Los jóvenes piden la palabra
El 60% de los turcos tiene menos de 35 años. Ya no les sirven las reglas de juego dictadas por los militares
La sociedad turca ha reclamado durante años acabar con la Constitución golpista de 1982 para dotar al país de una Carta magna consensuada. El 60% de los turcos tiene menos de 35 años y a los jóvenes ya no les sirven las reglas de juego dictadas por los militares. Al contrario que sus padres y abuelos, la política fue un terreno vetado para ellos. Muchos crecieron escuchando las historias de familiares que daban con los huesos en la cárcel por llevar la contraria a los poderosos. Ahora son capaces de hablar abiertamente y sin miedo sobre sus opiniones. Las cosas han cambiado mucho desde que las cárceles del país estaban llenas de activistas políticos, militantes kurdos y estudiantes de izquierdas tras el golpe militar de 1980. Pero recuerdan que en su país todavía existe un aparato censor que decide que libros pueden o no publicarse, que miles de páginas de Internet están bloqueadas y que todavía pueden ir a la cárcel por criticar al fundador de la República, Mustafá Kemal, Atatürk. Y reconocen que los gay y transexuales sufren diariamente palizas de la policía, que la mujer todavía no es considerada un igual al hombre y que un trabajador puede perder su empleo por estar sindicado. La nueva Constitución es para ellos la oportunidad de enmendar errores.
Merve Alici, de 24 años
Graduada en sociología e historia por la Universidad de Bogazici. En paro
“La futura Constitución turca debería establecer una igualdad real entre hombres y mujeres. La mujer ha de ser considerada como persona fuera del núcleo familiar. Hay que aupar a las mujeres en el poder, para que se conviertan en modelos de la sociedad, solo así podremos luchar contra la desigualdad laboral o la violencia doméstica. Además debe establecer un nuevo tipo de gobierno, menos centralizado. Ankara debe dejar de ser el único centro de decisión y debe delegar en las regiones. El hecho de que Turquía esté planeando hacer una nueva Constitución es ya un éxito para mi país. Espero que tras todo este proceso, el Gobierno sea un verdadero instrumento al servicio del pueblo”.
Erkan Çen, de 25 años
Kurdo. Estudio derecho y actualmente es becario en un bufete de Estambul.
“El reto más importante para esta Constitución será reformar la definición de ciudadano. Cuando se creó la República, en 1923, las minorías --como los kurdos, alevíes y armenios-- fueron excluidas. Desde entonces, la política gira en torno al origen étnico. A los kurdos siempre se nos ha considerado como ciudadanos de segunda. Llevamos más de 80 años luchando para que se nos reconozca como parte integrante de este país. La cuestión kurda es el gran problema el que se va a enfrentar la nueva Constitución. Actualmente los representantes electos locales pueden ser revocados con una simple orden del Ministerio del Interior. Esto es muy común en las zonas kurdas. Durante años la forma de hacer política en el sudeste ha sido la amenaza y la intimidación. Además está el problema de la violencia, del PKK. Va a ser difícil entablar un diálogo, pero es indispensable”.
Serap Isik, de 30 años
Abogada
“A los jóvenes turcos no nos interesa demasiado la política. Es un defecto inculcado por nuestros padres. Política significa problemas, es lo que te enseñan en casa. No te metas en sindicatos, te dicen, porque si no te despedirán. Esto es la herencia que el golpe de Estado de 1980 ha tenido en nosotros. Turquía necesita una Constitución hecha por el pueblo. Pero por muy democrática que sea, no será nada sin un cuerpo legislativo que la desarrolle. Si el Gobierno tiene un plan B y no es sincero, como mucha gente cree, va a ser precavido para que las modificaciones sean graduales y la gente no las note”.
Sumeyye Turhan, de 31 años
Médico de familia en Estambul
“Cuando estudié medicina en la facultad, no podíamos entrar con velo. Tuve que estudiar toda mi carrera con una peluca puesta. Creo que situaciones como esta, o que no se permita hablar en su propio idioma a los kurdos, son ridículas. Por eso la nueva Constitución debería hacer hincapié en la libertad. Los turcos deberíamos ser suficientemente libres para hablar en la lengua que quisiéramos o vestir la ropa que nuestra religión nos indica. El mayor reto de la nueva Constitución va a ser cambiar los tres primeros artículos de la Carta Magna actual, en los que se define el Estado turco, su idioma y su bandera. Si no consiguen cambiarlo la nueva Constitución no será totalmente democrática”.
Ahmet Ergenc, de 31años
Profesor universitario y traductor.
“La nueva Constitución debe centrarse en conceder derechos a las minorías. No solo a los kurdos, pero también a los armenios o los griegos. Además, creo que es importante la protección de colectivos como los homosexuales, regular su situación, plantear el matrimonio gay. En mi caso personal, me gustaría que se reformaran el servicio militar obligatorio y se mejoraran los derechos de los trabajadores. Por ejemplo, el subsidio de paro aquí dura tan solo seis meses, independientemente del tiempo que se haya trabajado. El Gobierno no es sincero. No quiere cambiar las cosas, simplemente busca acabar con las fuerzas que se opusieron a él en el pasado: los jueces y los militares. El discurso del Gobierno se está volviendo cada vez más despótico y paternalista, por eso no creo que sus intenciones sean soltar el poder. Al contrario, creo que van a servirse de la nueva Constitución para aferrarse a él. La Constitución no va a traer el cambio radical que la gente espera”.
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