra vez”, dijo, recordando la tortura que sufrió el ex primer ministro conservador para conseguir que su partido apoyara la ratificación del Tratado de Maastricht en 1993.
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