La Nobel de la Paz Johnson-Sirleaf se perfila como favorita electoral en Liberia
La presidenta se muestra confiada en revalidar su mandato en las urnas
Ha comenzado el lento recuento de votos de Liberia, después de que la jornada electoral transcurriera pacíficamente y entre largas colas de personas que desafiaron una lluvia torrencial. La actual presidenta y flamante Nobel de la Paz, Ellen Johnson-Sirlear, se perfila como favorita en esta disputada elección. Los resultados definitivos de estos comicios, considerados determinantes para consolidar la paz y el desarrollo del país que dejó atrás hace ocho años una larga y sangrienta guerra civil, se harán públicos el próximo 26 de octubre.
La presidenta se mostró confiada en sus posibilidades de renovar el mandato cuando acudió a su pueblo natal, Fee Fee, no lejos de Monrovia, para depositar su voto. "Soy optimista, creo que la gente de Liberia va a hacer lo correcto", dijo Sirleaf a los periodistas.
En total son 16 candidatos presidenciales, todos hombres excepto Sirleaf, de 72 años, pero solo uno de ellos, el exdiplomático de Naciones Unidas, Winston Tubman, tiene posibilidades de alzarse con la victoria. "Estoy convencido de ganar en la primera ronda gracias al enorme apoyo que tengo en todo el país", declaró, tras votar, Tubman, sobrino del expresidente William Tubman, que se mantuvo en el poder en Liberia 27 años.
Tras los focos de la atención internacional, por la concesión del Nobel de la Paz a su presidenta, que estos días han apuntado a Liberia, el país ha vuelto de lleno a una realidad de algunas luces y muchas sombras en unas elecciones con mucho en juego y gran interés en la población. En Monrovia cientos de votantes hicieron cola antes del amanecer, horas antes de que los colegios electorales abrieran sus puertas a las ocho de la mañana.
Se prevé un resultado muy ajustado entre Johnson-Sirleaf -la primera mujer presidenta de un país en África y la segunda africana en obtener el premio Nobel, junto con las otras dos galardonadas de este año- y Tubman, de 70 años, quien presenta al exfutbolista George Weah, muy popular entre la población masculina, como candidato a vicepresidente
Es la segunda vez que los liberianos son llamados a las urnas desde que en 2003 finalizara una guerra civil que había durado 14 años. Entonces, unas 200.000 personas murieron a causa del conflicto y más de un millón resultaron desplazadas. Y esto en un país con unos 3,5 millones de habitantes. Las elecciones de ayer suponen una verdadera prueba para la democracia en un Estado en el que aún hay una misión de paz de la ONU con 9.100 efectivos.
Se prevé un resultado muy ajustado entre ella y Winston Tubman, que presenta al exfutbolista Weah como candidato a vicepresidente
La entrega del Nobel de la Paz a Ellen Johnson-Sirleaf -que obtuvo un máster en la Universidad de Harvard, tiene experiencia en varios bancos y organismos internacionales y Occidente la tiene en alta estima- a menos de una semana de celebrarse los comicios no ha sentado bien entre sus opositores y críticos en Liberia, que lo ven como un gesto de apoyo implícito hacia la actual presidenta justo antes de la convocatoria electoral. A pesar de su elevado caché internacional, el Gobierno de Johnson-Sirleaf ha recibido duras críticas en casa debido a la corrupción y a la ineficiencia para reconstruir infraestructuras y ofrecer servicios básicos a la mayoría de la población, cuyo sueldo medio es de unos 300 dólares anuales, menos de la línea de la pobreza extrema de un dólar al día.
La presidenta ha respondido con una consigna que dice Monkey still working, baboon wait small, algo así como “El mono aún tiene trabajo, los babuinos aún tienen que esperar un poco”. Se refiere a un antiguo dicho liberiano en que el jefe es el mono y ha de hacer todo el trabajo mientras sus rivales son los babuinos, más inclinados a robarle los frutos de su esfuerzo.
Otra de las críticas a la dirigente es sobre su conexión con el exseñor de la guerra y expresidente liberiano Charles Taylor, quien actualmente está siendo juzgado en la Corte Penal Internacional de la Haya por crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos durante la guerra en la vecina Sierra Leona.
La Comisión para la Verdad y Reconciliación establecida en Liberia para cerrar el capítulo de la guerra civil encontró que Johnson-Sirleaf había mantenido varias reuniones con Taylor y había contribuido a financiarle. En su informe final, la comisión incluyó el nombre de la presidenta entre los de quienes no deberían ocupar puestos públicos en Liberia. Tras esto, el Gobierno de la Nobel de la Paz no hizo caso de las recomendaciones de la comisión e ignoró gran parte del informe.
La entrega del Nobel ahora no ha sentado bien entre sus opositores y críticos en Liberia, que lo ven como un gesto de apoyo implícito
El que la jornada electoral transcurriera de forma pacífica afianza la esperanza en que Liberia pueda vivir un boom de inversiones extranjeras destinadas a sus minas de hierro y oro y a su potencial petrolífero.
Este hecho tiene una importancia capital en un país cuyo presupuesto, de 369 millones de dólares (270 millones de euros), es menor que los 425 millones que recibe del extranjero en ayuda al desarrollo (311 millones de euros).
Críticos con el Gobierno de Johnson-Sirleaf la acusan de dedicar gran parte de ese presupuesto nacional a pagar los sueldos de una burocracia hinchada para dar cabida a todos sus aliados. Además, apuntan como preocupante al hecho de que uno de los hijos de la presidenta, Robert Sirleaf, ha sido elegido como miembro del consejo de la Compañía Nacional del Petróleo de Liberia.
Cerca de 1,8 millones de personas se registraron para votar y su participación fue muy alta, pero tendrán que mantener la calma hasta que los resultados definitivos se den a conocer el 26 de octubre.
Liberia es el Estado independiente más antiguo del África subsahariana. Fue fundado en 1847 por esclavos americanos liberados y de ahí el nombre del país. Sin embargo, cuando los esclavos llegaron como ciudadanos libres al continente africano conformaron una élite minoritaria que pronto dominó la política del nuevo país y restringió los derechos de los nativos.
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