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Italia se queda sin gas frente al frío

La reducción del flujo de combustible desde Rusia hace saltar las alarmas

Un lobo merodea en las calles de la ciudad de Trasacco, en Italia.
Un lobo merodea en las calles de la ciudad de Trasacco, en Italia. Antonio Oddi (AFP)

Italia se queda sin gas frente al frío, literalmente. La reducción, en un 18%, del flujo del combustible que habitualmente llega desde Rusia y el aumento del consumo provocado por las bajísimas temperaturas que sufre todo el país han encendido la luz de emergencia. El gobierno italiano, con la bendición de la Unión Europea, está empezando a poner en marcha varias medidas de choque, entre las que destaca un aumento de la importación de gas argelino, la utilización de petróleo para hacer funcionar las centrales eléctricas y –en una decisión polémica—la reducción del suministro a las empresas en beneficio de los particulares. A pesar de la crisis, Mario Monti prefiere una fábrica parada a una familia tiritando.

La decisión, a la que ya se han opuesto los industriales, radica en una cláusula –suscrita por muchas industrias con ENI, la empresa de energía italiana—según la cual tienen derecho a un gas más barato con la condición de admitir recortes del suministro en momentos de escasez. Ese tipo de situaciones que solo se dan una vez cada 25 años. Y tocaba ahora. El caso es que, según el comisario europeo para la Energía, Gunter Ottingher, las medidas que está tomando el Gobierno de Monti son por el momento suficientes para afrontar el temporal y no hace falta que la UE adopte otras más drásticas. Italia lleva desde hace días en medio de un gran colapso provocado en parte por la nieve y en parte por la desorganización. El ejemplo más ridículo es el que protagoniza a diario el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, que va de televisión en televisión acusando del colapso de la ciudad a la falta de previsión de Protección Civil mientras los romanos se las ven y se las desean. El más dramático es que ya son 36 las víctimas del mal tiempo, desde conductores bloqueados en carreteras impracticables a personas sin hogar, de las muchas que pernoctan en las calles de Italia.

Ante los acusaciones cruzadas entre algunos de sus ministros y el alcalde de Roma, el propio Mario Monti ha tenido que salir a defender la labor de Protección Civil y del Ejército, a pedir calma y a advertir: “No es tiempo para la polémica. Otro frente frío golpeará el país durante el fin de semana”. La relativa paz política que se había concitado alrededor del trabajo de Monti para intentar sacar al país de la crisis se ha despertado con el frío. El PDL –el partido de Silvio Berlusconi—se ha situado al lado del alcalde de Roma y piden que el funcionamiento y las atribuciones de Protección Civil sean revisadas, mientras la mayoría observa cómo la gran nevada ha vuelto a dejar claro que Italia, en lo público, es un país cogido con alfileres.

Para terminar de completar lo pintoresco del paisaje, en algunos pueblos de la región del Abruzzo han sido avistados lobos hambrientos merodeando por los pueblos en busca de comida. En Pescasseroli sorprendieron a uno a 20 metros del ayuntamiento.

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