Una activista muere de un infarto tras sufrir acoso policial en el funeral de su padre
El Parlamento iraní declara ilegal la decisión de Ahmadineyad de asumir la cartera del Petróleo
La tensión latente entre la oposición (ilegalizada) y el Gobierno de Irán emergió de nuevo a raíz de la muerte de la feminista Haleh Sahabí durante el entierro de su padre, el veterano disidente Ezatollah Sahabí. Las webs reformistas acusaron a las fuerzas de seguridad de haberla empujado y golpeado, extremo desmentido por las fuentes oficiales. Haleh, de 54 años, que había obtenido un permiso carcelario para asistir al funeral, sufrió un ataque al corazón del que no se recuperó.
El relato de los hechos resulta previsiblemente contradictorio. Según Kaleme, la web del líder opositor Mir Hosein Musaví, Haleh se opuso a que las fuerzas de seguridad se hicieran cargo del traslado del cuerpo. Entonces, uno de los agentes intentó arrebatarle la foto de su padre que llevaba consigo y en el forcejeo cayó al suelo y no volvió a levantarse. Otra web opositora, Sahamnews, añadió que uno de los agentes la golpeó en el estómago.
La agencia Fars, próxima a los Pasdarán, acusó a los opositores de "inventarse los enfrentamientos en el funeral". Sin embargo, la semi oficial Mehr informó de algunos choques, aunque atribuyó la muerte de Haleh a problemas cardiacos previos. Al parecer, la activista tenía altos el azúcar y la tensión. Su hijo, Yahya Shameji, dijo que el ataque al corazón se había debido a la emoción. Un tío de la víctima, por su parte, aseguró que la crisis le sobrevino tras ser "golpeada brutalmente".
Haleh era hija de Ezatollah Sahabi, un respetado político que luchó contra la dictadura del shah y formó parte del consejo revolucionario que siguió a la revolución islámica de 1979, pero que luego se distanció del régimen clerical. El disidente, que tenía 81 años, murió el pasado martes de una hemorragia cerebral. Ante el deterioro de su salud, las autoridades penitenciarias otorgaron un permiso a la activista, detenida durante las protestas que siguieron a la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad en 2009 y condenada más tarde a dos años de cárcel.
Ahora, su muerte puede convertirse en una nueva chispa que reencienda el descontento en vísperas del aniversario de aquellos comicios. Los opositores reformistas, que desde entonces se han visto empujados a la clandestinidad y visto como triunfan las revoluciones populares en los países árabes, planean para el próximo día 12 una manifestación silenciosa en Teherán. De momento, han sido convocados para volver a gritar "Allahu akbar" (Dios es el más grande) desde las azoteas.
El Parlamento iraní censura a Ahmadineyad
El Parlamento iraní ha declarado este miércoles que el presidente Mahmoud Ahmadinejad vulneró las leyes del país al autoproclamarse ministro del Petróleo, al tiempo que ha elevado el caso a los tribunales iraníes para que decidan las acciones a tomar, incremetando así la presión sobre el mandatario para que renuncie al nuevo cargo.
Los legisladores, que han protagonizado en el pasado repetidos enfrentamientos con Ahmadineyad en asuntos políticos clave, han votado a favor de un informe del comité de energía que considera que la decisión del presidente representa una "clara violación de la ley", informa la agencia semioficial Mehr.
En abril Ahmadinejad prescindió del ministro de Petróleo Massoud Mirkazemi dentro de un plan de reducción de carteras ministeriales de las actuales 21 a 17. El movimiento despertó los temores de sus más directos rivales. El presidente ostenta el poder de despedir ministros y de poner en su lugar, durante un plazo máximo de tres meses, a ministros interinos antes de solicitar la autorización del Parlamento para la elección definitva del candidato. Pero la decisión de asumir personalmente la cartera, la más importante en un país cuya dependencia del petróleo es enorme, ha sido vista por muchos como un intento de acumular poder en el seno de la República Islámica y como un desafío para otras personalidades con poder e influencia en el Gobienro.
"Esta acción ilegal y precipitada va contra los intereses de la República Islámica a nivel internacional", ha proclamado el Parlamento, dominado por los conservadores. "Ahmadineyad ya ha tomado decisiones como ministro del Petróleo y continuará haciéndolo, lo que es un claro ejemplo de la injerencia ilegal en los recursos financieros del Gobierno".
El máximo órgano que vela por el cumplimiento de la ley en Irán, el Consejo de los Guardianes, ya había advertido de que la decisión tomada por el presidente vulneraba la ley. Pero Ahmadineyad no ha dado señales de querer cesar en el cargo. Lo único que ha dicho es que se abstendrá de participar en la reunión de la OPEP en Viena prevista para la semana que viene y que enviará a un ministro en su lugar, posiblemente al responsable de Economía Shamseddin Hosseini, según Mehr. Irán es el segundo país productor de la OPEP y actualmente ostenta la presidencia rotativa del grupo.
La palabra final en todo este asunto la tendrá el líder supremo de la Revolución, el ayatolá Ali Khamenei, cuyo respaldo incondicional a Ahmadinejad desde su polémica reelección en junio de 2009 no puede darse ya por descontado, según algunos analistas.
De hecho, Khamenei frenó el pasado mes de abril las intenciones de Ahmadinejad de destituir a su ministro de Inteligencia, movimiento que se interpetró como una insual intervención del ayatolá para recortar las ambiciones del presidente. La actual lucha de poder ocurre a menos de un año de que se celebren elecciones parlamentarias en las que es poco probable que participen las figuras más destacadas de la oposición iraní, y en las que las facciones conservadoras rivales del presidente lucharán por el control de la cámara en ausencia de una representación de los reformistas.
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