Revuelta popular en el sur de China
Los habitantes de un pueblo de la provincia de Guangdong, en pie de guerra por las expropiación de sus tierras
Los habitantes de Wukan, un pueblo de pescadores de unos 13.000 habitantes en la provincia de Guangdong (sur de China), están en pie de guerra contra las autoridades locales, a las que acusan de quedarse con sus tierras de forma ilegal y de haber torturado a uno de sus líderes, que falleció el pasado fin de semana mientras se encontraba detenido. La policía ha bloqueado los accesos a la población, cuyos habitantes han pedido la intervención del Gobierno central para que “restablezca la justicia”, ante lo que califican de prácticas corruptas de los dirigentes locales.
Las autoridades de Shanwei –distrito del cual forma parte Wukan- aseguraron el miércoles que “un puñado” de miembros del Partido Comunista Chino y de funcionarios sospechosos de los abusos en la expropiación de tierra han sido detenidos y que el principal proyecto de desarrollo de suelo ha sido congelado hasta que la mayoría de los vecinos estén satisfechos con las condiciones de negociación. Pero al mismo tiempo amenazaron con tomar duras medidas contra quienes hayan instigado a otros a crear problemas y hayan dañado propiedad pública.
Los gobernantes en China utilizan a menudo la táctica del palo y la zanahoria para hacer frente al descontento popular. Pero los vecinos de Wukan, que el fin de semana pasado levantaron barricadas para impedir el paso de la policía y evitar así más detenciones, no están dispuestos a ceder rápidamente. La muerte de Xue Jinbo, de 42 años, uno de sus representantes en las negociaciones que fue arrestado la semana pasada como sospechoso de organizar las movilizaciones que comenzaron en septiembre, ha enfurecido a los vecinos, que planean manifestarse este fin de semana para exigir una investigación sobre lo sucedido.
Las autoridades afirman que Xue sufrió un infarto mientras estaba bajo custodia, pero algunos familiares que han visto su cuerpo dicen que mostraba signos de tortura y sospechan que fue apaleado hasta morir. “Me sorprende mucho eso [que dicen] porque mi padre nunca había tenido problemas de corazón”, ha declarado su hija, Xue Jianwan, a la agencia France Presse. “Tenía cardenales por todas partes. Si no le pegaron, ¿de dónde vienen todos esos moratones?”
La muerte de Xue, uno de sus representantes en las negociaciones, ha encolerizado a los vecinos
El Gobierno local ha tenido que colocar vídeos en Internet de otros cuatros detenidos por las protestas mientras eran visitados por familiares, con objeto de despejar las sospechas de que habían sido maltratados.
En China, la mayoría del suelo rural es propiedad de las colectividades locales, pero en la práctica los funcionarios y gobernantes pueden ordenar su expropiación a cambio de compensaciones, que los afectados a menudo dicen que no son adecuadas y no reflejan los beneficios que obtienen intermediarios y promotores. Los residentes de Wukan afirman que oficiales corruptos han requisado cientos de hectáreas, en connivencia con los promotores, y las han vendido sin su consentimiento. Los campesinos reclaman que les sea devuelta la tierra, poder elegir a sus líderes del pueblo y que aquellos vecinos que siguen detenidos sean liberados.
Las revueltas en Wukan se remontan a septiembre, cuando cientos de personas atacaron edificios y se enfrentaron con la policía por las expropiaciones. Desde entonces, la ira ha ido en ascenso porque sus peticiones y las repetidas solicitudes para reunirse con funcionarios de más alto nivel han sido rechazadas. El viernes de la semana pasada, la policía entró en el pueblo y se llevó a varios representantes. Cuando regresó de nuevo al día siguiente, los vecinos bloquearon las carreteras con troncos y barreras e impidieron su paso. Los agentes dispararon gases lacrimógenos y utilizaron cañones de agua contra los campesinos, que estaban armados con palos, azadas y garrotes. La policía se retiró y bloqueó las carreteras de acceso a Wukan.
Las protestas contra los abusos oficiales son cada vez más comunes en China, donde todos los años se producen miles de movilizaciones. El 65% de las que tienen lugar en las zonas rurales se deben a las expropiaciones de suelo, según la Academia China de Ciencias Sociales.
Los expertos aseguran que el problema se ha visto exacerbado por el control que ejerce el Gobierno sobre toda la tierra y la dependencia de las administraciones locales del suelo para obtener ingresos.
Pekín teme el efecto contagio que cualquier ola de protestas puede tener, especialmente debido al efecto de Internet, y presiona a los gobiernos provinciales para que resuelvan los problemas en su territorio. Las movilizaciones no suelen trascender el entorno local, pero lo sucedido en Wukan es un nuevo ejemplo del descontento que amenaza con corroer poco a poco el apoyo del pueblo llano al partido.
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