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SERGUEI GURÍYEV |RECTOR DE LA NUEVA ESCUELA DE ECONOMÍA DE MOSCÚ

"Las protestas obligarán a Putin a luchar contra la corrupción"

Guríyev sostiene que la corrupción, el problema clave de Rusia, "ha empeorado"

Pilar Bonet
Serguei Guríyev, rector de la Nueva Escuela de Economía de Moscú.
Serguei Guríyev, rector de la Nueva Escuela de Economía de Moscú. P. B.

Economistas y politólogos coinciden en que la corrupción es el problema clave de Rusia. “La situación ha empeorado”, constata Serguéi Guríyev, el rector de la Nueva Escuela de Economía de Moscú, en una entrevista con EL PAIS. Tras la llegada de Vladímir Putin a la presidencia de Rusia, en 2000, la corrupción disminuyó durante tres o cuatro años, pero comenzó después a aumentar y ahora “es superior a la que existía hace una década”, constata el profesor, que se formó en el Instituto Físico Técnico de Moscú y en el Tecnológico de Massachussets. La facultad que dirige fue elegida por el presidente norteamericano Barack Obama para dar una conferencia durante su visita a Moscú en 2009. Para Guríyev, el desarrollo económico de Rusia pasa por “cambios políticos para vencer a la corrupción”.

“En su programa, Putin escribe con razón que el principal problema es la corrupción sistemática, pero no dice cuáles son sus causas ni cómo luchar contra ella. Su crítica actitud indica que no ha conseguido resolverlo”, afirma Guríyev. El dirigente ha dicho que en sobornos y comisiones fraudulentas se va el 2% del PIB del país.

El nuevo fenómeno es que ahora, cuanto más gana, más protesta porque puede pensar en cosas más importantes"

En Moscú y hasta cierto punto en las grandes ciudades de Rusia ha ocurrido un “cambio cualitativo”. “Antes, parecía que la gente cuanto más ganaba, más agradecida estaba a las autoridades y tanto más las apoyaba. El nuevo fenómeno es que ahora, cuanto más gana, más protesta, porque puede pensar en cosas más importantes, como la honradez, la reputación, el orgullo de ser ciudadanos de este país y el mensaje que trasmiten a sus hijos”, afirma. “Además, la clase media paga muchos impuestos y se pregunta por qué financia a una policía y unos funcionarios que aceptan sobornos. Las autoridades deberán responderles”.

El economista ve un paralelismo entre la actualidad y lo sucedido a mediados de los años ochenta, cuando el Partido Comunista de la URSS, que dirigía aquel país, tuvo que hacer concesiones liberalizadoras y acabó desintegrándose en un tiempo récord. En su opinión, el régimen actual es “bastante menos respetado” que el de la URSS. “La oposición tiene poderosos canales para coordinarse, intercambiar, información y financiarse. Por eso creo que la liberalización de la vida política ocurrirá muy rápido”. “Las elecciones son muy importantes, porque la manipulación en el recuento de votos fue el catalizador de las protestas. Si el 4 de marzo se repite la manipulación, sobre todo en Moscú, habrá un estímulo extra para las protestas”.

Es improbable que el régimen recurra a la violencia, porque “las autoridades rusas han visto lo que ocurre con los líderes que usan la fuerza contra su pueblo. Es mejor ser Berlusconi que Gadafi. Me parece que ningún líder razonable utilizará la violencia contra su pueblo. Ningún general de policía mandará disparar sin una orden por escrito y nadie va a dar una orden por escrito para que disparen contra la población. Las autoridades han perdido la confianza en el interior del sistema, porque han hecho demasiadas promesas incumplidas. En el Ejército, en la Marina hay mucha gente honrada a la que no le gusta lo que ve alrededor.”

La oposición tiene poderosos canales para coordinarse, intercambiar, información y financiarse. Por eso creo que la liberalización de la vida política ocurrirá muy rápido”

La gestión económica en la “era Putin” (desde 2000, como presidente hasta 2008 y como primer ministro después) arroja un balance mixto. Entre los logros, cita la legalización de la propiedad de la tierra, el ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio, la reforma fiscal, ahora en revisión, y el desarrollo del sector financiero. Además, se han desarrollado mucho la agricultura y el sector servicios y se ha construido mucho. En el aspecto negativo, enumera la nacionalización de empresas y la pérdida de intensidad en la lucha contra la corrupción.

“No hay que pensar que en Rusia se desarrolla solo la industria petrolera”, dice Guríyev. Sin embargo, el país sigue dependiendo básicamente del crudo. Los impuestos de este sector suponen cerca de la mitad de los ingresos del presupuesto estatal. Los hidrocarburos constituyen un 60%-80% de las exportaciones, y la renta del petróleo, un 30%-35% del PIB. “Rusia no es un país petrolero como las monarquías de Arabia Saudí u Oriente Próximo, sino mucho más diversificado y con enormes posibilidades de desarrollar otros sectores”, dice. No obstante, se parece a otros países ricos en hidrocarburos en “la forma en que el crudo influye en la política”. “Su renta es el factor clave que determina los estímulos de los políticos y su deseo o falta de deseo de luchar contra la corrupción y de rendir cuentas a la sociedad. En ese sentido, afirma, Rusia es un típico país petrolero”.

Las compañías estatales son la base política del régimen. Lo hemos visto incluso en los mítines"

Durante la época de Putin, el Estado ha incrementado su participación en la economía. En parte, mediante la creación de corporaciones estatales que gozan de un régimen jurídico especial y que han sido formadas por la unión de empresas de un mismo sector. “Cuando estas corporaciones se crearon a fines de 2007, se nos dijo muchas veces que el objetivo era reestructurarlas y privatizarlas. Han pasado cuatro años y medio y nadie sabe exactamente cuándo se privatizarán y se reestructurarán”. “Las compañías estatales son la base política del régimen. Lo hemos visto incluso en los mítines a los que han llevado a los trabajadores de esas compañías”, señala. “Putin ha dicho que ocupamos el puesto 120 por nuestro clima de negocios y él aspira a subir al 20. Está claro cómo hacerlo y , si no se ha hecho, es porque la receta acabaría con los ingresos de la burocracia corrompida”, dice.

Uno de los planes de Putin es la integración económica con los países postsoviéticos y para ello ha formado la unión aduanera con Bielorrusia y Kazajistán, que suponen un 20% del PIB de Rusia. “Son más importantes el ingreso de Rusia en la OMC y las negociaciones con la UE sobre la integración económica. El principal efecto del ingreso en la primera será la mejora del clima inversor, porque la OMC es una señal de que Moscú quiere regirse por las reglas internacionales vigentes y los inversores tendrán menos miedo a invertir en Rusia”.

Tenemos una fuga de capitales equivalente al 5% del PIB"

Hoy por hoy las incertidumbres políticas condicionan la economía. La fuga de capitales en 2011 fue de 84.200 millones de dólares (en 2010, fue de 33.600millones) y en enero de 2012, de 11.000 millones, según el Banco Central. “Tenemos una fuga de capitales equivalente al 5% del PIB, que continuó en enero porque los inversores, que temían la inestabilidad política, ahora temen que la vuelta de Putin. Los inversores creen que no cambiará nada, pero los nuevos fenómenos, como las protestas en la calle, significan que el Gobierno deberá luchar contra la corrupción para no perder el poder y no está claro si lo logrará”. “En cualquier caso, las protestas ayudarán a luchar contra la corrupción y mejorar el clima de negocios”.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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