Hay dos estilos de ejercer el poder en este oficio. Uno es grandilocuente e impone su agenda por escrito con frases como retos. El otro es discreto y lo hace en privado y sin testigos.
Raramente un poderoso atiende a un solo estilo. La perfección se consigue con dosis adecuadas de poder exhibido y de amenaza callada.
Comentarios
El poder es el arte de las alianzas. Que le pregunten a Gengis Khan, el barbaro mas genial, que de verse solo en la tundra llego a acumular el imperio mas grande que Eurasia ha conocido. A veces se necesita y busca la alianza de los muchos (generalmente en forma de aquiescencia y legitimizacion de un status quo, un sistema cultural, politico y economico) y en otras ocasiones la alianza de los pocos (aquellos sin cuya participacion se viene abajo el negocio, sea de vender churros o informacion). No es casualidad que las primeras iglesias fueran "misterios", y para conseguir su aceptacion fueran necesarias tareas dificiles y penosas. Ni que las primeras sociedades cientificas y comerciales fueran secretas y de sociedad limitada.
O sea, como en el anuncio de los hoteles (dos precios, la misma sensación), dos estilos, la misma intención: mandar sobre los demás por encima de todas las cosas.
Y de todos modos, lo que nos influye la publicidad, a mí al menos, en cuanto a inspiración de ideas. Casi podría decirse que es una de las fuentes cotidianas del ejercicio de la escritura con intención. Una publicidad que tiene también su estilo variado para influir en el público, que no otra cosa es mandar.
Enemigos del pasado son los amigos de presente. Esto lo confirma la historia. El poder no valora el carácter del adversario sino los intereses compartidos. Después de los ataques del 11S presenciamos la decisión de los EE UU con una treintena de aliados, incluidos los tradicionales de siempre, iniciar una guerra contra el terrorismo. Al Qaeda fue el primer acusado y los Taliban que gobernaban en Afganistán eran su mejor aliado. Después de costosos ejercicio de enseñar las fuerzas la coalición no sabe cómo salir sin declarar su derrota. El asesinato de Bin Laden, moribundo en su casa de Abottabad, Pakistán no representa un objetivo valioso. El giro de 180 grado de los EE UU es su negociación con los enemigos, los Taliban, no sorprende a nadie conociendo la historia del país centro asiático.En Irak, los EE UU inicio una guerra injusta con razonamientos y motivos infundados. Después de ocho costosos años en bajas y financiación, y una destrucción total de la infraestructura de un país: más de un millón de víctimas civiles; violación de los más simples derechos de los ciudadanos; meter al país en situación caótica de seguridad, desplazamiento de cuatro millones de ciudadanos y la corrupción de los responsables de la ocupación y de los gobernantes que llegaron sobre los tanques, hoy día los EE UU negocian con un enemigo, Irán (que según los políticos norteamericanos forma el eje del terror y cuyos proyectos nucleares representan la mayor preocupación para occidente en general), para repartir la riqueza y compartir la influencia sobre el país árabe.
Dos estilos, una porra, enseñándola o sin enseñar. No sé cuál hace más daño o cuál consigue más, la bajada de sueldo o la amenaza de quitarlo.
Ahhh!! Gracias Ciro. La publicidad, una de las fuentes de inspiración de escenarios a los que suelo acudir por asimilación, para intentar acercarme con la percepción de los sentidos a los diferentes problemas. El milagro es, ver en 10, 20 o 30” cuanto hay detrás de un anuncio o un eslogan. Uno de ellos resiste a la caducidad del tiempo: ¡¡Yo no soy Tonto!!, dice el actor que simula ser un comprador inteligente. Todo un mundo de profesionales varios, escenarios, medios, empresas, industrias, todo para en un espacio muy limitado de tiempo, ver un solo producto que nos invitará a buscar la fugaz ilusa felicidad de su consumo. La fascinación por lo oculto, en este caso pasa desapercibido y, nuestra percepción de los sentidos nos engaña.
Hace 15 años una responsable de marketing de una empresa importante de medios de comunicación me aseguró: Aquí todo cuanto entra en esta empresa es publicidad. Esta respuesta tajante, venía a cuento del servicio de utilidad pública de cierto servicio que le proponía de una empresa. Desgraciadamente, me confirmaba la presencia anticipada de escritos a los interesados antes de su publicación. Después en el tiempo, también pude comprobar con certeza, la veracidad de dicha afirmación, inclusive en lo que se nos ofrece como noticias. Esto nos lleva a los muchos debates habidos entre los medios de comunicación, sobre las diferentes fuentes de sostenimiento de los medios con la finalidad de mantener la independencia empresarial y el negocio, respecto a la libertad informativa. Sin duda el equilibrio es imposible y la supervivencia difícil. Alguien tiene que pagar de cualquier forma, de momento. Este medio lo hace bastante bien o al menos lo disimula. En todo caso, Gracias a todos los profesionales de El País y a sus lectores que en alguna medida ayudamos a sostenerlo.
Pues sí, manipular y monopolizar son al igual que ahorcar y fusilar, también dos estilos; llevan ya bastantes siglos a cuestas, y a pesar de que la realidad demuestra su total ineficacia, se insiste en continuar su uso. Y nos extrañamos siempre del resultado...
Hay un tercer estilo: el del progre dogmático y endogámico que avergüenza a lo distinto y lo exilia de todo crédito.Eso no es amenaza velada, o directa, es comerle la cabeza a la gente, sin crítica, sin disenso, sólo lo mío. Los jóvenes en institutos y universidades os creen, que es lo peor.Vosotros formáis parte del problema.América Latina, gigantesca e inabarcable en una mente cerrada española, es tabú para vosotros, los mejores aspectos de EEUU son tabú para vosotros, América en general es tabú para vosotros salvo cuando algún loco con uniforme se llena la boca con la palabra 'justicia' y todo cuanto haga queda bién justificado.El libre mercado es tabú para vosotros, la pluralidad de pensamiento y el disenso lo son también, queréis homogeneizarlo todo en virtud de Grandes Verdades, todas con una lúgubre historia detrás, anti-liberales, y con fecha de caducidad.Lluís podría hablar de todo esto también, o uds. Pero como no lo harán, lo hace uno en tres minutitos y listo.
Bassets nos está ofreciendo a propios y a extraños al oficio un compendio de los rasgos esenciales que, a su juicio, definen o mejor, describen, el ejercicio de su profesión hoy. Por lo demás, tras los perroflautas, los porraflautas, que son los que pegan a los perroflautas, los perroflautas del Señor. Acabaremos viendo plumafláuticos, con señor o sin él.
Ojo, la última frase debería ir con interrogación. La precisión, qué importante es en periodismo. Y la concisión. Y si me apuran, hasta la verdad. Es broma. Y por lo demás, Juan Bernardo, luego están aquellos anuncios en que sólo te enteras del mensaje tras verlos unas cuantas veces, seguramente porque piensan que lo oculto del propio mensaje fuerza aún más el interés, sino por el producto, sí por el anuncio, sabiendo que a la larga se convertirá en huella indeleble más del primero que del segundo, con lo que se mantendrá más en la memoria por obra y gracia del misterio.
Por no hablar de lo cotillas que son los periodistas. Una pregunta al tendido: ¿es el periodista un gran cotilla? Ser algo cotilla siempre ayuda un poco al desempeño. Bueno, más que un poco.
Efectivamente Ciro, la Industria del Misterio es muy antigua. Cada cultura la graba a fuego desde la tierna infancia en nuestras indefensas mentes y en el tiempo aparecen diferentes replicas. Desde la Santísima Trinidad, pasando por el paraíso de Mahoma, llegando a cualquier spot de Tv o noticia en la prensa. El caso es, bloquear el resto de los sentidos, para que nos entre por los ojos primando lo que vemos. Así, el misterio prevalece, sin que sepamos el por qué y cómo de las cosa, pero tienen un aspecto magnífico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.