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¿Es Davos incompatible con el Islam?

Hay una solidaridad entre las élites que supera ideologías, fronteras y religiones. Nada puede inquietar más a quien siente el espíritu de cuerpo de los elegidos que la súbita caída de uno de los suyos. Las élites son hostiles a las revoluciones, con independencia del color político e incluso las simpatías. No es extraño que el camino elitista de Davos sea de difícil tránsito para los nuevos gobernantes árabes, islamistas casi todos ellos, que están sustituyendo a las viejas élites corruptas y dictatoriales.

Las dificultades vienen de todos lados. Les cuesta a los nuevos gobernantes árabes hacer llegar su mensaje. Y a los asistentes al Foro les cuesta atender con el debido entusiasmo la llegada de un nuevo grupo de líderes en el momento en que inician sus transiciones democráticas y la construcción de un nuevo sistema de selección de sus élites. La desconfianza es mutua y tiene profundas raíces: el antioccidentalismo de un lado y del otro una islamofobia suscitada por la malintencionada identificación de una entera religión con la violencia terrorista.

La jornada del viernes escenificó de nuevo el desencuentro entre las fuerzas que pugnan por el cambio en el mundo árabe y las élites mundiales que se reúnen en Davos. La intervención inaugural corrió a cargo del primer ministro tunecino, Hammadi Jebali, en el gran auditorio, frente a dos salas donde se celebraban sendos seminarios, uno dedicado a Irán y su proyecto nuclear, en el que intervino el ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, y otro dedicado a discutir sobre el siglo XXI con el columnista Thomas Friedman. El enorme auditorio se hallaba casi vacío, pero había colas para entrar en las otras dos salas.

Jebali, militante del partido islamista En-Nahda, barba y callo de devoto islámico en la frente, es el primer gobernante árabe que sale de una elección democrática y el primero en comparecer aquí. Su discurso fue para “jurar la Constitución”: cumplirá todos los requisitos exigibles desde la Unión Europea. También para situar el desafío central de la nueva democracia en la creación de puestos de trabajo y la disminución de la pobreza. Señaló que Túnez tiene una élite profesional bien formada, clases medias y ahora un Gobierno de coalición, abierto y moderado. Predicó la libertad de mercado, la independencia judicial y de los organismos reguladores, condiciones para las inversiones extranjeras. Y no tuvo empacho en enumerar los sectores donde los tunecinos cuentan con mejores bazas, con el objetivo explícito de atraer algo del flujo de dinero que circula por los bolsillos presentes en Davos.

La cadena televisiva de capital saudí Al Arabiya organizó el debate que se celebró a continuación, enteramente en árabe con interpretación simultánea, en un escenario donde rige el inglés. Participaron el primer ministro marroquí, Albdelilá Benkirán, de nuevo el tunecino Jebali y los dos candidatos presidenciales egipcios, Amr Moussa y Abdel Monein Aboul Fotouh. Marruecos y Túnez son la vanguardia del cambio, el primero reformista y el segundo revolucionario, pero ambos con dirigentes islámicos al frente de sus respectivos Ejecutivos, mientras que Egipto, todavía en efervescencia, es la almendra donde se juega el futuro del cambio político árabe en su conjunto.

Benkirán calificó el proceso marroquí de “una revolución más tibia”, que no se hace en la confrontación con el rey y tiene sus orígenes en las reformas anteriores emprendidas por Mohamed VI. “¿A quién le importa que nuestros Gobiernos sean islámicos o no? Lo que interesa es que estos Gobiernos son democráticos”, añadió en respuesta a las preocupaciones europeas. Amr Moussa señaló que “Occidente quiere elecciones democráticas, pero también que ganen sus partidos preferidos”. “Todos somos ahora demócratas”, añadió, “pero el problema es saber si Occidente sabrá negociar con una democracia que es árabe”.

Shadi Hamid, director del centro de Doha del think tank estadounidense Brookings, en otro debate sobre el papel del islam en la política, señaló que “la democracia es el derecho a equivocarse, de ahí que lo único que importe ahora es encontrar el camino para trabajar con quienes están en el poder, nos gusten o no”.

Para el egipcio Fotouh, Davos es uno de los símbolos de la connivencia occidental con las dictaduras. La cuestión crucial es saber si las nuevas élites que están llegando al poder en el mundo árabe serán plenamente aceptadas en la escena internacional de Davos. Se verá en el Foro de 2013.

Comentarios

Sr.Bassets, saludos. Acerquémonos al fenómeno desde el anti occidentalismo: Los EU y muchas otras potencias occidentales, antes de la primavera árabe, eran socios y muy buenos amigos: del régimen de Ben Alí en Túnez, de la monarquía de Marruecos, de Muamar Kaddafi en Libia, de Hosni Mubarak en Egipto, de la dictadura yemenita del general Alí Abdalla Saleh, y lo siguen siendo (todavía) de los emires y sultanes de la península árabe. La primavera árabe ha demostrado al Mundo ser democrática y nacionalista. Su dirección es de clase media (no comparto su criterio, Bassets, de que está dirigida por “nuevas elites que están llegando al poder”) su expresión es religiosa, su base es de jóvenes, estudiantes, profesionales, militares y trabajadores. Sus líderes y sus bases intuyen, sospechan (entiendo que tienen motivos para hacerlo) que los EU y occidente significarían para el mundo árabe un viejo y desfasado proyecto colonial: dependencia económica y alineamiento con políticas y bloques ajenos a los nuevos anhelos de libertad e independencia. Los líderes árabes, para creer en las “nuevas” propuestas occidentales y norteamericanas de paz, diálogo y acercamiento, primero necesitan ver acciones concretas en favor de la convivencia y el entendimiento basadas en el respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos internos de cada Nación. Con amistad, sc
Estimado Sr. Bassets, saludos. No se puede tapar el sol con la mano. El reconocimiento del Estado Palestino es el nudo gordiano del problema por usted planteado. Occidente y los EU en particular deben de reconocer cuanto antes la existencia del Estado Palestino. Es inútil seguir postergando el curso de la historia. Todo pasa inexorablemente por ahí. El resto es retórica, planes, hojas de ruta, troikas, en la que los pueblos árabes hace ya mucho tiempo dejaron de creer. No se puede seguir apostando a la guerra, y al chantaje. Si somos tan poderosos (como decimos serlo) y convencidos de lo noble de nuestra causa, apostemos sin miedo a la paz. “Son ellos [los árabes] quiénes decidirán qué pasará en esos países. Soy optimista. Necesitamos la paz con los palestinos. Y no hay nadie que esté en contra del fin de la violencia, el problema es el precio que se esté dispuesto a pagar. Yo estoy dispuesto a pagar un precio alto por la paz, cualquier precio”. Amir Péretz (Marruecos, 1952) Ex. Ministro de Defensa israelí. Con amistad,sc
Pues a lo mejor sí, a lo mejor ellos aprenden de nosotros algo de laicismo y nosotros de ellos algo de democracia, porque lo que es en nuestro entorno, la democracia está más que intervenida por los mercados, casi como la suya por los dioses, en el supuesto de que no sean la misma cosa, unos vestidos con túnicas y otros vestidos con acciones.
Y llegados a este punto, cabría preguntarse: ¿pero es democrático el capitalismo? ¿Quién tendría motivos para entenderse o no entenderse con quién? La democracia me suena a pobreza. Vestir pobre es democrático. Todos iguales, sin mirar por encima del hombro a nadie. Y el capitalismo tiende a la pobreza lo que un rico a la democracia. Ahora nos dicen que hay que ser austeros, pero se lo dicen los ricos a los pobres. La austeridad es la democracia que los ricos quieren para los pobres.
Sr.Bassets, saludos. Acerquémonos al fenómeno desde la islam fobia: Turquía, hoy, se opone a Israel y apoya a los nuevos gobiernos resultantes de la Primavera árabe, que a su vez apoyan a los palestinos, los cuales se unieron y tienen lazos con los Hezbollah libaneses proiraníes. Y lo que pasó en las riberas del Mediterráneo derribó la dictadura yemenita, dejó una situación absolutamente incierta en Túnez, Libia. Egipto se ha estabilizado y obligó a reformas en las monarquías del Golfo, incluso entre los salafíes sauditas. El Partido Baas, muy debilitado en Irak, también lo está en su otra ala tradicional y opuesta, la de Siria, antes aliada a Washington. Ese partido proclamaba el laicismo y el panarabismo (su fundador fue el cristiano ortodoxco Michel Aflak(Damasco,1910- Paris ,1989) y buscaba una modernización burguesa de las sociedades árabes, atribuyendo al Estado la sustitución de una burguesía nacional que no existía sino en germen. Formaba parte de la derecha del nacionalismo árabe que, en sus mejores momentos, gobernó Argelia, el Egipto de Nasser( 1918 - 1970), Yemen del Sur y que hoy ya no existe. El vacío que dejó ese nacionalismo es llenado ahora por nuevas fuerzas sociales, políticas e ideológicas. Nos hace falta descartar ya de una vez los estereotipos, prejuicios y pre-conceptos para analizar y entender el Mundo Árabe a la luz de los últimos acontecimientos. Dialogando, conversando con ellos. Los Drones, los servicios de inteligencia y las imágenes satelitales suelen dar una visión sesgada,fatalista de la realidad. Con amistad,sc
Sr.Bassets,saludos. Continuando con la visión desde la “islam fobia”: Los “expertos” en Europa y Estados Unidos temen el progreso en toda la zona de un Islam sectario y duro, salafista (al mismo tiempo que están aliados con los emires feudales y con los saudíes) y creen que Internet es todopoderoso. Se equivocan. En el mundo árabe la cultura no se puede separar del Islam. La uma’a es la vez la unidad de los creyentes y la unidad nacional. Es lógico que incluso los sectores urbanos pobres, que son la inmensa mayoría en las ciudades, y no sólo los campesinos, recurran a esa cultura (que es también religión), del mismo modo que en vastos sectores de América Latina los campesinos y otros sectores pobres siguieron la Teología de la Liberación para unirse y oponerse a las dictaduras militares. Las masas árabes pobres, sunníes o chiítas, del Maghreb (Norte de Africa) o del Machrek (Asia) dan una interpretación democrática y justiciera a un Islam que, en sus orígenes, era igualitario y no diferenciaba entre un esclavo, un camellero o un Emir. No apoyan al salafismo sino una versión “turca” y moderada. Y se agarran de la religión, como expresión social, para crear un vasto movimiento democrático y multifacético en el cual, sin duda, se mueven también agentes y provocadores, pero esto puede ser un arma de doble filo para los propios Estados Unidos e Israel. La Primavera árabe, es una revolución que surgió en las ciudades sobre la generalización de la educación , de la información y la cibernética, pero su capacidad de decisión no viene de Internet sino que se amasó mediante el “teléfono árabe”, de boca a boca y, sobre todo, en las reuniones masivas, enormes, de los viernes en las mezquitas. Además, es un proceso único, contagioso, y no algo local, libio, tunecino, libanés, sirio. Los regímenes autoritarios y religiosos minoritarios, como el de los alauitas Bashar al-Assad (Damasco, 1965) en Siria, no pueden sostenerse ya sólo con la violencia. Ahora enfrenta una revolución democrática que recibe la influencia continua de la del Norte de África y del Islam turco. Tendrá que hacer concesiones y ya. Con amistad, sc
Democracia,democracia,democracia, mas democracia,dale democracia...como si fuese la receta para descifrar el enigma del universo:la democracia no es sino, otra forma de domesticar al individuo que,por cierto,recurriendo a la realidad,se podria considerar otro fracaso,como el resto de sistemas para intentar tener bajo control a las masas.Lo que falla no son los sistemas;es el proyecto humano...disculpen lo de humano porque,en este preciso instante escucho el retumbo de las palabras de Nietzsche..."mas alla del bien y del mal"Darwin nos libero de Dios,pero quien nos liberara de la bestia que nos habita y nos domina?
Efectivamente la desconfianza es mutua y por razones obvias, la más evidentes es la doble vara con que mide occidente cuando se trata de temas comunes con Israel. Pero ahora lo que nos importa que la nueva élite islámica sepa comportarse para no irritar a occidente ni contradecir su programa electoral. Decir el “islam es la solución” no es un lema que valga para el siglo XXI. Es islam es una enseñanza que puede ser interpretada de distintas maneras y según la interpreta, y lo más importante es cómo aplicarla. Eslóganes como libertad de creencia y de expresión, el estado civil, la justicia y la independencia de poder judicial, los DDHH incluidos los de la mujer y definir sus responsabilidades, respetar las minorías…, estos son los retos a los nuevos jugadores políticos árabes, sin olvidar proteger las riquezas nacionales. Sí al mercado libre pero no a inversiones de consumo o malgastarla en armamentos. Hacen falta nuevas escuelas universidades, hospitales… el derroche que ejercen los mandatarios del Consejo de Cooperación del Golfo está muy criticado por muchos, no sólo ciudadanos, también se atrevieron altos responsables de sus ejércitos. En la última reunión el embajador norteamericano se vio obligado a abandonar la sala de la conferencia de Seguridad Nacional y Regional celebrada el pasado día 22, por la sinceridad del interlocutor militar, el teniente coronel Dhahi Khalfan. Los EE UU no deben seguir jugando su papel a indicaciones del aliado sionista. Europa tampoco de ser cómplice por su pasividad ante la injusticia que sufre el pueblo palestino y las revoluciones árabes que reivindican recupera la libertad y la dignidad perdidas a mano de peones de occidente y dictadores corruptos.

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