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Oscar Luigi Scalfaro, expresidente italiano

El político ha muerto este domingo en Roma a los 93 años

Juan Arias
El expresidente Oscar Luigi Scalfaro, en 2009.
El expresidente Oscar Luigi Scalfaro, en 2009.CHRISTOPHE SIMON (AFP)

El expresidente italiano Oscar Luigi Scalfaro, uno de los líderes políticos a los que Italia debe la defensa a ultranza de la constitución republicana, ha muerto este domingo a los 93 años. Su presidencia vivió los momentos más críticos de una clase política que nadaba en la corrupción, acuñada como Tangentópolis.

Scalfaro fue uno de los mayores exponentes de una larga lista de presidentes italianos de gran talla política y moral como Giulio Einaudi, Antonio Segni, Giuseppe Saragat, Sandro Pertini, Giovanni Spadolini, Carlo Azeglio Ciampi y el actual, Giorgio Napolitano. La presidencia de la república italiana —si se excluye el paréntesis de Giovanni Leone, forzado a dimitir por un escándalo de corrupción— ha sido siempre, sin distinción de la bandera política de sus representantes, una garantía de unidad nacional y defensa de los valores democráticos.

A pesar de ser considerado como uno de los exponentes de la derecha democristiana de Moro y de Andreotti, fue un presidente clave e imparcial en los momentos más difíciles que ha atravesado Italia en los últimos 30 años.

Scalfaro se enfrentó a la feroz mafia siciliana que asesinó a jueces de la talla de Giovanni Falcone. Fue él quien se opuso a las veleidades de separar al norte del sur de Italia. Fue él quién dio luz verde a gobiernos de centro izquierda, siendo él de la corriente de derechas de su partido. Su norma suprema fue siempre la fidelidad a las leyes democráticas, coincidieran o no con su preferencias políticas o religiosas.

Acérrimo opositor de Silvio Berlusconi, criticó sus frivolidades y excesos y muy especialmente su escaso respeto a las leyes italianas. Era además un hombre íntegro personalmente. Tras la muerte en 1944 de su esposa Maria Inzitani, de solo 20 años, nunca se volvió a casar y su hija Marianna se convirtió en su inseparable ángel guardián.

Con la muerte de Scalfaro, se entierra una de las páginas más polémicas y peligrosas de la historia italiana. Magistrado de profesión, vivió para la política. Lo fue todo: diputado, senador, presidente de las dos cámaras del Congreso, ministro y nombró a seis presidentes de gobierno. Y siempre dispuesto a defender a cualquier precio los valores republicanos más genuinos de la Italia que era envidia del mundo hasta Berlusconi.

Fiel a su estilo austero de vida y poco proclive a la política de espectáculo, los funerales de Scalfaro serán celebrados en Novara, la ciudad piamontesa que lo vio nacer, en la intimidad familiar que él mismo había pedido.

*JUAN ARIAS fue corresponsal de EL PAÍS en Roma y el Vaticano durante 14 años.

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