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Rick Santorum se convierte en abanderado de la escolarización en casa

El movimiento gana terreno entre los conservadores de Estados Unidos

Rick Santorum, con su mujer y una de sus hijas en un mitin en 2006 en Pittsburgh.
Rick Santorum, con su mujer y una de sus hijas en un mitin en 2006 en Pittsburgh.JASON COHN (REUTERS)

Hace nueve meses, mucho antes de que esprintara hasta colocarse entre los favoritos en las primarias, el republicano Rick Santorum ya ganó unas elecciones. Con un 28% de votos, quedó primero en el sondeo de opinión de la Asociación para la Defensa Legal de la Educación en el Hogar, un lobby que defiende los derechos de los padres que deciden escolarizar a sus hijos en casa. Santorum, católico, ha educado en el hogar a siete hijos. Lo ha hecho porque quiere inculcarles valores religiosos. Y se ha convertido así en el representante más visible de un movimiento al alza en EE UU.

Según el último informe del Departamento de Educación norteamericano al respecto, en 2007 había 1’5 millones de niños y adolescentes educados en casa. La cifra oficial ha aumentado en medio millón cada cuatro años, por lo que el número actual ronda los dos millones. Es difícil proporcionar un número exacto, porque hay estados, como Florida, que obligan a los alumnos educados en casa a registrarse y otros, como Tejas, que no.

“Nuestra familia lo hizo por los valores”, explica Yvonne Bun, de 64 años, que escolarizó en casa a tres hijos y que ahora trabaja en la Asociación de Educadores en el Hogar de Virginia. “Nuestra educación tuvo una base bíblica. Y no enseñamos la religión como una asignatura extra, sino como un cimiento común a todas las materias. Nosotros le enseñamos a nuestros hijos que dios nos creó a nosotros y al universo. Los temarios de las asignaturas como Ciencia los basamos en la Biblia”.

Los padres escogen

El caso de la familia de Yvonne es el más común. Según el informe del Departamento de Educación, la razón principal por la que los padres educan a sus hijos en casa, elegida por un 36% de los encuestados, es “proveerles de instrucción moral o religiosa”.

Las regulaciones gubernamentales respecto a ese método educativo son muy variadas. Normalmente, los Estados no exigen un temario. Algunos obligan a los niños a que se sometan a un examen anual. Muy pocos, como Massachusetts, imponen como condición previa que un comité educativo apruebe la solicitud de educar a los niños en casa.

Eso significa que los padres que residen en Estados permisivos, como Virginia, pueden diseñar sus temarios de acuerdo con sus convicciones, sin el escrutinio de autoridades externas. Así, ideas como el creacionismo toman un papel preponderante en la educación. Y ese es el motivo por el que candidatos que defienden la integración de la religión en la vida pública, como Santorum o Michele Bachmann (ya retirada de la contienda electoral) han decidido educar a sus hijos en casa.

En Iowa, el primer Estado que mantuvo primarias, las familias que optan por la educación en el hogar ayudaron a lanzar a Santorum a los primeros puestos de la contienda electoral. En 2008 ya hicieron lo mismo, al apoyar al reverendo conservador Mike Huckabee, que ganó los caucus pero perdió la nominación. Muchas de esas familias se oponen a la inversión del Estado en educación y exigen incluso la abolición del ministerio de Educación.

El sistema legal es permisivo,
y las regulaciones respecto
a ese método educativo
varían mucho, según los Estados

“En democracia, una de las labores más importantes es transmitirle valores de libertad a las generaciones venideras”, explica la profesora de derecho de la Universidad George Washington Catherine J. Ross, autora de diversos estudios al respecto. “En casos como este, la política toma un papel hostil a esa labor, imponiendo barreras en el modo en el que la sociedad mantiene discusiones civilizadas. Es precisamente eso, escuchar opiniones diversas, con respeto y tolerancia, lo que se logra enviando a los niños a la escuela, para que entren en contacto con otros puntos de vista”.

Ross ha propuesto diversas recomendaciones para mejorar el sistema de educación en el hogar, como aumentar el control del estado sobre los temarios, incluyendo asignaturas que fomenten la diversidad, o a través de exámenes estandarizados. La profesora identifica una estrategia política en algunos grupos que defienden la enseñanza en el hogar, pero que en realidad buscan introducir la religión en la educación pública.

“Muchos de esos padres saben que los distritos educativos reciben fondos del gobierno dependiendo de cuántos alumnos acuden a las escuelas. En muchos casos, les dicen a las escuelas que si no enseñan cosas a las que ellos se oponen, como la evolución o la igualdad de género, sacarán a sus hijos en masa de las aulas, para reducir drásticamente sus fondos. En cierto sentido, esas estrategias conforman una agenda política”, añade.

Diversos grupos integristas en Norteamérica se aprovechan de la laxitud legislativa para adoctrinar a sus niños desde pequeños. En 2008, la policía de Tejas descubrió que un grupo mormón, la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Últimos Días, había cometido atrocidades, como violaciones, contra 468 menores, a los que aislaba con la excusa de escolarizarles en el hogar. Ese hogar era un rancho que se regía como una dictadura teocrática. A las niñas se les enseñaba a doblegarse ante los varones. No recibían formación en ninguna materia académica.

Casos como ese son, sin embargo, una excepción o una consecuencia extrema de la permisividad del sistema legal norteamericano. En España, ese sistema de escolarización no es ilegal, pero tampoco está regulado. Una sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 denegó a los padres la facultad de elegir para sus hijos una educación ajena al sistema oficial, porque consideraba que el derecho es del menor.

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