El presidente sirio sostiene que él no ha ordenado el asesinato de opositores

El presidente sirio, Bachar el Asad, ha negado que de su boca saliese la orden de matar a los manifestantes que tienen en jaque al régimen desde el pasado mes de marzo. En una entrevista concedida a ABC News, El Asad ha manifestado que solo un "loco" haría algo así. El mandatario sirio, presionado por EE UU, la UE y la Liga Árabe para que frene la violencia, ha sostenido que la mayoría de los muertos, que la ONU cifra en 4.000, pertenecían a su bando y no al de opositores o desertores del Ejército que plantan cara a Damasco. EE UU ha quitado credibilidad a sus declaraciones y ha culpado al líder sirio de la represión.

El Asad ha responsabilizado a "errores" de individuos los casos de dura represión contra los manifestantes y no a una política "institucional". "Hay una gran diferencia", ha señalado el presidente sirio. En una de sus pocas intervenciones públicas, el cabeza de familia de los Asad ha puesto en tela de juicio la "credibilidad" de la ONU. Según los cálculos del presidente sirio, 1.100 policías y militares del régimen han muerto en los últimos nueve meses.

La Casa Blanca, en boca de su portavoz, Jay Carney, ha afirmado que "no es creíble" lo que mantiene El Asad y ha señalado que el mundo entero ha visto "lo que ha ocurrido en Siria" y sabe "quién es el responsable" de la violencia. Este lunes, al menos medio centenar de personas murieron a manos de las fuerzas de seguridad en la provincia de Homs, uno de los bastiones de la oposición.

Preguntado durante la entrevista en ABC por las sanciones aprobadas por la comunidad internacional, El Asad ha minimizado su impacto: "Estamos en el punto de mira de las sanciones desde hace 30 o 35 años", ha defendido El Asad. "No es algo nuevo". El mandatario sirio ha mantenido que Siria no está "aislada" y que aún existen tanto intercambios comerciales como movimiento de individuos.

Precisamente la Liga Árabe ha vuelto a pronunciarse sobre la situación que vive Siria, suspendida de la organización panárabe, y ha alertado de que se desliza hacia la "violencia confesional". En este sentido, el secretario general del organismo, Nabil al Arabi, ha advertido de que "la continuación de estos crímenes amenaza los esfuerzos árabe desplegados para salir de la crisis política y evitar la intervención extranjera".

Turquía, por su parte, uno de los países clave por compartir frontera en la gestión de la crisis, ha anunciado hoy que impondrá un impuesto del 30% a los bienes llegados del país vecino.