La conversación democrática
Sin conversación democrática no hay democracia. La vida política no puede reducirse al funcionamiento mecánico de unos procedimientos activados por la correlación de fuerzas, el reparto de votos y escaños. Mal asunto cuando la deliberación se convierte también en parte del procedimiento, pero sin contenido conversacional y argumental alguno. Un país adquiere textura y densidad política cuando es capaz de organizar una buena conversación democrática eficaz en la que todos se sientan partícipes. Por supuesto, las instituciones parlamentarias conforman el corazón de la deliberación democrática, y también los medios de comunicación, sus periodistas, los intelectuales, los lectores al fin.
La conversación de esta semana en todo el continente gira en torno a Merkozy, la unión fiscal, el estado de nuestras deudas y déficits, la dimensión de los recortes que sufrimos y el euro. Pero en el caso de la conversación española cabe señalar que llegamos mañana a la Cumbre sin que hayamos escuchado todavía en boca de nuestros presidentes, el saliente y el silente, qué, por qué y cómo vamos a defender los intereses de los ciudadanos españoles en la reunión donde se puede producir la mayor cesión de soberanía nacional desde la firma del tratado de Roma en 1957.
La conversación tiene capacidad constructiva o debiera tenerla: hacemos Europa cuanto más nos preocupamos y discutimos los europeos sobre Europa, algo que ahora podemos hacer también a través de las redes sociales. Los periodistas tenemos un papel crucial en esta conversación, por nuestra capacidad para actuar de animadores a través de nuestras informaciones, análisis y, sobre todo, preguntas. El buen periodista es el que sabe trasladar al espacio de la conversación pública las principales preguntas que preocupan a los ciudadanos.
Habrá que ver pues si somos capaces estos días de acribillar a nuestros responsables políticos con las buenas preguntas para que al final consigamos entre todos obtener las buenas respuestas a la crisis europea. Yo de momento quería utilizar todo este excurso para presentar y explicar al lector de este blog mi última conversación con Javier Solana, titulada ‘Primaveras, terremotos y crisis’, publicada en forma de e-book y a la que los lectores podrán acceder libremente a través de este enlace.
Se trata de una ampliación del libro de conversaciones que publicamos ahora hace poco más de un año, bajo el título de ‘Reivindicación de la Política. Veinte años de relaciones internacionales’. En este caso, nos reunimos el pasado verano en un par de ocasiones para realizar un nuevo repaso panorámico por los principales acontecimientos ocurridos en el transcurso de 2011 desde el cierre del libro. Los tiempos tan acelerados y trepidantes no han permitido recoger el último tramo de la crisis europea, desde finales de septiembre hasta hoy. Está escrito, antes de todo esto. Pero quiere servir también para situarse un poco ante todo lo que vamos a vivir estos próximos días.
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