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¿Qué piensan los árabes?

La encuesta de la universidad de Maryland, sobre la que ya empecé a escribir ayer, ofrece una visión muy amplia de los cambios y estado la opinión en cinco países árabes, a los que pertenecen los 3.000 ciudadanos preguntados sobre temas que van desde el liderazgo mundial hasta la propia identidad. Los resultados, como se verá, están llenos de datos alentadores y de indicios inquietantes, propios todos ellos de sociedades en ebullición, en las que compiten ideologías y actitudes muy conservadoras y a la vez posiciones muy abiertas y modernas, sin que puedan deducirse todavía tendencias muy definidas. Una de las más claras, en todo caso, es la fuerza del islamismo moderado turco como modelo y la dificultad de Estados Unidos para mantener a toda esta región bajo su influencia.

La Primavera Arabe parece haber roto el pesimismo tradicional de las sociedades árabes: un 55 por ciento ve con optimismo el futuro del mundo árabe después de las revueltas, frente a un 23 por ciento que ve las cosas igual que antes y 16 por ciento con mayor pesimismo. La interpretación que suscitan las revueltas es muy significativa. Un 57 por ciento piensa que se trata de movimientos de la gente normal por la dignidad, la libertad y una mejora en sus vidas. Un 16 por ciento considera que corresponde a un intento de sectas o partidos por alcanzar el Gobierno. Y un 19, de poderes extranjeros por controlar sus países.

Los rebeldes sirios suscitan una abrumadora simpatía entre los encuestados: 86 frente a 9 por ciento que simpatiza con el Gobierno. Mayor todavía es la simpatía que suscitan los rebeldes yemeníes: 89 a 5. No sucede lo mismo, en cambio, respecto a Bahrein, donde la fractura entre chiitas y sunitas se superpone a las simpatías revolucionarias: solo un 64 por ciento simpatiza con ellos, mientras que un 24 por ciento simpatiza con el Gobierno.

La actitud de las opiniones públicas árabes sobre Estados Unidos se halla bajo mínimos, con el único consuelo de que ha mejorado muy levemente en los últimos años. Solo un 4 por ciento tienen una actitud muy favorable, porcentaje idéntico al de 2009. Ha disminuido en cambio el número de quienes tienen una actitud muy desfavorable, del 48 al 38 en dos años. La imagen de Obama ha caído sensiblemente en estos dos años, desde un 39 hasta un 34 por ciento a favor, mientras que las opiniones negativas han crecido de un 24 a un 43 por ciento.

Es interesante observar las dos medidas más destacadas que debería tomar Estados Unidos para mejorar su imagen ante los encuestados. La primera, con un 55 por ciento, es obtener la paz entre Israel y Palestina y la segunda frenar la ayuda a Israel con un 42. Más lejos con un 29 está la retirada militar de la Península Arábiga y con un 26 de Irak. Estas dos medidas eran las que figuraban en cabeza hace dos años y ahora han sido relegadas por la centralidad del conflicto israelo-palestino.

La visión árabe sobre el conflicto es profundamente pesimista. Un 53 por ciento no cree que se consiga nunca la paz, cuatro puntos por encima de la opinión de 2009. Entonces un 41 por ciento creía que era inevitable pero tomaría tiempo, porcentaje que baja ahora a un 29. Solo un 20, que era del 40 hace dos años, cree que las negociaciones sean el método para alcanzar la paz, frente a quienes creen en distintas proporciones que solo la ven posible por su imposición por Estados Unidos (15), por Naciones Unidas (24) o por la guerra (20).

La actitud de los árabes ante Irán es de recelo: una mayoría de un 35 por ciento considera negativa la adquisición de armas nucleares por parte de Teherán, aunque un 25 por ciento es indiferente y otro 25 lo considera positivo. Pero son muchos más los que consideran que hay dos amenazas mucho mayores, como Israel (71) y Estados Unidos (59), con la única salvedad de que es una actitud decreciente: 88 por ciento y 76 por ciento eran los que consideraban un peligro a Israel y Estados Unidos en 2009.

Una pregunta altamente significativa se interesa por la superpotencia mundial preferida, algo que permite observar un nuevo cambio brusco de opinión entre los encuestados. El ranking de 2009 era por este orden y en porcentaje: Alemania con el 25, Francia con 23, China con 14 y Estados Unidos con 8; mientras que ahora aparece China en cabeza con 23, seguida de Alemania con 15, Rusia con12 y Francia con 10.

Los liderazgos mundiales son también muy significativos. Hugo Chávez encabeza la lista en 2009 con un 26 por ciento de preferencia, seguido por Jacques Chirac con el 10; y ahora en cambio la encabeza Erdogan, con el 22, seguido por Nasrallah y Ahmadinejad con el 13. Obama tenía el 2 por entonces entonces y ahora tiene el 4 por ciento de opiniones favorables.

Una cosa son las ideas y otra la vida diaria. La gente quiere vivir allí donde mejor se puede vivir. Los países extranjeros donde los árabes prefieren vivir son por este orden Francia (28), Alemania (22) y Reino Unido (15), con China (11) solo en cuarto lugar. La preferencia por Estados Unidos, del 10 por ciento, se ha duplicado en los dos últimos años. También es significativa la preferencia por EAU (30 por ciento) entre los países árabes y la ausencia en cabeza de país alguno más allá del canal de Suez: Arabia Saudí (14), Catar (12) , Líbano (10) y Kuwait (7).

La parte de la encuesta dedicada a la identidad también proporciona datos dignos de reflexión. Es abrumadora la mayoría, un 58 por ciento, que considera los intereses nacionales como el elemento determinante de las decisiones que tomen los gobiernos. Mientras que solo un 16 cree que debe hacerse según los intereses de los musulmanes, un 14 de los árabes y un 10 por ciento del conjunto del planeta. La identidad individual, en cambio, se distribuye de otra forma y se halla en plena transformación.

Un 33 por ciento se consideran ante todo ciudadanos de sus países, cinco puntos menos que hace dos años. Un 31 por ciento se consideran musulmanes como primera identidad, en aumento de cuatro puntos. Un 26, árabes, en disminución de siete puntos. Y un 8 por ciento ciudadanos del mundo, la mayor variación puesto que en el 2009 solo un 1 por ciento se veía de esta forma.

Comentarios

Lo malo es que los pensamientos, y los sentimientos, aún delatando un avance en algunos casos, son altamente volubles. Bastan pequeños movimientos sísmicos sociales, económicos o de otro tipo para que todo se vuelva del revés, que donde hay apertura vuelva a aparecer cerrazón. Qué poco de fiar somos todos y qué fácilmente nos dejamos guiar por ciertas sendas, hasta que nos aprieta el zapato o se nos mete una china, y zas, vuelta a las andadas. Ahora los árabes experimentan un renacer esperanzador, justo al contrario del anochecer que no cesa que sentimos acá en Europa.
Los movimientos políticos (las ideas) son semejantes a los movimientos marítimos (las olas, las resacas y los maremotos). Cualquier embarcación puede varar o ser destruida, por muy expertos que sean sus oficiales. Cada ser humano es como una gota de agua y ya sabemos que miles de millones de millones de millones de gotas forman las corrientes marinas que se mueven según la dirección de las fuerzas magnéticas y de los vientos. Luego, no hay que inquietarse por lo que será, nadie lo puede evitar. La gigantesca desigualdad social que sacude el mundo es la causa de todos los maremotos sociales, y esto si puede arreglarse (la ética). Todo depende del propio ser humano, anclado en la sed insaciable de sexo, riqueza y poder.
Parece que en Occidente también debemos aprender de los Chinos en cuanto a Marketing Internacional. Las minorías islamicas en China no disfrutan ni de lejos de la libertad religiosa que poseen en Europa o USA y la visión que en China se tiene respecto a p. ej los Uighures, musulmanes, es que son un pueblo cuasi-terrorista.
Las estadísticas son la forma más elusiva de mentir. Los datos numéricos están siempre sujetos a acontecimientos imponderables.
Señor Bassets, (dudo que lea los comentarios que la gente escribe en su blog, pero aún así...)Escribía usted esto el otro día: "Sin opinión pública no hay democracia, y sin buenas estadísticas y buenas encuestas no hay opinión pública." Es asombrosa la forma de esconder la manipulación que existe detrás de una frase realmente tan hiriente. 1) quién crea la opinión pública? Quién la maneja? Quién la transporta? Esta es una pregunta que está ausente en su frase, y permítame decir que es usted mismo (periodista y escritor) quién crea, usa, escribe y transporta esa opinión. Por favor reflexione en este punto, parece que la opinión es algo que se encuentra en el aire, ausente de agencia, dado por la naturaleza... 2) Las estadísticas no son buenas ni malas, las estadísticas son opiniones. Detrás de los datos hay preguntas, detrás de las preguntas hay intenciones. Las encuestas están estudiadas para saber qué es lo que se quiere decir, antes de hacer la encuesta. Otra vez, el fantasma de la verdad natural que está ahí fuera aparece en su frase. 3) De su frase parece transcender que la democracia depende de encuestas. Por favor, le pediría que fuera (a menos) un poco serio. Usted está creando opinión, influenciando gente, no diga esas barbaridades. 4) El escapismo de su blog es casi ridículo. Dónde está el debate de qué es democracia? Dónde el debate de quién publica la encuesta (Anwar Sadat Chair for Peace)? Todos los árabes piensan lo mismo? Quienes son los árabes? Reflexione señor Bassets, (y por extensión todo aquel que lea mis palabras)
Para opinar hay que estar previamente informado! y los árabes sufren de desinformación crónica absoluta! Luego, estas encuestas tienen muy poca validéz, los árabes pueden cambiar de opinión segun soplen los vientos. Tienen el peor concepto de EE.UU. e Israel porque tienen el coco comido, pero los que quieren emigrar prefieren EE.UU. o van a trabajar a Israel. La Bosnia musulmana también era anti USA, pero hoy es el único país del mundo que alberga una estatua a George W. Bush!!
Somos hojas con las que el viento juega. Parece un verso, pero nada de eso. Lo cierto es que por mucho que jueguen con nosotros, hay, creo, un mínimo común que permanece invariable en todo ser humano: el deseo de ser libre, igual y estar en paz. Y a partir de ahí, el abanico de tendencias sobre otras cuestiones varía ad infinitum. La mínima corriente despierta sentimientos que no se tienen, y que no se dejan de no tener por el hecho de que se despierten. Explico la aparente contradicción. Cuando en aquellas elecciones generales, me parece que de 2000, alguien con nombre propio satanizó a los independentistas catalanes, consiguió que dicha formación pasara de un diputado a conseguir siete, con un respaldo, si no recuerdo mal, de más de seiscientas mil personas. Podríamos pensar que muchos catalanes se habían vueltos republicanos de izquierdas, pero lo cierto es que el sentimiento no lo era tanto a favor de esta pista, como una forma de rechazo de quien les atacaba de manera desproporcionada y torpe. Tras el paso del dinosaurio, todo volvió a su ser, menos el dinosaurio, claro, que luego siguió ladrando su rencor por las esquinas.
Multitud de jóvenes que reclaman poder vivir como en Occidente se van a llevar una gran desilusión. Me parece que va a haber una debacle con esas democracias al estilo occidental en paises con cultura y costumbres ancestrales.

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