España sustituirá el crudo iraní por petróleo saudí
Teherán cubre en la actualidad cerca del 15% de las compras españolas
España no produce petróleo. Con una dependencia energética general de casi el 80% (20 puntos por encima de la media europea), depende en un 99% de las importaciones para cubrir el consumo de crudo. Por esa razón, la posible suspensión de las compras a Irán a partir del 1 de julio es un problema importante.
Irán, según datos de Cores (Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos) cubrió en los últimos 12 meses el 14,7% de las importaciones de petróleo españolas. En algún momento de la crisis libia, el petróleo iraní llegó a representar hasta el 20%. Son porcentajes muy importantes para el estratégico sector de la energía. Si Irán no acepta las exigencias de las potencias occidentales, a partir de julio, España —como otros países muy dependientes del crudo iraní, caso de Grecia o de Italia— tendrá que buscar alternativas de compra.
Según los expertos consultados en las empresas españolas, la búsqueda de petróleo alternativo —con el apoyo de la UE y de EE UU— no será difícil. Hoy mismo, el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo explicó que “se nos ha dado garantía [a España] de que Arabia, y los países del Golfo (...) garantizarán el suministro y los precios. Arabia Saudí, que ya es un importante suministrador de España (por encima del 14%) podría, en principio, cubrir la mayor parte de los 2,5 millones de barriles diarios que desaparecerían del mercado internacional. Arabia Saudí, señalan los especialistas, puede ampliar su capacidad de producción en un periodo de entre uno y tres meses sin excesivos problemas. Pero a pesar de todo, cruzan los dedos para que la amenaza de embargo sea suficiente y no haya que ejecutarla el 1 de julio. Porque el embargo, dirigido a la yugular del sistema impuesto por los ayatolás en Irán, podría desencadenar escenarios de enfrentamiento de pesadilla.
El peor de los escenarios, relatan, sería el cierre del estrecho de Ormuz. Por ese embudo circulan 18 millones de barriles diariamente (una cuarta parte del consumo diario mundial). Si Irán cierra el estrecho podría provocar un enfrentamiento militar directo con EE UU. Y en ese caso, el mercado del petróleo enloquecería. Sencillamente, nunca en las sucesivas crisis registradas, se ha producido un estrangulamiento así.
Los expertos barajan más interrogantes para el caso de que Irán no de su brazo a torcer. Por ejemplo, qué actitud mantendrán las potencias emergentes, especialmente China (compra a Irán 450.000 barriles diarios) e India (350.000 barriles), con economías sedientas de petróleo. ¿Aprovecharán la situación para apretar las clavijas a los iraníes a cambio de asumir el petróleo destinado a Occidente? Lo que habrá en cualquier caso, señalan en las petroleras, será un reajuste de las distintas calidades que forman la cesta de compra de los importadores.
Y ¿qué sucederá con los precios? Por supuesto, dependerá de la evolución de los acontecimientos. Pero lo visto este lunes da una idea. El mercado asumió con subidas muy moderadas el anuncio de embargo de la UE a las exportaciones de crudo iraní. El petróleo tipo brent —el de referencia en Europa— sobrepasó en algún momento del día los 111 dólares por barril (una subida del 1,3% respecto a la jornada anterior) pero ha habido jornadas con subidas similares, de más de un dólar por barril, sin acontecimientos relevantes. Porque lo cierto es que el mercado del petróleo acusa la caída de la demanda que está provocando la crisis en todo el mundo y en especial en Europa.
Los precios del petróleo, aseguran los expertos, se mantienen en torno a los 110 dólares por barril por la tensión en torno al programa nuclear iraní. Sin la amenaza de un agravamiento de la situación, que podría llegar incluso a un enfrentamiento militar, los precios se habrían inclinado mucho más a la baja en los últimos meses. Sencillamente, la economía internacional sigue preñada de nubarrones. El conflicto en torno a Irán es solo uno de ellos.
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