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El pacifismo triunfa en la Red pero se estrella en los despachos de Israel

Escasas pero sonadas iniciativas pacifistas desafían al discurso belicista respecto a Irán

Ana Carbajosa

Hay en Israel quien no se identifica con el discurso belicista y monocorde de sus políticos, que amenazan a voces con atacar al archienemigo iraní. A pesar de que según las encuestas son mayoría los israelíes que se oponen a un ataque de consecuencias imprevisibles, hasta ahora, a los pacifistas apenas se les había visto u oído. Esta semana sin embargo, una propuesta que invita “al amor” y no a la guerra en la Red ha dado la vuelta al mundo y ha recabado el apoyo de miles de israelíes e iraníes que dicen desmarcarse de sus gobernantes y que aspiran convertirse en una voz influyente en el debate político. No está nada claro que lo logren, ni que el llamado clicktivismo –el activismo a golpe de ratón- lleve a ninguna parte, pero lo que de momento sí han conseguido es hacer mucho ruido.

“[…] Para que haya una guerra entre nosotros, primero tenemos que tenernos miedo el uno al otro. Tenemos que odiarnos. Yo no tengo miedo de ti. No te odio. Ni siquiera te conozco. Ningún iraní me ha hecho daño nunca. Nunca he conocido a ningún iraní... solo una vez, en París, en un museo. Un tipo majo”. Así comienza el manifiesto que Roni Edry y Michal Tamir dos diseñadores gráficos israelíes colgaron en Facebook la semana pasada bajo un título muy provocador en estas latitudes: “Nunca bombardearemos vuestro país. Os queremos”. Es la primera vez que unos israelíes se dirigen en un foro público a los habitantes de un país enemigo de la zona para decirles que les quieren.

La respuesta fue inmediata. Comenzaron a llegarles mensajes del más allá; es decir de Irán. Los mensajeros de la paz iraníes venían a decir más o menos lo mismo. Que no ardían de deseos de entrar en guerra con ellos. Un paisajista iraní incluso montó otra web bajo el título no menos provocador. “Irán quiere a Israel”. El manifiesto israelí se convirtió en vídeo que en cuatro días han visto más de 250.000 personas. Y mientras el canto al entendimiento de Roni y Michal continúa viajando por la Red, surgen nuevas iniciativas como la convocatoria de una manifestación en contra del ataque este fin de semana u otra también pacifista nacida en la Universidad de Haifa de la mano de un profesor de origen iraní.

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Este tipo de propuestas son aún muy minoritarias, a pesar de que la mayoría de los israelíes según las encuestas dice estar en contra de un ataque preventivo y unilateral que tenga por objetivo desbaratar las ambiciones nucleares iraníes. La última, la que el jueves publicó el canal 10 de la televisión, dice que el 56% de los israelíes no está favor de un ataque frente al 23% que sí lo está, mientras que un 21% no sabe o no contesta. Sondeos previos reflejaban un no bastante más abultado todavía.

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El resultado de las encuestas no acostumbra a coincidir sin embargo con las decisiones electorales de los israelíes, que tienden a elegir a líderes más dados a la guerra que al amor. La negativa a la guerra de las encuestas tampoco se ha dejado sentir en la calle hasta ahora. En parte porque muchos israelíes confían en que el ataque finalmente no se produzca. Creen o quieren creer que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tal vez al final no apretará el botón.

“También porque como vimos hace un año en julio cuando cientos de miles de israelíes salieron a la calle, a la gente lo que en realidad le preocupa es la economía, ser capaz de pagar sus alquileres”, explica Meir Javedanfar, judío iraní, experto del Centro Interdisciplinar de Herzliya. No faltan por último, los israelíes que en privado confiesan que claro que temen una nueva guerra, pero sienten que no hay nada que puedan hacer para evitarla y que en cualquier caso, están más que acostumbrados a la negación, el mecanismo psicológico que les permite seguir con su vida como si aquí no pasara nada.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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