Ruedan los dados
Es una jugada triple. Tres monedas en el aire, tres dados que ruedan sobre la mesa o tres azarosas convocatorias electorales en el mismo día, cada una por su lado y sin relación alguna, salvo el mismo mar Mediterráneo que baña sus costas. Quizá sea esta la corriente profunda que une a esos tres países, Francia, Grecia y Egipto, donde hoy los ciudadanos acuden a las urnas: el terremoto que desplaza las placas tectónicas de la economía y de la política mundiales tiene su epicentro entre las dos orillas de la vieja cuenca mediterránea.
A nadie inquieta la segunda vuelta de las legislativas francesas, sobre todo porque los márgenes del presidente de la República son muy amplios cuando ya ha quedado excluido en la primera vuelta que tenga que practicar la cohabitación con una mayoría parlamentaria adversa y su correspondiente Gobierno de distinto color. Ahora apenas quedan por determinar los márgenes residuales para la maniobra y si tendrá esa mayoría absoluta aparentemente tan ventajosa para realizar las reformas más dolorosas, pero que termina convirtiéndose en un corsé asfixiante cuando no se utiliza con inteligencia, como le está pasando a Mariano Rajoy estos días.
Las otras dos elecciones, en cambio, producen vértigo. Nunca nuestro planeta había mostrado tan crudamente sus reducidas dimensiones y la enorme interdependencia entre los países. En Atenas y en Salónica se decide nuestro futuro, el de la moneda única y el de Europa. En El Cairo y en Alejandría se juegan las relaciones entre nosotros y el nuevo mundo árabe emergente de las revoluciones de 2011. Los últimos 30 años de construcción europea y de paz y cooperación entre Estados Unidos, Egipto e Israel dependen de estos dados que ruedan hoy y mañana en el cubilete mediterráneo.
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