Una veintena de muertos por un atentado para vengar a Bin Laden en Pakistán

La venganza de los talibanes por la muerte de Osama bin Laden sigue consumándose. Y uno de sus objetivos son las fuerzas de seguridad de Pakistán, país donde el líder de Al Qaeda fue abatido el pasado 1 de mayo por una unidad de élite estadounidense. Si hace dos semanas un doble atentado suicida contra una academia de policía dejó unos 80 muertos, este jueves otro ataque suicida ha acabado con la vida de 24 personas, la mayoría también agentes.

El atentado, que ha sido inmediatamente reivindicado por los talibanes, se produjo esta mañana cerca de un complejo de edificios oficiales en la localidad de Hangu, en el nororeste del país. Además de las víctimas mortales, la explosión ha dejado heridas a más de 40 personas y ha causado desperfectos en la oficina del jefe policial del distrito, muy próxima al lugar donde el suicida hizo estallar un artefacto que llevaba en su vehículo.

Hangu es una de las localidades de acceso a las áreas tribales de Pakistán, fronterizas con Afganistán y que cuentan con fuerte presencia de grupos talibanes y organizaciones insurgentes. La región es objeto habitual de atentados talibanes, pero los ataques se han recrudecido desde la muerte de Bin Laden. Además del atentado contra la academia policial de hace dos semanas, el más grave que ha sufrido el país este año, y del registrado este jueves, ayer otros siete policías perdieron la vida en otro ataque contra una comisaría en Peshawar y solo hace tres días el Ejército dio por concluido un asalto a una base militar de la sureña ciudad de Karachi, que duró unas 17 horas y dejó entre 14 y 19 muertos.