La corrupción genera una gran crisis política que paraliza Pakistán
Horas después de ser nominado para el cargo de primer ministro, un tribunal dicta orden de detención contra Majdum Shahabudin por un caso de narcotráfico
Es muy complicado que Pakistán pueda tener estabilidad cuando quienes deben dirigir el país han de estar permanentemente pendientes de los jueces. El Tribunal Supremo de Pakistán falló el martes la inelegibilidad para ejercer el cargo del primer ministro, Yusuf Reza Gilani, por haber entorpecido las investigaciones sobre casos de corrupción en los que presuntamente está implicado el presidente, Asif Ali Zardari. Así que este jueves, Zardari ha propuesto a Majdum Shahabudin —un veterano político del gobernante Partido del Pueblo de Pakistán (PPP)— para relevar a Gilani. Solo unas horas después, un juzgado con competencias en materia de narcotráfico emitía una orden detención contra Shahabudin por haber violado normas sobre exportación de efedrina, un caso en el que también se ha visto envuelto el hijo de Gilani.
El PPP goza de una cómoda mayoría en el Parlamento. Pero los problemas de ese partido son con los tribunales. Hace cinco años, el presidente Pervez Musharraf ya se enfrentó al Tribunal Supremo y a su presidente, Iftijar Chaudry. El presidente decretó una amnistía para miles de casos de corrupción, lo que desató masivas protestas de jueces y abogados. Acabó renunciando. Dos años después, el Tribunal Supremo decidió que la decisión de Musharraf era ilegal y reabrió todas las investigaciones.
A un año de las elecciones, la situación en Pakistán, país poseedor de armamento nuclear, difícilmente puede ser más convulsa. Los talibanes son todavía una amenaza a la seguridad sobre todo en determinadas regiones del noroeste. Las relaciones con Estados Unidos atraviesan sus horas más bajas, entre otras razones por la utilización de aviones no tripulados (drones) que causan numerosas víctimas civiles. Y también por el asesinato de Osama bin Laden en Abottabad por parte de comandos estadounidenses, una operación de la que no fue informado el Gobierno de Islamabad. El Gobierno, después de que meses atrás un ataque de la aviación de EE UU matara a 28 soldados paquistaníes, decidió cerrar las rutas de abastecimiento de la OTAN en Afganistán, un asunto que todavía no se ha resuelto.
La economía es un desastre y muchos expertos pronostican que el Gobierno deberá recurrir al Fondo Monetario Internacional en busca de ayuda, al tiempo que la corrupción es rampante y los conflictos entre comunidades musulmanas, especialmente en Karachi, capital económica de Pakistán, son moneda común. Por si faltara algo, los cortes de electricidad son constantes desde hace años.
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