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El Consejo de Seguridad de la ONU condena el ataque sirio a Turquía

El Parlamento turco autoriza una operación de castigo a Siria Damasco pide perdón y asegura que el incidente no se repetirá “No tenemos intención de hacer la guerra, sino de defendernos”, afirma Erdogan

Turquía vivió el jueves una grave escalada de la tensión hacia un conflicto abierto con Siria. Los disparos de artillería turcos hacia territorio sirio y la decisión del Parlamento de Ankara de permitir una operación militar de castigo contra Siria hicieron temer lo peor aunque horas después el primer ministro turco, Recep Tayyib Erdogan, minimizó el riesgo de guerra. El Consejo de Seguridad de la ONU ha condenado el jueves por la noche "en los términos más firmes" el bombardeo artillero sirio y ha pedido a Damasco que el incidente no se repita.

"Los miembros del Consejo de Seguridad pidieron que estas violaciones del derecho internacional cesen de forma inmediata y no se repitan", señaló el presidente del organismo, el embajador guatemalteco, Gert Rosenthal, al leer la declaración a la prensa. Los 15 miembros del Consejo de Seguridad pidieron al Gobierno sirio que "respete plenamente" la soberanía y la integridad territorial de sus vecinos, añadió Rosenthal. El Consejo de Seguridad subrayó que este incidente "recalca el grave impacto" que la crisis siria tiene "en la seguridad de sus vecinos y en la paz y la estabilidad de la región", agrega el texto acordado, que pide "moderación" a todas las partes.

Por la mañana, el Ejército turco había bombardeado por segundo día consecutivo posiciones sirias cercanas a la frontera entre ambos países. “El Ejército turco ha seguido disparando contra objetivos en Siria”, confirmó el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en un comunicado oficial enviado por su oficina.

El País

Varios soldados sirios habrían muerto, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, aunque estos datos no se pudieron confirmar independientemente.

El Gobierno de Ankara respondía así a la muerte de cinco civiles turcos en la localidad de Akcakale tras el impacto de varios proyectiles disparados el miércoles desde el lado sirio, incidente condenado por la ONU el jueves por la noche.

Más tarde, la posibilidad de que la guerra acabara involucrando a Turquía pareció ganar enteros cuando el Parlamento dio permiso al Gobierno de Erdogan para que durante un año pueda enviar tropas turcas al exterior durante un año.

“Las Fuerzas Armadas sirias han llevado a cabo agresiones en territorio turco a pesar de nuestras advertencias y de nuestros intentos diplomáticos desde el 20 de septiembre de 2012. Esta situación pone en riesgo y amenaza nuestra seguridad nacional”, señalaba la petición al Parlamento firmada por el primer ministro y que 320 de los 550 diputados decidieron apoyar.

En una rueda de prensa posterior, Erdogan afirmó: “No tenemos intención de hacer la guerra, pero estamos determinados a defender nuestras fronteras y a nuestros ciudadanos. Nadie debería intentar poner a prueba nuestra determinación al respecto”.

Erdogan rechazó que las bombas lanzadas sobre suelo turco desde Siria sean accidentes y reveló que este jueves cayó otro proyectil en la provincia de Hatay, a 250 kilómetros de Akakale, el pueblo donde el miércoles estallaron tres proyectiles que mataron a cinco miembros de una misma familia.

Sin embargo, a pesar del bombardeo de posiciones sirias y de las duras declaraciones de sus dirigentes, Ankara insistió en que el permiso para el envío de sus tropas es sobre todo de carácter preventivo.

“Este permiso no es un permiso para la guerra sino para que esté en nuestras manos usarlo cuando sea necesario con el fin de proteger los intereses de Turquía”, precisó el viceprimer ministro, Besir Atalay.

Por su parte, Siria admitió su responsabilidad en el disparo de los proyectiles que mataron a los cinco civiles turcos y prometió que no se volvería a repetir un incidente así, según declaró Atalay. “El bando sirio ha admitido lo que hizo y se ha disculpado”.

“Turquía no tiene ningún interés en una guerra contra Siria. Pero Turquía sí es capaz de proteger sus fronteras y responder a agresiones cuando sea necesario", insistió en su cuenta de Twitter Ibrahim Kalin, consejero del primer ministro Erdogan. “Las iniciativas políticas y diplomáticas van a continuar”.

El régimen de Bachar El Asad recibió ayer una condena internacional sin precedentes tras los incidentes en Akcakale, ya que incluso Rusia, uno de los pocos aliados de Damasco, había pedido a las autoridades sirias que explicaran el suceso.

Si el miércoles una parte de la población turca exigía una respuesta más firme de su Gobierno ante los disparos procedentes de Siria, ayer por la noche unos pocos miles de personas marcharon por el centro de Estambul, la mayor ciudad del país, bajo el lema “"No a la guerra”.

“Estoy aquí porque tengo miedo de que ver a Turquía entrando en una guerra”, dijo en la manifestación Sevki Celikset, un ingeniero turco pero de madre siria y parte de cuya familia vivía en Alepo hasta hace dos meses.La mayoría de los manifestantes pertenecían a partidos de izquierdas en la oposición y a colectivos pacifistas.

“Me preocupa mucho la desinformación que nos llega desde Siria, claro que hay problemas pero no sabemos lo que realmente pasa en el terreno ni quién lanzó esos proyectiles”, señaló Celikset, de 25 años, reflejando el sentir de la protesta, que se desarrolló sin incidentes.

Ya desde el miércoles por la noche, pequeños grupos de personas habían protestado para pedir a las autoridades que no intervinieran en Siria, incluidos ciertos grupos ayer frente al Parlamento en Ankara. La policía disolvió estas concentración usando gases lacrimógenos.

Según los expertos, la mayoría de la población prefiere que su país no intervenga directamente en Siria. También, durante la mañana de ayer el lema turco de “No a la guerra” se convirtió en trending topic global en la red social Twitter, como uno de los temas más comentados.

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