"Desgraciadamente, la etnia de los tuareg apoya al régimen de Gadafi"
Tecnicos de Estados Unidos buscan misiles tierras-aire en el sur de Libia
Musa el Kuni es miembro del Consejo Nacional de Transición libio, el organismo que gobierna el país norteafricano desde que Muamar el Gadafi fue forzado a abandonar Trípoli a finales de agosto. Visita Madrid para lograr que el Gobierno español agilice la tramitación de visados para 110 heridos en la guerra, muchos de ellos con graves heridas o amputaciones. Pero Musa el Kuni, nacido en 1950 en la región de Gadames, ex cónsul general de Libia en Mali y empresario de profesión, pertenece a la etnia tuareg. 500.000 de los seis millones de libios son tuareg, quienes todavía se organizan en sultanatos en Libia, Níger, Argelia, Burkina Faso y Mali. En su región natal, vastísima y desértica, cree El Kuni que se esconde el tirano fugado. “El pueblo libio se ha dividido y, desgraciadamente, los Tuareg apoyan al régimen anterior. Por falta de información, creen que el régimen sigue en pie. Gadafi tiene que tener respaldo, de lo contrario, se le habría descubierto pronto”.
Todo apunta a que en el sur de Libia, cuya es superficie es cuatro veces superior a la española, o en las zonas fronterizas limítrofes se esconden no solo el dictador depuesto, sino también muchos de sus colaboradores. “Las brigadas gadafistas dominaban el sur y la ciudad de Sabha porque era fundamental para el régimen. Sabha era estratégica porque Gadafi utilizaba esta región como zona de paso para el armamento y mercenarios. Mucha gente de la tribu Gadafa vivía en Sabha. Allí estudió y vivió Gadafi en su juventud, y allí viven muchas personas de Níger o Chad a los que Gadafi concedió la nacionalidad libia”, explica El Muni.
“Todos los mandos militares de Gadafi”, continúa, “huyeron a Sabha y luego se bifurcaron. Unos fueron a Ghat y desde allí a Argelia; y otros hacia el territorio de Níger. Es una zona desértica inmensa, donde hay algunos pozos de agua. Es un triángulo que ocupa territorio de Níger, Argelia y Libia y donde no vive casi nadie. Solo los lugareños entran allí. Ahí puede estar Gadafi”.
“No creo que Gadafi esté en contacto con mucha gente. No se fiaba de nadie", dice Musa el Kuni
El dirigente político apela al desconfiado carácter del tirano para afirmar: “No creo que esté en contacto con mucha gente”. “Gadafi”, prosigue, “no se fiaba de nadie. En sus cuarteles había tres muros de seguridad, y la vigilancia de cada uno de ellos se encargaba a una brigada diferente. Aunque esté entre los Tuareg, tampoco se fiará de ellos. Solo confía en el líder de una guerrilla de Níger al que ha apoyado”.
A otras zonas desérticas del sur de Libia, sospecha El Kuni, trasladó Gadafi gran parte de su armamento pesado cuando los arsenales libios eran castigados por los bombardeos de la OTAN en los primeros meses de la guerra que comenzó en febrero. Y aunque recela de la presencia de militares o policías extranjeros en su país –al igual que el resto de líderes políticos libios--, admite la incapacidad del Gobierno interino para controlar las enormes fronteras de Libia y pide a la comunidad internacional que suministre ayuda tecnológica y material. “Recientemente ha llegado un equipo técnico estadounidense en busca de misiles antiaéreos. Las tribus de la región montañosa de Tibesti nos han dicho que los misiles están allí. Tal vez, Gadafi pretenda controlar esa parte del país”, comenta El Kuni, que tampoco descarta hacer la vista gorda sobre los visitantes estadounidenses. “Dicen ser civiles, pero creemos que también hay militares”, concluye.
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