Más de 300 operarios muertos en los incendios de dos fábricas de Pakistán

Al menos 314 personas han muerto devoradas por las llamas en los incendios de dos fábricas de Pakistán. El primer fuego se declaró anoche en una factoría textil de la megalópolis de Karachi, en el sur del país, en uno de los peores siniestros de su historia, que se ha cobrado ya la vida de 289 personas. El segundo ocurrió también ayer en la ciudad de Lahore (este del país) en un fábrica de zapatos, de la que ya han sido retirados los cadáveres de 25 operarios.

La sede de Ali Enterprise en Karachi es un inmueble de cuatro pisos en el modesto barrio de Baldia Town. En sus 2.000 metros cuadrados de superficie, trabajaban hacinadas entre 1.500 y 2.000 personas, entre ellas varios menores, y no había prácticamente ninguna medida básica contra incendios.

Según declaró un responsable de los equipos de rescate a la cadena privada paquistaní Geo Tv, que o, el siniestro ocurrió por un cortocircuito en un gran generador eléctrico ubicado cerca del acceso principal del edificio, que se convirtió en una trampa mortal para los trabajadores. La mayoría de los cadáveres fueron rescatados del sótano y del cuarto piso de la fábrica. Muchos operarios hacían cola para recoger sus pagas cuando saltaron las llamas.

"Los propietarios estaban más preocupados por proteger sus tejidos que a sus trabajadores", decía Mohamed Pervez, uno de los empleados que permanecía hoy cerca del edificio siniestrado con la foto de un primo suyo desparecido en el incendio.

Un ministro de la provincia Sind, de la que Karachi, con 18 millones de habitantes es la capital, ha ordenado la inspeción de todas las fábricas y plantas industriales de la provincia a lo largo de las próximas 48 horas.

Hasta la tarde de hoy no ha quedado extinguido por completo el incendio. El número de fallecidos empezó a crecer rápidamente desde que se recuperaron los primeros cuerpos media mañana.

El generador eléctrico estaba cerca del acceso principal del edificio

Conforme al relato de los bomberos, el generador cortocircuitado sirvió de tapón para la salida de los trabajadores, muchos de los cuales estaban en un sótano al cual solo se podía acceder por una pequeña puerta que quedó enseguida bloqueada.

La mayoría de obreros lograron huir antes de que el inmueble quedara totalmente envuelto por las llamas, y muchos lo hicieron saltando por las ventanas, por lo que los equipos sanitarios tuvieron que atender decenas de personas con piernas fracturadas.

Durante las labores de rescate una de las principales preocupaciones de los bomberos fue enfriar lo antes posible la estructura del inmueble, que sufrió importantes daños por el virulento fuego y amenazaba con derrumbarse.

Aunque no suelen alcanzar magnitudes como las de este incendio, los siniestros de este tipo son relativamente frecuentes en el país debido sobre todo a la precariedad con la que se trabaja en el sector textil, uno de los motores de la economía nacional.

Pakistán atraviesa además una grave crisis energética, con continuos cortes en el suministro eléctrico que obliga a los empresarios a depender de generadores de gasoil para no interrumpir la producción, lo cual aumenta los riesgos para los trabajadores.

El incendio de la factoría de zapatos de Lahore, en la que trabajaban 45 operarios de los que al menos 25 han fallecido, también se debió a un generador, que explosionó debido a su mal estado.