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El futuro presidente de Irlanda tendrá que recortarse el sueldo

Los irlandeses votan para elegir un nuevo mandatario El Gobierno impulsa una reducción de sueldo del alto cargo

El empresario Sean Gallagher, favorito según los sondeos, deposita su voto para las presidenciales irlandesas
El empresario Sean Gallagher, favorito según los sondeos, deposita su voto para las presidenciales irlandesasPeter Morrison (AP)

Los irlandeses han votado para elegir a su nuevo presidente y para aprobar o rechazar en referéndum dos propuestas legislativas: una para ampliar los poderes de las comisiones parlamentarias y otra para poder reducir los salarios en el poder judicial. Pero los jueces no son los únicos que van a tener que ajustar sus ingresos a la crisis. Lo primero que va a tener que hacer el nuevo presidente es reducirse el salario.

Así lo ha pedido el ministro de Gasto Público y Reformas, Brendan Howlin, tras reconocer que el recorte salarial tendrá que ser voluntario porque el parlamento no ha logrado aprobar la propuesta de reducir el salario oficial desde los actuales 325.507 euros anuales a 249.014, en línea con los recortes que se quieren aplicar en la judicatura. En la actualidad, el salario presidencial es el mismo que el del presidente del poder juidicial incrementado en un 10%.

El recorte salarial tendrá que ser voluntario porque el parlamento no ha logrado aprobar la propuesta

Howlin ha propuesto que el ganador de las elecciones de hoy siga el ejemplo de la presidenta saliente, Mary McAleese, que en 2009 se recortó el sueldo un 10% y la asignación de gastos un 12,5% y que el año pasado elevó ese ajuste salarial al 20%.

El empresario Sean Gallagher encabeza las encuestas, por delante del candidato laborista 

Aunque los irlandeses ha votado desde las siete de la mañana siguiendo la tradición del país el recuento no empezará hasta el día siguiente. Y, dada la complejidad del sistema electoral, no se espera conocer el resultado hasta el sábado a mediodía. En cuanto a la participación, poco antes del cierre a las 9 de la noche locales (las 10 en España) de los centros electorales, la Radiotelevisión irlandesa (RTE) informó de que la afluencia a las urnas rondaba en muchas de las 43 circunscripciones el 50%, muy lejos del 70% registrado en las legislativas de febrero.

Aunque el cargo presidencial es meramente protocolario y no tiene ningún poder político, la campaña electoral ha sido mucho más crispada de lo habitual, sobre todo debido a los enfrentamientos de los últimos días entre el favorito de las encuestas, el dinámico empresario Sean Gallagher, y el número dos del Sinn Féin, Martin McGuinness, en las primeras elecciones presidenciales de Irlanda en las que los republicanos presentan candidato.

Gallagher ha llegado al tramo final de la campaña con los sondeos otorgándole un 40% de los votos de primera preferencia, con clara ventaja sobre el veterano laborista Michael D. Higgins (26%) y muy distanciado de McGuinness (15%). Muy atrás están los demás candidatos: el peculiar activista homosexual e intelectual protestante, David Norris; un gris político del Fine Gael, Gay Mitchell; la cantante Dana Rosemary Scallo, que ganó Eurovisión en los años setenta del siglo pasado, y otra independiente, Mary Davis.

Presionado por McGuinness en el debate final de campaña, el lunes pasado, Gallagher tuvo que aceptar que en una ocasión hizo de intermediario en una donación de un empresario al Fianna Fail. El problema no es tanto que recaudara para el partido al que como cientos de miles de irlandeses ha apoyado durante años, sino la manera en que intentó escurrir el bulto. La forma y las palabras que utilizó, cuando de repente recordó que sí que había recogido un sobre una vez, evocó una metedura de pata semejante a la de Brian Lenihan padre en las elecciones de 1990, que le acabaron costando la presidencia.

Para complicar aún más las cosas, Gallagher ha dado luego marcha atrás de su aparente admisión de que hizo de recaudador del partido y en varias entrevistas ha negado que recogiera un cheque de 5.000 euros de un hombre de negocios, aunque este ha insistido en que sí lo hizo. No es el único problema que ha tenido durante la campaña. Gallagher calificó de “un error honesto” el hecho de que en 2009 su propia compañía Beach House Training and Consulting Ltd le concediera a él mismo un crédito de 82.829 euros, en contra de la normativa irlandesa de gestión de empresas.

Los analistas de Red C, la principal agencia de opinión de Irlanda, siguen dando a Seán Gallagher como favorito a pesar de las crecientes dudas expresadas por los medios y las casas de apuestas, pero admiten que el empresario podría acabar siendo derrotado por Higgins. A favor del laborista juega el sistema electoral irlandés: los votantes no solo votan por un candidato, sino que expresan cuáles son sus siguientes preferencias. Esas preferencias se siguen sumando hasta que uno delos candidatos obtiene la mayoría absoluta, lo que puede favorecer a Higgins.

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