Romney trata de afianzar su liderazgo republicano en New Hampshire
Los otros candidatos atacan al favorito por su gestión en la empresa privada
Mitt Romney es el favorito en las primarias que se están celebrando este martes en New Hampshire y, por tanto, el objetivo principal de los ataques de su rivales. Pero éstos son tan débiles, sobre todo en un Estado que suele preferir a los moderados, que apenas merecerían ser mencionados si no fuera porque Romney es aún un candidato vulnerable y poco convincente a quien se atreve a hacerle cara con ciertas posibilidades de éxito.
Un casi desconocido como Rick Santorum prácticamente le empató la semana pasada en los caucus de Iowa, y el último en las encuestas, Jon Huntsman, puede ahora también quitarle muchos votos en New Hampshire. Huntsman, un verdadero centrista que fue embajador en China durante la Administración de Barack Obama, defiende la unión legal de parejas homosexuales y reconoce la existencia del cambio climático, es una de las amenazas contra Romney aquí. La otra es Ron Paul, cuya movilización juvenil atraída por sus posiciones contra la guerra, tiene en este estado del noreste del país una particular vitalidad. Hay que comprobar asimismo si Santorum consigue prolongar la gloria alcanzada en Iowa.
¿Podrán entre todos conseguir el número suficiente de votos como para hacer la probable victoria de Romney corta y, por tanto, insuficiente como para despejar las dudas sobre su candidatura? Esa es la principal pregunta a la que responderán estas primarias. Romney está en el centro de todas las miradas, las de los amigos y las de los enemigos.
Durante los dos debates que los candidatos republicanos sostuvieron en el pasado fin de semana —uno acabó a las once de la noche del sábado y el otro empezó a las 10,30 de la mañana del domingo— Romney fue criticado desde múltiples ángulos: por ser un moderado que jamás se ha identificado con los valores conservadores, por haber subido los impuestos durante su etapa como gobernador de Massachusetts, por las numerosas ocasiones en las que se ha visto obligado a rectificar a lo largo de su carrera y, en general, por su falta de autenticidad.
Se le critica por ser un moderado que jamás se ha identificado con los valores conservadores
Tal como lo expuso Newt Gingrich en uno de los debates, si los republicanos quieren presentar un candidato que ofrezca un auténtico contraste con Obama, que represente claramente al conservadurismo actual y que sea capaz de generar una ola de entusiasmo entre las bases, Romney no es el hombre adecuado.
En los últimos días, además, se ha sumado a las críticas contra Romney un episodio de su biografía que puede convertirse en un enorme problema para él, tanto en estas primarias como, más aún, en las posteriores elecciones presidenciales. Se trata de Bain Capital, la firma de inversiones que Romney dirigió desde 1984 hasta 1999.
Uno de los ejes de la campaña de Romney es que su experiencia en el sector privado le da el conocimiento para conducir la economía norteamericana, con los métodos de la libre empresa, hacia una nueva etapa de crecimiento. Parece, sin embargo, que su trayectoria en Bain Capital está escalonada entre algunos fracasos y ciertos éxitos que favorecieron al capitalismo más especulativo, precisamente el que ahora es menos popular en este país.
Los demócratas llevan tiempo investigando la actuación de Romney en Bain Capital con intención de convertir ese asunto en uno de los fundamentales de su previsible duelo con Obama. Pero, antes de eso, algunos republicanos parecen decididos a recurrir a ese tema. Aliados de Gingrich han comenzado a emitir anuncios en Carolina del Sur, escenario de primarias el próximo día 21, denunciando la actuación de Romney en esa compañía.
Aliados de Gingrich denuncian la actuación de Romney en una firma de inversiones de carácter especulativo
Una de las principales actividades de Bain Capital era la de comprar empresas en crisis a bajo precio para venderlas con beneficios una vez reestructuradas y reducidas de tamaño. Eso exigía el despido de miles de trabajadores que todavía se sienten víctimas de una operación puramente especulativa y están dispuestos a hablar sobre el daño que, según creen, Romney les hizo.
The Wall Street Journal publicó ayer una investigación sobre las actividades de Bain durante el tiempo en que fue dirigida por Romney y, aunque no llega a conclusiones claras en una sola dirección, sí pone en evidencia que Bain invirtió en empresas en las que se produjeron fuertes reducciones de puestos de trabajo y que, en algunas de esas operaciones, la firma consiguió repartir grandes cantidades de dinero entre sus clientes y sus ejecutivos. En los 77 negocios analizados por el periódico conservador, Bain obtuvo unos beneficios totales de 2.500 millones de dólares sobre una inversión de 1.100 millones, actuando en ocasiones en niveles de riesgo por encima del promedio del sector. El diario añade que también ha detectado varios fracasos significativos en las inversiones de Bain en esos años.
Ni los éxitos ni los fracasos de esa compañía ayudan a Romney en esta campaña. Unos porque ponen en evidencia un modelo de negocio que no es muy considerado con los intereses de las clases medias, y otros porque rebaten la imagen del brillante consejero delegado que pretende trasladar a las Casa Blanca sus dotes como ejecutivo.
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