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Una bomba contra una mezquita en Irán mata a dos milicianos

El suicida trató de entrar en el templo y al ser sorprendido por los 'basiyis' hizo detonar su cinturón de explosivos

Ángeles Espinosa

Un hombre que intentaba atentar contra una mezquita en el sureste de Irán ha causado al menos dos muertos y cinco heridos, hoy viernes, cuando al ser descubierto por los vigilantes han estallado los explosivos que llevaba encima. Aunque ningún grupo se ha responsabilizado del ataque, todas las miradas están puestas en Jundallah (literalmente, Soldados de Dios), un obscuro grupo que dice luchar por los derechos de la minoría suní y que ha estado detrás de numerosas acciones similares en esa zona durante los últimos años.

El suceso se ha producido a las puertas de la mezquita del Imam Hosein, en la ciudad portuaria de Chabahar, justo antes de la plegaria de mediodía, especialmente concurrida los viernes. Según la información facilitada por el viceministro del Interior Ali Abdollahi, Los basiyis (voluntarios islámicos) que se ocupaban de la seguridad han sospechado de él, pero cuando han intentado pararle, ha salido corriendo. No está claro si ha detonado los explosivos de forma intencionada o por accidente.

“Ha muerto en el acto”, ha informado Abdollahi, tras anunciar que la explosión había matado a dos basiyis y herido a cinco personas más. Algunos medios iraníes mencionan que tres de ellos son niños. El viceministro también ha dicho que la policía está tratando de identificar al terrorista suicida.

Hace dos años, la misma mezquita fue objeto de un doble atentado suicida en el que murieron 39 personas durante una festividad religiosa. Jundallah dijo que era la revancha por la ejecución de su líder, Abdolmalek Rigi, detenido en una estrambótica operación en el que se forzó el aterrizaje del avión en el que viajaba. Desde entonces, el grupo había desaparecido de los titulares.

El diputado Yaqub Jedgal, que representa a Chabahar en el Parlamento iraní, lo ha responsabilizado sin mencionarlo al atribuir la explosión a “remanentes de grupos terroristas”, según la agencia semioficial Isna.

Chabahar se sitúa en la provincia de Sistán-Baluchistán, fronteriza con Pakistán y donde vive una importante población suní, la rama mayoritaria del islam, pero que apenas alcanza el 9% en el Irán chií. Desde hace una década, Jundallah lleva a cabo una campaña sangrienta contra los representantes del Gobierno Central, al que acusa de discriminar a los suníes. Teherán, por su parte, achaca la actividad de ese grupo a la ayuda de los servicios secretos de EEUU, Reino Unido y Pakistán, algo que estos países rechazan.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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