_
_
_
_

Un vídeo íntimo saca los colores al Gobierno de Costa Rica

La presidenta Chinchilla es acusada de machismo tras destituir a la viceministra Bolaños, protagonista de la grabación

Karina Bolaños, exviceministra costarricense.
Karina Bolaños, exviceministra costarricense.ALEXANDER OTAOLA (REUTERS)

Un minuto de un vídeo íntimo grabado hace años ha puesto colorado al Gobierno de Costa Rica. La velocidad a la que se han difundido las imágenes privadas de una viceministra en ropa interior, su destitución inmediata y las explicaciones posteriores convirtieron a Karina Bolaños en el motivo de una nueva cruzada contra el conservadurismo en este país de mayoría católica. Dejaron al Ejecutivo de Laura Chinchilla mal parado ante propios y rivales, con repercusión en medios internacionales que reprodujeron la noticia con un morbo creciente.

La inusual determinación de Chinchilla para destituir a su viceministra de Juventud y las explicaciones cambiantes dadas después se convirtieron en un obstáculo más en la empinada ruta que ha debido enfrentar la mandataria, en plena caída de popularidad. Al contrario le ha sucedido a Bolaños, una jerarca de rango medio, apenas conocida en el entorno político y anónima para la mayoría popular es ahora una mártir para buena parte de la población. Una campaña en redes sociales navega bajo el lema “Tod@as somos Karina”, liderada por fuerzas feministas que en todo momento han tachado de “machista” a la primer mujer que preside el país de la democracia más asentada de Centroamérica.

Chinchilla intentó mostrar firmeza y recurrió a sus facultades constitucionales para destituir a Bolaños sin una sola explicación, pero todo indica que se equivocó de cubeta y en lugar de lanzar agua a las llamas esparció queroseno. La presidenta, que acumula en sus dos años de Gobierno críticas por su mano suave para tratar a altos cargos cuestionados, destituyó a su viceministra solo tres horas después de que se propagara el vídeo en YouTube. La protagonista de la grabación, profesora de francés, de 39 años, madre de una adolescente y esposa de un diputado oficialista, se había filmado años atrás y aseguró que un hombre le robó el vídeo y lo publicó a pesar del dinero que ella pagó tras ser extorsionada.

Esta fue la explicación que dio en la única entrevista concedida desde el lunes 30 de julio, cuando se conoció el vídeo. Lo hizo con la cadena estadounidense CNN en Español quizá sin prever el efecto multiplicador de sus imágenes. En cuestión de horas, el vídeo llegó a todo el continente, a Europa, a páginas de Internet en China y hasta los portales de Internet más famosos de noticias sensacionalistas en castellano. Ahí dijo que Chinchilla ni siquiera le dio oportunidad de defenderse y que pedía perdón aunque no se avergonzaba de nada.

Chinchilla, conocida por su catolicismo y su cercanía con la jerarquía de la Iglesia, evitó en todo momento asumir más costos políticos por boca propia. Las explicaciones sobre la destitución quedaron en manos del ministro de Cultura, Manuel Obregón, superior inmediato de Bolaños. Primero atribuyó todo al daño a la imagen institucional y después a la “pérdida de confianza” por haber ocultado ella información sobre una demanda penal interpuesta en su contra por una expareja suya que asegura haber sido acosada. Esto lo publicaba el tabloide La Teja el mismo día que se difundieron las imágenes. 48 horas después Obregón revelaba sospechas sobre el supuesto abuso de recursos públicos y la posibilidad de que ese vídeo se hubiera grabado con un ordenador del ministerio durante una gira oficial de Bolaños a Sudáfrica en el 2009.

Editoriales de medios de comunicación, la Defensoría de los Habitantes, diputados opositores, grupos feministas y, por supuesto, el rápido activismo en redes sociales condenaron directamente a Chinchilla y agravaron probablemente el descenso en su imagen popular reflejado el mismo 30 de julio por una encuesta. “Sombra de corrupción socava la confianza en el Gobierno” y “Más gente ve errores en el Gobierno” publicó el influyente diario La Nación ese lunes, horas antes de que la mandataria participara en un homenaje por los 62 años de voto femenino en este país. Fue al final de este acto cuando sus asesores le dieron la mala noticia: la viceministra Bolaños era la comidilla en redes sociales por la difusión de un vídeo íntimo.

Pasados diez días, la historia sigue abierta. Todos saben del fin del matrimonio de Bolaños y el diputado. Nadie sabe quién colgó el vídeo. El Gobierno da por cerrado el caso, pero la oficina de viceministerio de Juventud seguía vacía. El cargo está lejos de ser importante en el nudo político de este país acostumbrado a verse en los noticieros internacionales por su imagen ecologista o por los indicadores de felicidad. También por las elecciones de cada cuatro años y la estabilidad de sus Gobiernos, aunque un minuto de vídeo privado logre sacarles los colores.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_